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Niñez trans: desafío al mundo binario y reclamo de derechos

La Plata fue sede del primer seminario sobre niñez y adolescencia trans organizado por las propias familias de chicos transgénero. Participaron más de 400 personas, entre docentes, miembros del equipo de salud de la Provincia y de la Justicia

Niñez trans: desafío al mundo binario y reclamo de derechos

Integrantes de Infancias Disidentes y Madres Trans en el seminario en la UNLP / Gonzalo Mainoldi

MARISOL AMBROSETTI
Por MARISOL AMBROSETTI

15 de Diciembre de 2019 | 08:38
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“Vengo sintiendo esto desde que tengo dos años. Una vez, en la escuela, nos preguntaron que queríamos ser cuando seamos grandes. Yo me quiero operar para ser varón, dije. Todos se rieron pero yo hablaba en serio”, cuenta Juan de 13 años en el cierre del primer Seminario sobre Niñez Trans, que convocó a más de 400 personas en el Salón Auditorio de la Facultad de Periodismo de la Universidad Nacional de La Plata.

Gonzalo, otro adolescente trans, cuenta que “hace tres años me di cuenta que soy trans. A los 11 empecé a pensarlo y a los 12 salí del armario con apoyo de mis padres y compañeres. Antes me sentía en la oscuridad de mi propia identidad”.

La iniciativa de convocar a este encuentro inédito en la Ciudad surgió de las propias familias de chicos trans, organizadas en la asociación platense “Infancias Disidentes”. Sumaron el apoyo del Foro por la Niñez y de la Cátedra Libre de la UNLP: “Íbamos a reunirnos en el Liceo Víctor Mercante pero nos quedó chico, nos desbordó la cantidad de inscriptos, hay mucho interés y poca respuesta desde el Estado”, cuentan sorprendidas las organizadoras. Más del 80 por ciento de las asistentes fueron mujeres: madres, docentes, trabajadoras sociales, psicólogas, abogadas y activistas por los derechos humanos, la mayoría, identificadas con el movimiento feminista.

“En el mundo de los niños y niñas no existe tanto el prejuicio ni la discriminación”

 

“Tenemos mucha necesidad de saber cómo abordar la niñez trans en las escuelas porque hoy, afortunadamente, esa identidad ya no se oculta, pero nos faltan herramientas para transformar las instituciones que, históricamente, dividen a las personas entre varones y mujeres”, coinciden maestras y profesoras.

CO-RESPONSABLES

“Te dicen que sos valiente porque ser trans es muy difícil, porque te van a tratar mal”, cuenta Gonzalo, hijo de Susana Roussy, una de las organizadoras del seminario. Frente a un salón auditorio colmado hace un pedido dirigido a los adultos: “Lo peor que le podés decir a alguien que empieza a ‘transicionar’ es que la va a pasar mal. Ya lo sabemos. Apoyen a les niñes cuando hablan, no les adviertan que van a ser infelices”.

Las nuevas generaciones están diciendo que el mundo binario, dividido en hombres y mujeres heterosexuales murió con el siglo pasado. Pero también, que las diversas formas de ser y relacionarse ya no van a tolerar que las silencien, que las traten de enfermas y desviadas, y, mucho menos, que les retaceen derechos.

Argentina ofrece un marco legal de vanguardia para la niñez y para todo el abanico de géneros posibles. Por eso, las organizadoras del encuentro señalan que “es obligación de los adultos conocer las leyes, porque junto con el Estado somos co-responsables a la hora de garantizar el respeto por los derechos de los niños, niñas y adolescentes”.

Verónica Yuri, abogada y expositora durante el bloque legal del seminario detalló que “en Argentina contamos con la Convención sobre los Derechos del Niño, la ley de Niñez 26.061 a nivel nacional, la ley 13.298 en Provincia de Buenos Aires y la Ley de Identidad de Género 26.743, sancionada en 2012, que habla de los derechos de las personas trans, entre ellos el de ser llamadas por el nombre de elección, el de cambio de DNI y el de modificar el propio cuerpo”.

