Acusan a una nutricionista por la muerte de su beba de poco más de un mes en 14 y 57

La muerte de una bebé de poco más de un mes puso a una nutricionista en el centro de la escena. Es su madre, quien ahora está en la mira de la Justicia bajo sospecha de haberla ahogado. En el baño de su casa o en la cocina.

El terrible episodio se registró ayer por la tarde en un edificio de la calle 14 Nº 1223, entre 57 y 58, donde se vivieron momentos de fuerte conmoción y dolor.

Según fuentes policiales y judiciales, en el departamento “B” del sexto piso se encontraban quien fue identificada oficialmente como Florencia Butti, de 36 años, y Emilia, la bebita. Su papá, Juan Garganta (37), todavía estaba trabajando en una obra social situada frente a Plaza Moreno.

En esas circunstancias, por causas que ahora se intentan determinar, la mujer tomó la presunta decisión de sumergir a la criatura en una bañadera o en la pileta de la mesada, donde encontraron rastros de agua en el piso, agregaron los mismos voceros.

Si bien, una vez que llegó un emergentólogo a la vivienda, la nutricionista dijo que su hija se había ahogado con leche, ante las primeras maniobras de resucitación cardiopulmonar, que no pudieron salvarla, “despidió gran cantidad de agua por la boca”, confió un pesquisa en diálogo con EL DIA.

En principio, la causal del deceso, que deberá ser corroborada por los forenses, sería la de “asfixia por inmersión”. Por eso, al cierre de esta edición, permanecía a disposición judicial en calidad de aprehendida.

HORROR INDESCRIPTIBLE

Cuando el departamento “B” del sexto piso empezó a llenarse de gente, a Emilia la encontraron recostada en un cambiador sobre la mesa del comedor, con la ropa puesta, pero “toda mojada”, aclaró el informante. Además, “todo estaba en perfecto estado de uso y conservación”, agregó.

A la nutricionista la notaron “como ida” y además, según testigos, la habrían visto asomarse en forma peligrosa por el balcón de su departamento, que da a la calle.

También escribió una pequeña nota, de poco más de un renglón, en la que, en otras palabras, pedía disculpas por lo sucedido.

Todo ese escenario, llevó a la conclusión de que Butti pudo haber intentado atentar contra su propia vida después de la muerte que encontró la hija.

Ahora, con respecto a las razones que desencadenaron el caso, hay una fuerte hipótesis: que la mujer se encuentre atravesando una situación emocional post parto, que le haya impedido comprender la criminalidad de su acto o que podría atenuar sus consecuencias jurídicas.

A esa situación se la conoce como puerperio, que son los intensos cambios fisiológicos, sociales y psicológicos para toda madre, que acaba de tener familia.

La mujer tiene entonces que asumir su nueva identidad y aprender a lidiar con los cambios hormonales, las preocupaciones, ansiedades y responsabilidades al respecto del cuidado del bebé. Por lo tanto, estos cambios pueden causar síntomas o cuadro clínico, como ansiedad y depresión o trastornos psiquiátricos.

Precisamente, en el hospital San Martín, le realizaban una evaluación para determinar su estado de salud.

¿QUE PUEDE PASARLE?

Como se dijo, la fiscal Betina Lacki aguardaba anoche el resultado de esos estudios, que podría derivar en un pedido formal de detención, bajo cargos por “homicidio calificado por el vínculo” o una resolución de inimputabilidad, que determinaría su alojamiento en un centro especializado para tratar su patología, o un requerimiento de imputación por una figura penal más atenuada, como sería la emoción violenta.

Sea un supuesto o el otro, en la puerta del edificio de la calle 14 se vieron rostros desencajados, ojos desbordantes de lágrimas, abrazos interminables y un dolor que será muy difícil de superar.

Por eso todo el afecto y la contención de los familiares, amigos y compañeros de trabajo, tenía un sólo destinatario: Juan Garganta que, según fuentes de tribunales, es familiar del titular de la fiscalía Nº 11 de nuestra ciudad y acaba de perder a su pequeña hija de la forma jamás imaginada.

Intervino personal de la comisaría quinta, a cargo de Carlos Córdoba, y del Comando de Patrulla local.