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Revista Domingo |ARQUEOLOGÍA

Bonampak, las pinturas murales de los mayas

Cerca de la frontera entre México y Guatemala se encuentra uno de los yacimientos arqueológicos más espectaculares que existen en Centroamérica: Bonampak, una antigua ciudad maya donde se pueden contemplar sus impresionantes pinturas murales

26 de Julio de 2015 | 00:31

Bonampak es una ciudad maya que floreció durante el Período Clásico de aquel imperio y que “probablemente tuvo ocupación aldeana unos siglos antes, alrededor de unos 250 años d.C.”, señala el arqueólogo Héctor Cuevas Fernández, titular de la zona arqueológica de Bonampak y las de Palenque y Yaxchilán, otros lugares mágicos de ese territorio.

El auge cultural y poblacional se ha ubicado entre los años 650 al 850 d.C. El significado “toponímico” maya del lugar se traduce como “muros pintados”, pues “dentro del edificio principal se localizan los famosos y bien conservados murales, pinturas muy llamativas y realistas que aportan gran conocimiento acerca de la vida cotidiana e historia de los antiguos pobladores de ese sitio”, explicó Cuevas.

Bonampak se ubica en la selva Lacandona de Chiapas, al sureste de México, en el valle del río Lacanjá. Su extensión es de más de cuatro kilómetros cuadrados.

Cuevas detalló que “las principales edificaciones se construyeron sobre una cadena de colinas que corren por el centro del valle, desde la sierra de la Cojolita hasta la orilla del río”.

“Solo está explorado y abierto al público el Conjunto de la Gran Plaza y la Acrópolis, que cierra Bonampak por el sur, ya que ahí se encuentra el célebre edificio con las pinturas murales”, motivo de peregrinación todos los años de decenas de miles de turistas mexicanos y extranjeros, añadió.

DESCUBIERTO HACE SIETE DÉCADAS

El conjunto es un espacio rectangular de 110 metros de largo por 87 metros de ancho “y su eje mayor está orientado en dirección noreste-sureste”.

Bonampak cuenta con un Decreto como Zona de Monumentos Arqueológicos, publicado en el Diario Oficial de la Federación el 9 de diciembre de 1993 y otra declaración como Monumento Natural, por Decreto publicado en el diario Oficial de la Federación del 21 de agosto de 1992.

El sitio arqueológico de Bonampak se ubica en la selva Lacandona de Chiapas, en el sureste de México, en el valle del río Lacanjá

Se atribuye su descubrimiento al estadounidense Giles Healy y el mexicano Mateo Bolívar, durante los meses de abril y mayo de 1946, aunque estos aventureros “fueron informados de la existencia de las ruinas por los indígenas lacandones”, quienes conocían antes estos monumentos, “ya que acudían al sitio a realizar cultos en los edificios de la ciudad prehispánica”.

A dos de ellos, José Pepe Chambor y Acasio Chan, se les da también el crédito de haber encontrado el recinto.

En 1948, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) de México y el Instituto Carnegie efectuaron una expedición, en la que se limpiaron las paredes que soportan las pinturas con queroseno, “lo que provocó que la capa calcárea que las cubría se tornara transparente para que se realizaran varias tomas fotográficas”, narró Cuevas.

Dentro del Proyecto “La pintura mural prehispánica en México”, que se inició en 1990, a cargo del Instituto de Investigaciones Estéticas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), la mayor casa de de estudios en español del mundo, las acciones que emprendieron los miembros del programa estuvieron encaminadas al registro y estudio de los murales precolombinos, entre ellos los de Bonampak, donde a partir de 1997 el investigador Ernesto Peñaloza fotografía por vez primera la totalidad de las pinturas de los tres aposentos del edificio 1 del sitio arqueológico.

Las pinturas ancestrales que allí se han encontrado datan del año 790 de nuestra era

En 1996, se inicia el Proyecto de Documentación de Bonampak, coordinado por un equipo de investigadores de la Universidad de Yale (EE. UU.). Este proyecto incluyó la realización de un estudio más detallado de las pinturas, un nuevo rescate fotográfico y la manufactura de las reproducciones de los maravillosos murales.

ESTELAS DE PIEDRA, RELATOS DE UNA ÉPOCA

Actualmente el encargado de los proyectos de investigación y mantenimiento mayor en la zona arqueológica de Bonampak es el arqueólogo Alejandro Tovalín Ahumada, adscrito al Centro INAH-Chiapas, “quien en noviembre de 2009, localizó una tumba bajo la cámara central o crujía 2 del edificio 1 o de las pinturas”, según Cuevas.

