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Alimentación: ¿Sabemos qué y cómo comemos?

Desperdicio de comida, hambrunas, déficit nutricional, agrotóxicos y productos procesados. La forma en que la humanidad come y se desarrolla, muestra que algo no funciona bien

Alimentación: ¿Sabemos qué y cómo comemos?

Los mejores alimentos son los frescos y naturales

17 de Octubre de 2021 | 09:00
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Desde 1979 cada 16 de octubre se conmemora el Día Mundial de la Alimentación, una celebración promovida por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), con el claro objetivo de disminuir el hambre en el mundo.

Hace dos años que esta fecha se da en el contexto de la pandemia mundial de COVID-19 que puso de manifiesto la fragilidad de nuestras sociedades: la alteración de los sistemas agroalimentarios y una recesión económica mundial, junto con el aumento de la inseguridad alimentaria y la desigualdad; pero también demostró que es posible, además de necesario, seguir trabajando por una meta común: crear un futuro mejor, más sostenible y equitativo para las generaciones presentes y futuras.

Y aunque la alimentación es un acto cotidiano, pocas veces se piensa en la forma como se producen esos alimentos que se eligen, quiénes los han producido y cuántos recursos naturales, económicos o de mano de obra han sido necesarios para tomar el desayuno, la cena o alguna merienda durante el día.

Tampoco analizamos el impacto que tiene el desperdiciar los alimentos. Por un lado, en un mundo en el que actualmente más de 811 millones de personas se encuentran en inseguridad alimentaria la cifra admitida para el desperdicio debería ser cero, pero infortunadamente cerca del 34 por ciento de estos alimentos aptos para el consumo terminan en la basura.

En este sentido, la médica clínica María Alejandra Rodríguez Zía (MN 70.787) analiza la situación alimentaria mundial: “mientras que en los países desarrollados, el principal objetivo es frenar la pandemia, en los países no desarrollados el mayor problema es conseguir comida. En la economía globalizada de la que gozábamos hasta principios del 2020, era posible conseguir los alimentos de cualquier parte del mundo, los 365 días del año, por lo cual el desabastecimiento era una utopía. La pandemia de coronavirus ha traído hambre a millones de personas en todo el mundo: distanciamiento social, falta de trabajo y probablemente que interrupción de la producción agrícola y las rutas de suministro”.

La emergencia de hambre, podría duplicarse a fines de este año, según explicó The New York Times en una nota hace pocos meses.

“La crisis de hambre, es global y está causada por una multitud de factores relacionados con la pandemia de coronavirus y la paralización del orden económico. En un futuro no muy lejano los problemas logísticos en la siembra, la cosecha y el transporte de alimentos dejarán a los países pobres en peligro, sobre todo aquellos que dependen de las importaciones”, explica la doctora.

A su modo de ver la situación, “es probable que la situación de seguridad alimentaria para las personas pobres se deteriore significativamente en todo el mundo. Esto no es por falta de alimentos a nivel mundial, sino por su mala distribución debido al confinamiento, por depender en buena parte de las importaciones. Estaremos frente a una nueva realidad: aprender a vivir de los alimentos que generemos en nuestro lugar en la tierra, sin depender de las importaciones, ni del envío de los alimentos desde grandes distancias. No hay mal que por bien no venga, pondremos la atención en lo que sí se puede generar cerca nuestro. Aprenderemos a comer para vivir y no vivir para comer”.

El Síndrome de Kwashiorkor es el trastorno nutritivo más común en los países en desarrollo

 

CONSECUENCIAS FATALES

El problema de la alimentación tiene consecuencias muy serias sobre la humanidad. Por exceso o por déficit, se trata de una cuestión que afecta la salud de las personas. En muchas partes del mundo, algunos niños se debilitan por falta de comida y enfermedades asociadas.

