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Séptimo Día |ELVIO GANDOLFO

“Escribir es buenísimo”

Reconocido por colegas de distintas generaciones, el escritor mendocino es uno de los participantes más destacados en la programación de la próxima feria de editoriales Edita

“Escribir es buenísimo”

Gandolfo será una de las figuras convocantes en la feria edita que se realizará el próximo fin de semana en el Centro Universitario de Arte /web

DANIEL KRUPA

9 de Diciembre de 2018 | 08:03
Edición impresa

Sea nacional o internacional; tenga treinta y dos o quinientos stands; cuente con apoyo del Estado o ni; sea de aquí o de allá, no existe en la faz de la Tierra una feria del libro que no cuente con una figura que despierte una mayor atención por sobre el resto de los invitados. Es así. Y está bien, porque al fin y al cabo es una simple estrategia para despertar la curiosidad por el resto de la programación de actividades. Un apellido como puerta de entrada, digamos. En su tercera edición consecutiva, la Feria Edita –que se llevará a cabo del 15 al 16 de diciembre en Centro Universitario de Arte de la UNLP, ubicado en 7 y 48, y para la cual ya confirmaron su participación más de ochenta editoriales de todo el país– propone a Elvio Gandolfo como clave de ingreso al encuentro.

“Cuando uno habla con él, no puede evitar contagiarse con sus entusiasmos y sus irreverencias”

Ricardo Romero
Novelista y editor entrerriano

 

Autor de obras de ficción, ensayista y traductor, el autor de Cuando Lidia vivía se quería morir nació en 1947 en Mendoza, desde donde se trasladó con su familia a Rosario, ciudad con la que más se lo emparenta, aunque en los últimos años reparte su tiempo entre Montevideo y Buenos Aires. A la fecha, y dicho esto de la manera más clara posible, Gandolfo es un autor al que hay que leer, entre otras razones porque se trata de un escritor que, ya con 71 años de vida, despliega su escritura con una mirada mucho más contemporánea que el resto de los colegas de su generación. O sea, como si su prosa no envejeciera.

Una de las posibles interpretaciones sobre la vigencia de Gandolfo, la aporta el platense Enrique Schmukler, investigador y crítico literario, cuando señala que “como Fogwill, el interés de los jóvenes por su narrativa también tiene que ver con el interés que él demuestra por la literatura de los nuevos escritores argentinos. Y eso se percibe en su literatura”. Esta hipótesis parece emparentarse con lo que sostiene el novelista y editor entrerriano Ricardo Romero –primer premio del FNA en 2017 por su novela Yo soy el invierno–, que publicó a Gandolfo en la colección Negro Absoluto, dedicada al género policial. “Hombres que vivan la literatura tan plenamente como Elvio hay pocos. Gran escritor, periodista, traductor, editor. Hizo todo y lo sigue haciendo con un fervor y una curiosidad envidiable. Cuando uno habla con él, no puede evitar contagiarse con sus entusiasmos y sus irreverencias”, dice Romero.

En poesía, Gandolfo es autor de El año de Stevenson (2011), de libros de cuentos como Ferrocarriles argentinos (1994) o Cada vez más cerca (2013) y de las novelas Boomeran (1993), Ómnibus (2006) y Mi mundo privado (2016), entre otros tantos títulos, en los que resulta imposible no mencionar, y recomendar, Los lugares (2018), un texto difícil de catalogar al oscilar entre la novela, la crónica y el diario íntimo.

“Me largo cuando tengo cierta seguridad en el tono. A veces, demora mucho en llegar ”

Elvio Gandolfo
Escritor

 

Consultado sobre lo que será su participación en un otro encuentro editorial que toma a La Plata como escenario, Gandolfo cuenta a modo de anticipo desde Montevideo algunos detalles sobre sus habituales procesos de escritura: “Me largo cuando tengo cierta seguridad en el tono. A veces, demora mucho en llegar. Hace poco escribí un cuento corto de terror. Pero todavía no tiene el tono exacto, así que volvió al limbo. Tampoco hago correcciones extensas. Toco palabras, puntuación, frasecitas para que quede más claro lo que quiero decir. Eso hace que tire poco: tira mi cerebro antes de empezar a narrar. Por eso en Vivir en la salina (2016) están prácticamente todos los cuentos que edité hasta esa fecha. La poesía sólo la escribo si ya viene escrita, palaba por palabra. Hace un tiempo que no me pasa”.

