Juicio por jurados, en una experiencia de laboratorio

"Tamara Peña", una peluquera de un salón de belleza, mató de un disparo a su ex pareja, "Manuel Gómez", un hombre que la engañó, la dejó y luego se negó a pagarle una deuda por un dinero que la mujer le había prestado. Se la juzgó y el veredicto la declaró inocente. Finalizó así un proceso penal con más de una hora de testimonios, la temblorosa declaración de la acusada y encendidos alegatos del fiscal y el abogado defensor. La situación fue una dramatización de lo que sería un juicio por jurado que tuvo lugar en la facultad de Derecho de la UNLP y que sirvió como clase práctica de un sistema de juzgamiento por el que aboga su aplicación una asociación de letrados que lo considera la única manera de que el Poder Judicial sea "imparcial y republicano".

La escenificación se basó en una caso verídico, aunque fueron cambiados los nombres de los protagonistas; hubo un guión que siguieron las partes pero que desconocían por completo el juez y el jurado; y participaron el profesor de Derecho Procesal Penal, Héctor Granillo Fernández -encarnó al magistrado-; el fiscal adjunto de Casación Penal de la Provincia, Jorge Roldán -acusador-; el Defensor General del Fuero Penal de La Plata, Omar Ozafrain -abogado defensor- y alumnos de Derecho que interpretaron a la imputada, los testigos y los doce integrantes del jurado.

Con escenas de un notable histrionismo y el despliegue de la vasta experiencia del fiscal y el abogado defensor -únicos del "elenco" en un rol que cumplen en la realidad- el juicio por jurado, organizado por la agrupación estudiantil Nuevo Derecho, se desarrolló paso por paso y con el protocolo de rigor. Subieron al estrado dos testigos de la parte acusatoria, un allegado de la procesada que brindó un testimonio a su favor y la imputada; el fiscal, en su alegato, refutó la posibilidad de que el homicidio hubiera respondido a la "legítima defensa", que fue el argumento que utilizó con vehemencia el defensor a la hora de apelar a un "veredicto responsable".

Con 10 votos de culpabilidad la acusada sería condenada; con 6 de absolución, sería declarada inocente y por lo tanto quedaría en libertad, y así ocurrió luego de unos 15 minutos de discusión, a solas, del jurado.

Los alumnos que integraron el jurado vieron, al comienzo de la cursada, "Doce hombres en pugna", un clásico del cine donde se plantean las diferencias éticas y de conciencia de los representantes del pueblo que deben dirimir sobre un caso que al principio se presenta cerrado y con el correr de las horas se abre en un intenso debate. Uno de los estudiantes contó, luego del veredicto y ya "volviendo a clase", que las deliberaciones que protagonizó le recordaron la película. "Al principio la mayoría opinaba que Tamara Peña era culpable, pero empezamos a discutir y al final 6 la condenaron y 6 la absolvieron", comentó.

Granillo Fernández es presidente de la Asociación Argentina de Juicio por Jurado. Concluido el simulacro del proceso, consignó que en la provincia de Córdoba hace más de diez años que existe el sistema, y en Chubut, Neuquén y Río Negro las legislaturas están por aprobarlo. "En la de Buenos Aires lo analizan en Diputados y esperamos que se sancione pronto, porque el Judicial es el único de los Poderes que no tiene representación popular o republicana", aseveró.