Rosario Hasperué, miembro del Foro por la Niñez, considera que en la infancia la cosa es más sencilla: “A diferencia de lo que pasa con los adultos, en el mundo de los niños y niñas no existe tanto prejuicio ni discriminación; pareciera que las nuevas generaciones pueden entender al ser humano sabiamente y comprender que no es lo mismo el sexo biológico que la identidad de género. Somos los adultos los que tenemos que actualizarnos”.

“Las familias han dejado de expulsar, significa que hay respeto frente a la identidad de género”

 

Si bien todavía no hay estadísticas oficiales sobre población trans (el INDEC prepara la inclusión de preguntas sobre identidad de género para el Censo 2020), el Registro de Violencia elaborado por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos destaca que el 80 por ciento de las mujeres trans latinoamericanas mueren a los 35 años o menos. Esa Comisión señala también que suelen ser expulsados/as de colegios, hogares y comunidades. Como resultado, están más expuestas a situaciones de pobreza, exclusión, falta de acceso a la salud, al trabajo, a la educación y a la vivienda.

No obstante, para la abogada Verónica Yuri, la experiencia de los últimos años indica que “a diferencia de las generaciones anteriores, las familias han dejado de expulsar y empiezan a alojar, esto significa que hay respeto y aceptación frente a la decisión de honestidad que plantean sus hijes, de vivir de acuerdo a su identidad de género”.

El rechazo, según la abogada, persiste en algunas instituciones como la escuela, sobre todo si son confesionales: “Por desconocimiento de las leyes, por estructuras rígidas, por miedo de los directivos, por rechazo de algunos padres, muchas veces se generan complicaciones y vulneración de derechos”.

RENOVAR LA ESCUELA

La división entre varones y mujeres para ir al baño, para hacer educación física o formar en fila, o el respeto por el nombre de elección en el registro de asistencia fueron algunos de los problemas que más se debatieron durante el seminario.

Una docente de cuarto grado de la Escuela N° 2 de Berisso contó que “cuando formábamos para entrar al aula, Sofía - una nena trans que todavía no había hecho el cambio de nombre-, se iba acomodando de a poquito, como con vergüenza, del lado de las nenas”. La maestra captó enseguida la situación y tomó una decisión: a partir de entonces formarían en una sola fila, sin división entre varones y nenas. “Cuando se lo comuniqué al grupo vi una sonrisa de felicidad en la carita de Sofía que no voy a olvidarme nunca, y sentí que había hecho lo correcto”. A Yanina Amor, la mamá de Sofía, la situación no la sorprendió. Es que ella expresó su identidad de género desde muy chica: se dibujaba como nena y se disfrazaba con vestidos desde el jardín de infantes. “A los 8 años, cuando vio que los hermanos y yo la aceptamos tal como es, eligió su nombre y, primero, lo habló con sus amigas más íntimas”. No faltaron sinsabores ni violencia. Un día una amiguita le dijo que no la podía invitar a su cumpleaños “porque mi padrastro no me deja, dice que no quiere putos en mi casa”. Ese día, recuerda su mamá, Sofía se desesperó: “Vino corriendo y me preguntó llorando si ya podía operarse para ser mujer”. Su familia, el gabinete psicopedagógico y los docentes, no obstante, supieron acompañarla y hoy Sofía es respetada por todos en la escuela.

LOS TRATAMIENTOS

El hospital de Niños Sor María Ludovica de La Plata fue el primero de la Provincia en conformar un equipo de atención multidisciplinaria para la Niñez y la Adolescencia Trans. Se creó en 2017 y hasta ahora atendió las consultas de 24 familias. “Esta semana esperamos a un niño de 4 años, el más pequeño que recibimos hasta ahora”, cuenta Mariela Espósito, una de las médicas endocrinólogas del equipo.

Durante su exposición en el seminario explicó que antes “se hablaba de transexualidad en términos patológicos, como disforia o incongruencia de género, hoy en cambio esas categorías cayeron en desuso”.

El rechazo persiste en algunas instituciones como la escuela, sobre todo si son confesionales

 

Tal como dice la ley 26.743, se entiende por identidad de género a la vivencia interna e individual del género, tal como cada persona la siente, la cual puede corresponderse o no con el sexo asignado al momento del nacimiento.