En su recopilación de ensayos y críticas La mujer de mi vida (2015), Gandolfo hace referencia a un concepto de escritura por lo menos curioso, el de “dispersión controlada”, del que aclara que también sería aplicable a la lectura. Dice Gandolfo al respecto: “El asunto sería no terminar divagando en cualquiera de los dos planos como un beatnik borracho a quien lo distraen los rayos de sol, las mariposas y las alucinaciones zen, sin llegar a hacer nunca nada. Insistir en un poco de disciplina, que siempre me parece pesadillesca en relación a simplemente dormir una siesta (a veces me despierto y ya tengo todo listo: pero pasa con una de cada trescientas). Al mismo tiempo evito el ladrillo cuadrado del hipercontrol: acepto los desvíos que te va proponiendo el texto mismo, que te llevan a los mejores lugares”.

“El interés de los jóvenes por su narrativa también tiene que ver con el interés que él demuestra por la literatura de los nuevos escritores argentinos”

Enrique Schmukler
Investigador y crítico literario

 

Como el animal suelto Alejandro Fantino cuando indagó a un renombrado actor local sobre su supuesta reticencia a jugar en las grandes ligas –“¿Ricardo, y por qué no Hollywood?–”, resulta inevitable no preguntarle a Gandolfo sobre su casi evidente decisión de publicar la mayor parte de su obra en lo que se suele etiquetar como sellos editoriales independientes. “Cuando me llevo bien con un sello grande, la paso estupendo. Lo que pasa últimamente es que los grandes conglomerados (que de hecho son dos: Planeta y Penguin Random House, con sus docenas de sellos subsidiarios) insisten con el editing porque tienen muchos editores que tienen que trabajar para cobrar, aunque no haga falta, y a veces todo tiene el mismo gusto, como el helado de McDonald. Si tenés un poco de éxito, está el tema de las ferias, los festivales y las giras, que suelen comerse una parte tierna del tiempo que tenés para leer y escribir. Por lo general, el nivel general decrece, un poco como ocurrió con Hollywood en gran medida. Dinero tal vez no mata galán, pero mata calidad y onda. Tengo teorías paranoicas al respecto, con ejemplos concretos, pero me llevaría horas exponerlos. Jamás dejo que eso se interponga si tengo la menor posibilidad de editar en uno de esos sellos, sencillamente porque pagan mejores adelantos y distribuyen mejor. Entretanto, entre siesta y siesta (pura invención), publico en sellos pequeños cuyos editores conozco desde hace años. Es más: creo que cuando se haga el balance serio del kirchnerismo, dentro de treinta años, el aporte positivo primordial, indiscutible, política y creativamente, será la masa de sellos pequeños”, sostiene Gandolfo.

Sobre el ejercicio de la escritura, una pulsión que lo gobernó la vida entera, el entrevistado concluye que “cada vez que miro lo editado, no puedo creer su tamaño. Simplemente pasa que escribir es buenísimo. A veces, conmovedor hasta las lágrimas o el odio (tengo algunas escenas de violencia o tensión escritas con la contundencia de un verdugo). Siempre me pregunté por qué las dictaduras (Videla, Stalin, Pinochet) se dedicaron siempre con tanta minucia a eliminar cultura, poetas, plásticos y escritores. Creo que forma parte de algo de raíz que les impide permitir que los demás gocen (¡ni uno solo!). Por otra parte, no escribir no me quita el sueño. Porque tengo un atraso cósmico de lecturas geniales inéditas que he ido acumulando a través del canje, la compra, etc”.

 

Feria Edita
• Cuando: se llevará a cabo del 15 al 16 de diciembre.
• Dónde: Centro Universitario de Arte de la UNLP, ubicado en 7 y 48.
• Cómo: ya confirmaron su participación más de ochenta editoriales de todo el país.

 

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