En cuanto a la atención a las pinturas murales, la encargada de su limpieza y consolidación, así como de restitución pictórica, es la restauradora Haydeé Orea Magaña, “quien ha trabajado junto con un equipo de restauradores para beneficio y salvaguarda de las pinturas murales durante los últimos años”, agregó el especialista.

“Las estelas (bloques monolíticos en forma de lápidas) nos proporcionan datos relevantes de hechos históricos que son inscritos, tanto en los recubrimientos de los edificios (estucos), como en piedra y, posiblemente (aunque no se ha dado el caso), en cerámica y quizás en madera”, explicó el experto.

De las estelas más importantes, podemos mencionar que en la número 1 se alude al quinto aniversario de gobierno de Chaan Muan II, último gobernante conocido de Bonampak.

Mide 5,06 metros de altura por 2,60 metros de ancho y de 18 a 20 centímetros de grosor. Su cara está labrada y mira a la acrópolis. En ella se representa al señor Chaan Muan II vestido con lujosos ropajes y un alto tocado.

En la mano derecha lleva una lanza ceremonial y en la izquierda un escudo con la cara del dios jaguar del inframundo. Bajo sus pies hay una franja que tiene los nombres de sus padres y, junto a su pierna izquierda, su propio nombre. Al pie del conjunto está la cabeza del monstruo de las cavernas.

En la estela número 2 se rememora su ascenso al poder en el año de 776 d.C. Cuevas relató que “en ésta el gobernante está acompañado de dos mujeres, según los investigadores, posiblemente su madre y su esposa. La última provenía de la élite de Yaxchilán”.

En la estela número 3 se consignan 10 años de gobierno de Chaan Muan II, y está fechada en el año 785 d.C.

COMPLEJA TECNICA

Las pinturas han sido fechadas en el año 790 de nuestra era y fueron llevadas a cabo “mediante una compleja técnica”, que consiste en “trazar y pintar sobre un enlucido fresco de cal, sobre el cual se aplicaron los pigmentos diluidos en un medio de agua de cal (lechada), mezclado con algún aglutinante orgánico”, detalló Cuevas.

Las estelas nos proporcionan datos relevantes de hechos históricos que son inscritos tanto en los recubrimientos de los edificios como en la piedra

Los tres cuartos muestran la narrativa pictórica de una serie de eventos de la época con un gran realismo.

En la primera habitación se aprecia una procesión de sacerdotes y nobles. Una serie de músicos tocan trompetas, posiblemente fabricadas de madera, otros tañen tambores, y algunos otros instrumentos. Son notables otros personajes con una gran variedad de trajes y adornos, mientras los nobles aparentan charlar entre sí.

El segundo cuarto muestra una dramática escena de guerra, con prisioneros a los que les son arrancadas la uñas de los dedos de las manos, sentados ante el Señor Chaan Muan II de Bonampak. Se presume que los prisioneros eran preparados para el sacrificio humano.

La tercera habitación muestra una ceremonia con bailarines ricamente ataviados y usando máscaras de dioses y a la familia gobernante autosacrificándose, punzándose la lengua con agujas de maguey hasta hacerla sangrar para, posteriormente, ofrendar el líquido preciado a los númenes que adoraban.

Este acto es uno de los variados sacrificios que practicaban los mesoamericanos. La escena está acompañada por fechas numerales y los nombres de los participantes en la ceremonia.

Los últimos actos que realizó Chaan Muan II están presentes en las pinturas del edificio número 1. En las imágenes presenta a su hijo como heredero al trono. Además de los preparativos para una batalla, eventos que se acompañan de autosacrificios propiciatorios por la familia gobernante.

“También se muestra el acontecer de la batalla, donde se obtenían cautivos, los cuales eran sacrificados en una fastuosa ceremonia que era acompañada de danzas y nuevos sacrificios”, añade Cuevas.

Todos estos acontecimientos sucedieron en un lapso que va de 790 a 792 d.C., y marcan los últimos hechos y el fin del linaje de los señores de Bonampak. “Después de plasmar estos eventos históricos, la ciudad quedó abandonada en la selva cerca de 12 siglos”, concluye el especialista.

La sociedad maya del Periodo Clásico tenía como base económica de subsistencia la agricultura, complementada con los abundantes recursos de la selva. Estaba organizada en varios estratos o clases sociales. Sus habitantes pertenecían a ellos “básicamente por nacimiento, matrimonio o por aprender un oficio especializado”, puntualizó Cuevas.

En la cúspide de esa pirámide social se encontraba la nobleza que se sostenía mediante un tributo, encabezada por un señor que gobernaba sobre una ciudad y la región que la rodeaba.

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