En el hospital Sor María Ludovica “el objetivo principal del equipo es escuchar y acompañar a los niños, niñas y adolescentes trans y a sus familias en la adecuación a la identidad de género de cada chico”, explica Espósito. La primera entrevista está a cargo de los profesionales del Consultorio de Pediatría y Adolescencia. “Es una instancia crucial para escuchar, porque cada persona tiene inquietudes diferentes, algunos querrán hacer un tratamiento de bloqueo puberal y hormonal y otros no, es clave no generalizar y estar atentos a lo que cada uno quiere”.

Además de pediatras y endocrinólogas, el equipo suma psicólogas y una psiquiatra: “Obviamente sabemos que no estamos ante una enfermedad mental, pero muchas veces recomendamos el abordaje psicológico porque el proceso trae muchas implicancias a nivel personal, familiar y escolar”, explica la médica.

Si la persona lo desea, entonces, se ofrece un tratamiento inyectable de “bloqueo puberal”, que es aplicable en una etapa temprana de la pubertad para provocar una regresión de los caracteres sexuales secundarios (evitar el crecimiento de mamas o pene, de vello y menstruación). La especialista explica que este tipo de terapia, que en muchos casos ayuda a aliviar la angustia de los chicos trans, es reversible, es decir que queda sin efecto si se suspenden las aplicaciones. Recién promediando la adolescencia se puede implementar el tratamiento hormonal cruzado, que sirve para obtener rasgos del sexo biológico deseado.

También, a edades más avanzadas podrán completar la adecuación con intervenciones quirúrgicas de reasignación genital. En todos los casos, la ley 26.743 y una reciente resolución de la Secretaría de Gobierno de Salud garantizan la cobertura de estas terapias, ya sea en el sector público como a través de obras sociales y pre-pagas.

La especialista señala que algunos comportamientos se reiteran en muchos niños y niñas trans a partir de los 2 o 3 años, como por ejemplo “el deseo de ser de otro género o la insistencia en que ya se es de otro género, el rechazo a usar prendas del género asignado al nacer y una fuerte aversión, que aumenta durante la pubertad, hacia la anatomía sexual que les tocó”.

No obstante, no es posible generalizar. Cada persona es un mundo. Está el caso de Sebastián, por ejemplo, un chico trans de 15 años que va al Colegio Nacional y que no desea ninguna intervención sobre su cuerpo. Su mamá, Daniela Fuentes, cuenta que “lo que Seba quiso fue el cambio de DNI y lo hicimos, pero por ahora no quiere hormonizarse. El me dice ‘yo no tengo porque modificar mi cuerpo para acomodarme a lo que quieran ver de mí’. Vienen con una cabeza...”, dice la madre orgullosa.

La psicóloga Laura Eduardo, por su parte, explica que “a todos nos resultaría cómodo y tranquilizador decir ‘los trans son así y listo’. Pero el psicoanálisis nos enseñó a atender lo singular del sujeto. Todos tenemos que arreglárnosla con el cuerpo que tenemos y para todos, en alguna medida, será perturbador. Cada uno encontrará la manera singular de vérselas con eso que lo perturba. Y con les niñes, cada uno, desde su lugar, si realmente hace el ejercicio de escuchar lo singular, va a ser capaz de acompañar”.

 

 

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Integrantes de Infancias Disidentes y Madres Trans en el seminario en la UNLP / Gonzalo Mainoldi

El primer Seminario sobre Niñez Trans de la Ciudad convocó a más de 400 personas

Daniela Fuentes, mamá de adolescente trans.- “Seba quiso el cambio de DNI, pero por ahora no quiere hormonizarse. El dice ‘no tengo que modificar mi cuerpo para acomodarme a lo que quieran ver’”

Laura Eduardo, psicóloga.- “A todos nos resultaría cómodo decir `los trans son así y listo´. Pero el psicoanálisis nos enseñó a atender lo singular del sujeto”

Gonzalo, adolescente trans.- “Lo peor que le podés decir a alguien que empieza a ‘transicionar’ es que la va a pasar mal. Ya lo sabemos. Apoyen a les niñes cuando hablan”

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