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Tendencias: los “argenchinos” y las costumbres de la cuarta inmigración

La china ya es la cuarta nacionalidad más grande en el país, y sus integrantes refieren cómo se fueron adaptando a una cultura muy diferente pero que ya sienten como propia

Tendencias: los “argenchinos” y las costumbres de la cuarta inmigración

Steven consiguió su primer trabajo en un restaurante coreano en Once / Camila Godoy, télam

11 de Julio de 2021 | 03:24
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Incorporados ya definitivamente al “fulbito” y los asados en familia, más de 200 mil personas de una cultura muy diferente y lejana comparten desde hace algunas décadas las costumbres más arraigadas de nuestro país. Son los “argenchinos”, ya protagonistas de la cuarta inmigración más grande de Argentina, y con la característica de encontrarse aun en pleno desarrollo por tratarse de una migración nueva si se la compara con los flujos europeos de principios del siglo veinte.

“El lugar más lejos del planeta donde puede ir una persona que emigra desde China es Argentina -afirma el investigador Gustavo Ng, descendiente de chinos cantoneses que co-fundó la primera revista de intercambio cultural Argentina-China, llamada Dang Dai -hay otros países de América que tienen inmigración China desde 1840, como Perú, pero esta en Argentina es muy reciente en comparación al resto del mundo, porque estamos muy lejos”.

“La primera corriente migratoria significativa hacia Argentina, en cuanto a cantidad de personas - señala Ng - empezó en la década de 1970, cuando vinieron familias taiwanesas, y a partir de la segunda mitad de los `80 en adelante empezaron a venir los fujianeses desde la zona costera de la China Continental a la Argentina, pero más del 90 por ciento son de la provincia de Fujian. Si bien los taiwaneses son poquísimos en relación con los fujianeses en Argentina, tienen más visibilidad porque venían con un entrenamiento de inglés debido a las relaciones entre Taiwán y Estados Unidos, entonces ellos conocen más el código occidental, tenían más herramientas para comunicarse y adaptarse”.

“La migración china residente en la Argentina -señala por su parte Laura Bogado Bordazar, Magíster de Relaciones Internacionales- se ha caracterizado por ser una migración nueva en comparación con las europeas del siglo pasado. Y si bien hay estimaciones de la cantidad de chinos en la Argentina, los datos no son oficiales y presenta dificultades para calcularse, pero se estima que actualmente son 200 mil migrantes o más”.

Ana Kuo (50) nacida en la ciudad de Tainan, ubicada en el sur de Taiwán, llegó a Argentina a sus 13 años, en 1983, y recuerda que “yo no sabía dónde quedaba, solo sabía algo de la guerra con Inglaterra, y la verdad es que hoy no sabría definirme solo como china, taiwanesa o argentina. La cultura taiwanesa tiene un 90% de cultura china, pero yo me identificaría más como “argenchina”.

Ana vive actualmente junto a sus dos hijas y con su pareja, cursó la secundaria en nuestro país, también estudió profesorado de inglés y ahora está terminando la Licenciatura en gestión educativa. Cuando llegó al país lo hizo junto a su familia, y en Taiwán convivían en una casa en una zona céntrica con sus abuelos y tíos. Su mamá era obrera en una fábrica textil, el papá trabajaba con la familia y no tenía dinero propio sino que los abuelos lo administraban. Cuando llegaron a Argentina se alojaron en la casa de las personas que los ayudaron a concretar el viaje. “Nos alquilaban a buen precio y nosotros veníamos con dólares, así que ellos felices”, dice.

Ana cuenta que, en aquella época, conocieron a un chef que los capacitó para abrir una rotisería. “No sé cómo hicieron -dice- porque de mi familia nadie hablaba nada de español, pero parece que el chef igual se las arregló, y así mis padres comenzaron a vender las comidas más básicas argentinas, que nosotros ni conocíamos, como el pollo al spiedo, las papas fritas, lenguas a la vinagreta o ensalada rusa, hasta que luego, mis padres se dedicaron al supermercadismo”.

“La instalación de los almacenes y luego de los supermercados -explica la doctora en Antropología Social Luciana Denardi, que trabaja sobre diferentes aspectos de China desde 2012- fueron espacios donde los inmigrantes chinos podían darle trabajo a otras personas de la comunidad y ayudarse mutuamente, además de que esa actividad no les exigía tener mucho conocimiento del idioma. Después todo se fue diversificando, porque los hijos comenzaron a estudiar en escuelas y universidades argentinas, y muchos se fueron formando en áreas predominantemente económicas, pero también en medicina, administración de empresas, importación y exportación, diseño gráfico, arte, arquitectura, la enseñanza, o la traducción del idioma”.

En cuanto a las generaciones de migrantes, la antropóloga explica que “se dividen por franjas etarias. De las familias taiwanesas, la primera generación sería la de los primeros que llegaron, que ahora pueden tener entre 70 y 80 años y que no aprendieron el idioma porque básicamente no lo necesitaban; la segunda serían sus hijos, que tendrán unos 40 años y se escolarizaron en Argentina, por lo tanto están más integrados, saben el idioma y fueron traductores de sus padres en escuelas y hospitales; y la tercera serían los nietos de la primera generación, que son los nacidos en Argentina. Pero en el caso de los provenientes de China continental, tenemos solo dos generaciones”.