“Conocemos al Síndrome de Kwashiorkor como el trastorno de la nutrición más común y generalizado de los países en desarrollo. Es una forma de desnutrición por la falta de suficiente proteína en el régimen alimentario. En dicho síndrome es muy frecuente alimentarse solo de papa y harina. El origen de su nombre, proviene de las lenguas kwa y significa “el que se desplaza”, refiriéndose a la situación de los niños mayores que han sido amamantados y que abandonan la lactancia una vez que ha nacido un nuevo hermano”, describe Rodríguez Zía .

Cuando es destetado, y la leche es reemplazada por un alto contenido en fécula, carbohidratos, y es deficiente en proteínas, los niños pueden desarrollar Kwashiorkor. Se lo distingue por hinchazón abdominal, coloración rojiza del cabello y despigmentación de la piel. Su peso es ligeramente disminuido o normal debido a que su apariencia es hinchada, las mejillas redondas y los dientes muestran desgaste, erosión del esmalte.

“Las proteínas son fundamentales para la estructura de nuestro cuerpo y sobre todo durante el crecimiento. Los músculos son fundamentalmente proteína, al igual que la piel, el pelo y las uñas, el sistema inmunológico genera los anticuerpos en base a proteínas, todo el aparato locomotor, huesos, ligamentos y cartílagos crecen en base a proteínas. El consumo de grasas y de hidratos es esencial para el aporte de energía. Como la electricidad de una casa. Pero las proteínas, son los ladrillos que construyen esa casa y si faltan, el cuerpo usa las pocas proteínas que tiene para dar energía de supervivencia para el corazón y el cerebro.

Es decir, que cada vez que comamos solo hidratos y grasa, corremos el riesgo de perder estructura en todos los aparatos descriptos: se cae el pelo, se debilitan las uñas, nos infectamos por una inmunidad pobre (ya sean infecciones respiratorias, urinarias, sinusitis o herpes entre otros), también tenemos debilidad muscular y articular por falta de proteínas. Es vital también para la reparación de tejidos: sin proteínas no cicatrizaremos bien una herida”, agrega la médica.

Los alimentos con alto contenido graso engordan pero no nutren

ALIMENTACIÓN SUSTENTABLE

“Desde hace ya unos pocos años la gente empezó a tomar conciencia de cómo los transgénicos nos estaban enfermando y sobre todo en Argentina, qué fue considerado el segundo país en el mundo de cultivos de transgénicos y contaminación por pesticidas. Hay una mayor tendencia a elegir los alimentos ecológicos, se intenta que estos se abaraten poniendo en contacto directo al productor y el consumidor. Una fruta o una verdura transgénica nos llenan de contaminantes y nos desnutren, porque con el paso de los años cada vez más los suelos están arrasados de su verdadera composición y por lo tanto están contaminados. Se han encontrado en el lecho del río Paraná pesticidas como el glifosato y por otro lado, la carencia de nutrientes debido a haber arrasado el monocultivo de soja de una manera muy excesiva, tanto, que se llegó a transformar la Pampa húmeda en Pampa seca con cambios del suelo que arcilloso, generaba inundaciones. Esto a su vez producía mayor erosión de los nutrientes que debería tener la tierra para que luego lleguen a nuestro cuerpo los nutrientes básicos de minerales y de vitaminas que una fruta y una verdura deben de proveernos. Sabemos por análisis de frutas y verduras que las mismas están mucho más carentes de nutrientes básicos, qué hace 40 o 50 años. Por lo tanto comparar hoy un producto que es verdaderamente ecológico, hace que la nutrición que llegue a nuestro cuerpo básicamente en relación a vitaminas minerales y también aminoácidos sea muy superior”, dice Rodríguez Zía.

Para la especialista, dentro de la educación que se está dando a la población para mejorar su nivel alimentario se impone fundamentalmente el Low Carb High Fat, es decir que bajen los carbohidratos y que suban las buenas grasas. “Al disminuir los hidratos invitamos a que no se consuman alimentos empaquetados. Por otro lado, el hecho de que una persona compre etiquetados o sea productos envasados, sí le va ayudar tener el conocimiento en sus ingredientes. Pero de todos modos siempre es mejor comprar alimentos frescos”.

 

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