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Séptimo Día |GRISELDA GAMBARO

La literatura coherente

Un repaso por la figura de alguien que, desde su dramaturgia o sus ensayos, sintoniza el compromiso ético con el estético

La literatura coherente

Griselda Gambaro no separa su compromiso estético del aporte ético que requiere su obra / Conabip

ADRIÁN FERRERO

24 de Marzo de 2019 | 07:37
Edición impresa

Griselda Gambaro es dramaturga, narradora y ensayista. Precisamente en el terreno de la dramaturgia y “desde su escritorio”, como gusta decir, realizó aportes para una renovación sin precedentes en ese género. Sus inicios están vinculados a estrenos en el Instituto “Torcuato Di Tella”, cuyo snobismo imperante por cierto jamás compartió, lo que dio lugar a penosos malentendidos, mientras cundía en el ambiente una estética que supo definir en términos de “machista” (era unas de las pocas mujeres que escribían teatro por entonces) y también con fuertes matices realistas que se manifestó hostil a sus propuestas renovadoras. No compartieron (o no supieron comprender en todo caso) su primera etapa ligada al absurdismo, por considerarla políticamente poco comprometida. No obstante, ya había iniciado una carrera de modo precursor que la convertiría en un referente insoslayable dentro del teatro argentino.

La última dictadura militar, tal como ella lo señaló, “se ocupó de poner las cosas en su lugar”, porque su novela Ganarse la muerte (1976) fue censurada y prohibida en 1977. Debió exiliarse entonces en Barcelona, donde no escribió teatro sencillamente porque no disponía de un público para ella. Se consagró entonces a la narrativa. Escribió para el concurso La Sonrisa Vertical una novela erótica en clave paródica, Lo impenetrable (1984), pero confesó no tener vocación para ese género. Su obra narrativa progresa desde una vertiente en la que abordó problemáticas ligadas a la crueldad y la violencia hasta una más reciente en la que desde una escritura más diáfana y menos brutal, pone el acento en la dimensión poética del lenguaje. Escribió una bellísima novela sobre la inmigración italiana y el anarquismo en Argentina, El mar que nos trajo (2002). También otro curioso libro de relatos sobre animales salvajes que circulan en libertad por la sociedad contemporánea, una suerte de bestiario, si así se quiere, pero no de tono fantástico, a diferencia de otros que se han difundido. No obstante, se produce una suerte de sensación de extrañamiento producto de esas presencias que se encuentran en el territorio de la vida cotidiana humana generando desconcierto.

Prosigue entonces su incesante producción en la dramaturgia con obras paradigmáticas como por ejemplo “La señora Macbeth”, una pieza clave y magistral, que dialoga naturalmente con la tragedia de Shakespeare. Reunirá sus Cuentos completos y luego sus Relatos completos, en los que la influencia de Antón Chéjov es manifiesta, al punto de consagrarle un relato al escritor ruso. Realizará luego dos potentes intervenciones en el campo intelectual argentino, con sendos volúmenes de artículos o bien discursos (que a mi juicio hacen sistema). Ambos giran en torno de distintos ejes polémicos: política, cultura y sociedad, uno de ellos, titulado Al pie de la página (2011) y el otro sobre teatro, titulado El teatro vulnerable (2014). En cada compilación, y siempre desde una posición crítica, opina sin concesiones sobre temas vinculados particularmente a lo social, desde por ejemplo los atentados que tuvieran lugar en la Argentina, la dimensión de género, en especial a partir de la necesidad de configurar una tradición de dramaturgas (si bien esa circunstancia se ha revertido en buena medida). En efecto, Gambaro insiste en que la mujer “ha sido hablada por el varón” y que debe poder ser capaz de salir de ese “discurso ventrílocuo” para alcanzar una voz autónoma dentro del teatro y por fuera de él la igualdad. Aborda también en este libro atravesando por las estéticas que pretenden enterrar los aportes del teatro que le precedieron, “representando un teatro irrepresentable” (en sus palabras), repasa algunos de sus estrenos, recupera el legado de la dramaturgia nacional anterior a su producción y uno de los libros incluye una exhaustiva entrevista en la que despliega su pensamiento libertario. Antes había publicado otro libro también de reflexiones de carácter más fragmentario, Escritos inocentes (1999), en el cual abordaba sobre todo temas de índole literaria. No obstante, podría decirse que Griselda Gambaro tiene la valiente costumbre de no callar nada y de que nada se interponga con su libertad de expresión, que suele ser tan aguda como severa con el statu quo cultural. Postula de modo permanente una defensa de la dignidad de las personas así como es una defensora por a ultranza de los Derechos Humanos. Ciudadana Ilustre de la Ciudad de Buenos Aires, ha recibido innumerables distinciones por su dramaturgia en particular o bien a la trayectoria. Sus obras han sido puestas en escenarios del mundo entero y traducidas a numerosas lenguas. Ganó la prestigiosa Beca Guggenheim de NY. Le fue otorgado el Premio Konex Diploma al mérito y el Konex de Platino. Tal como hemos visto, tanto su obra narrativa como la teatral se caracterizan por un pronunciado cruce entre poética y política, si bien no de modo excluyente, porque también explora desde los mitos griegos hasta la intertextualidad. Hacia la más reciente etapa de su producción escribe una abultada obra de literatura infantil y juvenil. En este corpus nuevamente mediante operaciones de transposición no están ausentes de su obra asuntos vinculados a la libertad y a la capacidad de los personajes de sobreponerse a toda clase de limitaciones. Ya había habido antecedentes en tal sentido, con un cuento infantil, La cola mágica (1975), Y hubo otro libro previo, Conversaciones con chicos. Sobre la sociedad, los padres, los afectos, la cultura (1976). Lo cierto es que Griselda Gambaro se muestra como una escritora de una enorme capacidad plástica para interpelar diversos lectorados así como contenidos.

Griselda Gambaro se muestra como una escritora de enorme capacidad plástica

 

Algunos de sus textos fueron utilizados como libretos de ópera por Jorge Liderman y Gerardo Gandini. En 2005 pronunció el discurso de apertura de la Feria Internacional del Libro de Bs. As. y en 2010 el inaugural de la Feria del libro de Frankfurt. Esto habla a las claras de una mujer lúcida que con inmensa capacidad innovadora ha sido agente pionero de cambio en la esfera literaria y crítica con la sociedad. Estamos ante alguien, en definitiva, ética y estéticamente coherente.

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