VIDEO. Primero hay que saber sufrir: la Scaloneta y el dulce camino a la gloria

El triunfo en el Maracaná, contra Brasil, en la final de la Copa América 2021, no sólo sumó otra página dorada a la rica historia de la Selección Nacional, sino que además le hizo creer al equipo de Lionel Scaloni que el sueño más grande de todos, el de llegar a una Final del Mundo y ganarla, era posible.  

Con la hazaña de Río, la Argentina empezó a dejar de llorar las finales perdidas, como bien evoca la canción que todos y todas cantamos en este Mundial, "Muchachos, ahora nos volvimos a ilusionar". Así, la Scaloneta se hizo constructora de su propio camino, con humildad y perfil bajo, pero con un norte fijo, ir a Qatar y volver con la Copa que levantó Diego Maradona en el ‘86. 

El sueño empezó con un traspié inesperado que muchos analistas dedicados a la estadística del fútbol lo calificaron como "la derrota más insólita de la historia de los mundiales". Y es que ni el más pesimista pensó que la Argentina caería ante Arabia Saudita, menos aún después de haber inaugurado el marcador con un gol de Messi de penal casi desde el vestuario. El equipo árabe sacó adelante un partido memorable, imponiendo superioridad física y táctica, y en una ráfaga de cinco minutos logró dar vuelta el cotejo y sentenciarlo con un 2 a 1, para los anales de la historia como la recordada derrota ante Camerún por 1 a 0 en Italia ‘90. 

Los ánimos de la Scaloneta no llegaron de la mejor manera al segundo desafío, contra México. Otra derrota era armar las valijas y un empate, dado los resultados de la primera fecha, era algo así como extender la agonía a un tercer partido. Después de un primer tiempo opaco para ambas selecciones, en la segunda etapa apareció el genio, Lio Messi, con un disparo cruzado de afuera del área que se coló en el palo izquierdo del arquero Memo Ochoa. El marcador se abrió en un momento de zozobra y eso permitió liberar los fantasmas que empezaban a sobrevolar en la cancha. 

Con el implacable gol de Lio, la Scaloneta se descolgó la pesada mochila de la derrota del debut. De ahí en más todo fue diferente. Con otro semblante, Argentina dominó a los mexicanos y con una pincelada de Enzo Fernández, una de las grandes apariciones de esta campaña mundialista, selló un 2 a 0 inolvidable y que se disfrutó al máximo por la rivalidad que las hinchadas de los dos países manifestaron en la previa.  

Después llegó el gran duelo de Messi y Robert Levandowski, otra de las estrellas de Qatar 2022. Si bien el dominio de Argentina sobre Polonia fue absoluto y sobraron las posibilidades de gol, el primer tiempo cerró en cero y dio lugar a la impaciencia. Es que Argentina, que dependía de sí misma, debía ganar para asegurarse el pase a la siguiente ronda. Por suerte, la recompensa llegó enseguida, en el inicio de la segunda parte, con una exquisita definición de Alexis Mac Allister. Poco después logró conectar con la red el pibe de oro, Julián Álvarez, para sellar otro 2 a 0.  Argentina mereció más en todos los partidos, pero eso no impidió que terminara como líder del grupo C del Mundial. A la postre, Arabia Saudita había sido un cachetazo a tiempo. 

La siguiente estación de la Scaloneta sería la sorprendente Australia, que había dejado en el camino nada menos que a Dinamarca, una de las revelaciones de la Eurocopa. Los oceánicos se hicieron fuertes desde lo físico y lo táctico al punto de haber sido, tal vez, el rival más tozudo que tocó enfrentar en el periplo hacia la final. Un penal convertido por Lio Messi en el primer tiempo generó alivio en un partido trabado, y en los primeros minutos de la segunda parte un gol de Julián Álvarez hizo presagiar un final distendido. Pero nada transcurrió como se pensaba. Los australianos salieron en busca del descuento y lo lograron. Sin conformarse, vendieron cara la derrota. Una tapada de película de Dibu Martínez, en lo que fue su primera gran atajada en el Mundial, preservó el 2-1 y salvó a la Selección del trago amargo de ir a un inmerecido alargue. 

Así llegó Países Bajos, el rival que, de acuerdo con la lógica del fixture, el mundo del fútbol esperaba desde balcones alquilados. Una previa picante, similar a la de México, pero no por un encono entre hinchadas, sino por el tenor de las declaraciones de algunos protagonistas neerlandeses.  

En la cancha fue todo de Messi y compañía. Una jugada maravillosa que incluyó un pase riquelmeano de Lio y una definición a lo “malabarista” de Nahuel Molina generó la apertura del marcador y llevó calma al equipo nacional. Faltando 17 minutos para el final, el 10 argentino amplió la ventaja desde los doce pasos. Todo era fiesta. Pero la ex Holanda, que había hecho muy poco para borrar el sueño argentino, descontó a falta de siete minutos para el final. Los cambios de Van Gaal y su apuesta por delanteros altos le tributó buen resultado. Y había que sufrir, porque en el décimo y último minuto de descuento, en la última jugada, la Orange llegó al empate. Un baldazo de agua fría, pura desazón. Argentina incluso generó vastas oportunidades para ganarlo en el alargue, pero como en Brasil 2014, la suerte la definieron los penales. Una vez más volvió a aparecer la enorme figura de Dibu Martínez, que frenó a dos de los mejores “shoteadores” naranjas como Virgil Van Dijk y Berghuis. Los de la Scaloneta ejecutaron con criterio y llenaron el tanque para otra parada brava en las semis. 

Enfrente, Luka Modric y la guerrera y combativa Croacia, que venían con el lauro de haber jugado la final en Rusia 2018. Si bien los europeos atinaron en los primeros minutos a imponerse desde la tenencia de pelota, el seleccionado celeste y blanco supo esperar y aprovechar su oportunidad. Una contra de la mano de Julián Álvarez terminó en penal y Lio Messi se encargó de colocarla en un ángulo para dar rienda al festejo. De ahí en más, los croatas se desdibujaron y la Argentina tomó el mando definitivo. Después fue Julián quien estiró la ventaja a 3 a 0, primero con una corrida memorable a partir de mitad de cancha y luego, sobre el cierre del partido, con una serie de gambetas de Messi en el flanco derecho para que la Araña sólo diera el pase a la red. Con una contundente goleada, el mejor resultado obtenido en Qatar 2022, la Scaloneta se aseguró la última parada, ante Francia, por la anhelada Copa del Mundo. 

Finalmente este domingo llegó Francia, el rival más temible. Pese a ello Argentina jugó un partidazo. Lo dominó durante gran parte del encuentro e incluso a 10 del final le ganaba con comodidad 2 a 0. Pero en una ráfaga Mbappé mostró todo su oficio y con un doblete lo empató para ir al tiempo suplementario. Allí Messi puso el 3 a 2 que parecía definitivo, pero nuevamente los galos empataron y forzaron los penales. Allí Dibu Martínez volvió a ponerse el traje de héroe y Argentina pudo levantar su tercera copa del mundo.