LA VIDA SOCIAL

Desde hace más de 25 años, Ana Kuo se dedica a la enseñanza de inglés y chino en el país, y debido a su experiencia y su necesidad de transmitir la cultura, creó en 2005 la Asociación Cultural Chino Argentina (ACCA), que preside, donde recibe a 1.500 alumnos que estudian Chino Mandarín, medicina china, artes marciales, Tai chi chuan, Kung Fu, caligrafía y pintura china.

La vida social de Ana transcurrió mayormente en su círculo de amistades de su comunidad, y construyó su familia, con dos hijas que nacieron en Argentina. Pero el hermano menor de Ana, Cheng Chung, no pudo echar raíces y regresó en diciembre de 2020 a Taiwán, para establecerse allá, luego de intentar sostener distintos comercios acá.

“Algunos vuelven y otros no, pero influyen un par de cosas -señala el investigador Gustavo Ng- como el apego a la familia más fuerte, más que en otras migraciones. Porque los chinos continúan siendo chinos en otros países, como en Estados Unidos, donde hay sexta u octava generación que todavía se sigue volviendo a China. Ellos vienen acá a progresar, no a dejar de ser chinos. Otro de los factores es que empieza a haber una diferencia muy grande entre China y Argentina porque, desde hace cinco años, China presenta más oportunidades para progresar”.

Otro caso es el de Steven Lin (45), quien nació en Fuqing, provincia de Fujian, ubicada en la zona costera de China Continental. Allá vivía con sus abuelos, su papá, su mamá y su hermana.

“Era una zona muy pobre -cuenta- por ejemplo no había carne. Pero yo ahora me identifico como “argenchino”, y uno de mis mayores hobys es hacer asados con amigos”.

Steven llegó al país junto a su padre en 1993, a sus 18 años. Su papá era ingeniero y vino con un contrato por tiempo determinado y él lo acompañó porque, después de terminar la secundaria, prefería trabajar, y de Argentina cuenta que solo conocía a Maradona antes de venir.

Actualmente vive con su esposa Cristina, su hija Emily (8) y su hijo Alex (11), y se dedica a la exportación de vinos a China y a la importación de artículos de fútbol como pelotas y camisetas. Además, preside la Fundación benéfica “Bofeng”, creada para brindar ayuda a estudiantes en áreas afectadas por la pobreza para que completen con éxito sus estudios, en la cual trabaja en conjunto con empresas supermercadistas.

Steven recuerda que “para llegar a la Argentina viajamos durante dos días”, y que la empresa que contrató a su papá los fue a buscar al aeropuerto y los alojó en el centro porteño en una habitación sin baño con cama cucheta donde también vivían otras personas de la colectividad que se dedicaban a otras actividades como albañilería, ayudantes de cocina, gastronómicos o supermercadistas. “La primera noche no podía dormir -relata- era muy chico el lugar y estaba con los horarios cambiados porque hay 11 horas de diferencia entre China y Argentina. Extrañaba mi casa, la comida, los amigos”.

Fue así que mientras su papá trabajaba en la empresa, él consiguió su primer trabajo en un restaurante coreano, donde hacía delivery, limpieza y era ayudante de cocina, pero también trabajó como mozo los fines de semana y así de a poco fue aprendiendo el idioma, hasta que cuando a su papá se le terminó el contrato, se juntó con cuatro socios y en 1997 abrieron un restaurante tenedor libre.

“Ahí empezó a mejorar nuestra vida -asegura- hasta que terminó la moda del tenedor libre en 2001 con el corralito y nos volvimos a China”.

“En el 2001 muchos se fueron -indica la antropóloga Luciana Denardi- y ahora lo que algunos empiezan a decir es que hay muchos chinos volviendo a China también, por la pandemia, la situación económica, muchas dificultades, pero también hay familias que se establecieron acá”.

En el caso de Steven y su papá, en 2003 volvieron a la Argentina y con parientes abrieron varios supermercados que mantuvieron durante doce años, hasta el fallecimiento de su padre el año pasado.

“La gran industria de supermercados que incidió de una manera muy fuerte en la venta minorista en Argentina -refiere el investigador Gustavo Ng- si bien había comenzado con los taiwaneses, se produjo a partir de la inmigración de fujianeses”.

“En la Ciudad de Buenos Aires encontramos un supermercado propiedad de migrantes chinos cada dos o tres cuadras -completa Denardi en su investigación - esa saturación de la ciudad los llevó a expandirse a las segundas ciudades del país, como Rosario, Córdoba, Mar del Plata o La Plata”.

200.000
Personas: La inmigración china en la Argentina es la cuarta más grande de nuestro país, la única que no proviene de un estado limítrofe.
Principales lugares de origen
Jiangxi, Xinhua, Guangxi, Anhui, Guangdong, Wenzhou, Zhejiang, Shanghai y, en particular, la provincia de Fujian, en especial de sus municipios de Fuzhou, Pingtan, Fuqing, Lianjiang y Minquing. También de la isla de Taiwán.
Los períodos
Primer período: durante la guerra entre China y Japón (1894) hasta 1949, al finalizar la guerra civil china
Segundo período: Comienza en 1949
tercer período: Comienza en la década del 70.
Cuarto período: Comienza en 2001

 

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Steven consiguió su primer trabajo en un restaurante coreano en Once / Camila Godoy, télam

El abuelo de Qian Ma llegó en los 70 / Julián Álvarez, télam

Ana Kuo llegó en 1983 y hoy vive en el barrio Caballito, es profesora de inglés y está terminando la licenciatura en Gestión Educativa / télam

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