Dos pistolas, un revólver, más de una docena de tiros y nadie preso tras un asalto en el Centro

La calle 54, desde plaza Moreno a la avenida 7, es muy transitada de lunes a sábados. Sobre 11, en una de las cuatro esquinas funciona desde 2008 un maxikiosco que sufrió algunos robos y arrebatos en el pasado, aunque ninguno de esos hechos se asemeja a lo que ocurrió anteayer por la noche a manos de dos motochorros que se enfrentaron a los tiros con un efectivo de la Unidad de Policía de Prevención Local de La Plata (UPPL). A metros de donde se emplaza la Municipalidad de La Plata, y a dos cuadras de donde hace más de 7 años un policía quiso evitar un asalto y mató a una joven inocente, delincuentes y el oficial intercambiaron más de una docena de disparos. Aunque testigos del episodio le aseguraron a EL DIA que “en la calle no había menos de 20 casquillos” de proyectiles.

De los autores poco se sabe hasta el momento. Será crucial el análisis de las imágenes que aportaron las cámaras del Centro de Operaciones y Monitoreo (COM) como así también los equipos particulares. Conforme indicó uno de los empleados del comercio en diálogo con este medio, los ladrones “eran menores o muy jóvenes”, y el que entró en el local “estaba drogado o empastillado, muy alterado y loquito”.

En tanto, los vecinos tomaron conocimiento del incidente cuando vieron llegar las sirenas de los patrulleros. Es que, según comentó una frentista, se trata “de una esquina que tiene tránsito constante de colectivos, autos y de motos que pasan haciendo ruidos con el caño de escape, creímos que era eso”.

ASALTO, REHÉN Y BALAS

Todo ocurrió minutos antes de las 21 horas, mientras atendía uno de los dueños del kiosco, que permanece abierto hasta altas horas de la madrugada. No obstante, las puertas “se cierran a la medianoche y después se atiende por una ventana”, señaló uno de los encargados.

Conforme ese testimonio, los motochorros llegaron desde 11. El acompañante se bajó y fue directo hacia el sector de la caja. Rodeó el mostrador y le apuntó al propietario con un revólver. “Se ve que ha venido en otra oportunidad, porque se manejó como si supiera los espacios”, reflexionó el vendedor. En segundos se apropió del celular de la víctima y de unos 300 pesos. Hasta que -siempre siguiendo el relato del empleado- por el ventanal que da a 54 apareció el rostro del policía, que observó al dueño en el piso y a un desconocido con un arma en la mano. Al agente lo conocían en el kiosco porque “va a un gimnasio de la zona” y suele comprar allí. Desde la calle, le ordenó al malviviente que arrojara el arma y saliera del negocio. Y, cuando eso estaba por suceder, el conductor del rodado apareció por atrás y le disparó. “El policía se cubrió y le respondió, entonces el que estaba adentro agarró el revólver de nuevo y salió corriendo por 11 hacia 50”, recordó el kiosquero.

En cambio, el parte oficial señala que el uniformado “transitaba por el lugar” luego de finalizar “su servicio de PolAd y se topó con el ladrón cuando éste salía de la tienda. Entonces le dio la voz de alto, pero el joven no acató y escapó. La fuga habría sido “cubierta” por su compinche, quien comenzó a disparar su pistola hacia el policía.

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La causa fue caratulada como “robo calificado” con intervención de la UFIJ N°01, a cargo de la fiscal Ana Medina.