Roberto Pettinato: “Soy el Ringo que vivirá tocando ‘Submarillo amarillo’ hasta el fin”

“No es un homenaje, no son covers, no es una imitación”, advierte Roberto Pettinato sobre “Sumo x Pettinato”, el show y disco que soltó a los escenarios hace un lustro y que ahora, pospandemia, traerá de vuelta a La Plata, el viernes, para presentarse en el Coliseo Podestá. Y lo dice con su estilo habitual, contundente, sin ambages, el estilo que lo convirtió en una figura irresistible en la tele y en la radio.

Petti se define como “una persona feliz y súper querida por la gente, señal de que algo bien hice”, e hincha de Estudiantes, “eso cuenta”. Y sigue hablando con ese estilo tan personal, ahora en la radio, haciendo en radio “Mañana de sol”, emblemática frase que abre “Mañana en el Abasto”, uno de los más recordados temas de Sumo, donde Petti tocaba el saxo. Pero la radio es el único lugar donde quiere seguir hablando, afirma, después de los escándalos que rodearon su vida, entre las acusaciones de acoso y la adicción de su hijo Felipe. “No quiero hablar más”, lanza, en diálogo con EL DIA. “Solo lo hago en la radio porque la gente necesita que se le hable de lo que nadie habla, pero no por temas del diario. Eso lo hace cualquiera. El golpe espiritual y energético que tiene “Mañana de sol” te lo comenta cualquiera que lo escuche: es un programa que no intenta acompañarte. Odio eso. ¡Solo despertarte!”

“Y es genial como funciona. Empezamos séptimos en febrero y ahora estamos terceros. Y estuviéramos como estuviéramos se que estoy haciendo un trabajo enorme que la gente agradece porque es el rock con el espíritu absoluto de Larrea en un mismo combo”, sigue Petti. “Yo nunca trabajé para los medios ni para el medio. Siempre lo hice para la gente y pensando en el que esta del otro lado sentado en el living y solo quiere quedarse dormido con algo copado”.

Pero, claro, la música es su amor. Su lugar. “La música es meditación. Es tu compañera de toda la vida. Los músicos tocaban hasta que mueren, sea en el escenario o en un bar. ¿Es raro no ? No abandonan el instrumento nunca”, dice Pettinato. La música lo llevó al encuentro de Luca Prodan, en 1982, luego de que el líder de Sumo leyera sus artículos en El Expreso Imaginario. Desde entonces siguió en la banda hasta la disolución de la mítica agrupación en 1988.

Petti trae ahora a Sumo de regreso en “Sumo x Pettinato”, disco y show donde recrea, en forma personal, la historia de la emblemática formación de la que fue parte en los años 80 y que hoy, a sus 60 años, se transforma en una nueva búsqueda artística. Y vuelve a Sumo porque “sinceramente”, dice, “¿qué otras canciones tocarías en tu vida si sos un Sumo? ¿Vale la pena intentar otra lista? Olvidalo”.

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“La banda no ‘acompañana a Pettinato’. ¡Está ahí dentro! Creando lo que podría haber sido ese otro Sumo del futuro”

- ¿Por qué volver a Sumo ahora? En varios sentidos: ¿por qué decidiste volver vos a Sumo, cuando grabaste el disco y ahora de nuevo, pero también qué puede decirle la música de Sumo al presente, a este siglo XXI?

- Yo no volví con Sumo, yo nunca me fui. Fui y soy parte de esa banda hasta el día que muera. Soy el Ringo que vivirá tocando “Submarillo amarillo” hasta el fin. Pero lo bueno es que si no venís a ver esta banda, serán los últimos momentos en los que la tradición estará a punto de romperse. Tanto Las Pelotas como Divididos ya hacen sus propios repertorios y yo me siento orgulloso y feliz de seguir manteniendo viva la llama. Por eso digo: no es un tributo, que es lo que harían los demás. No es un homenaje, que es también lo que sucedería un día al azar hecho por varios músicos... Esto es Sumo x Pettinato y punto. ¿Qué tiene de particular? Que yo se porque estuve ahí, se desde como se pueden reinterpretar los temas hasta como deben sonar. El día que vino Ricardo a grabar en el disco se quedó impresionado también. Está hecho con seriedad, no es una noche de copas ni mucho menos. Y ha costado mucho darle una interpretación, llenarlo de guiños de música progresiva y demás cosas que yo siempre supe que le gustaban a Luca. ¡Eso también cuenta! Sumo por otro lado no tiene siglo. Como me decía Luca: no somos new wave, nunca digamos eso en las entrevistas. Somos una banda de rock, todos los demás van a desaparecer. Si bien no fue tan tan así como él lo decía... algo de cierto hay en que no te recuerde a ninguna época en especial. Es como cuando escuchas a los Stones o los Beatles. Jamás vas a decir: “Ah, si, si, ¡esto es del año 64!

- Siempre que escucho Sumo es como escuchar un alien, aún hoy, una música de influencias muy variadas y una mescolanza muy personal, en una época donde no se conseguían las músicas del mundo con un click. ¿Cómo fue posible ese fenómeno en ese momento?

- Tuvimos la suerte que Luca venia de afuera y nos mostraba bandas que tenían nombres como Thompson Twins, The Cure, Joy Division, Marley, etc.... O sea, lo digo así en ese tono porque absolutamente nadie los conocia al menos que fueran niños ricos de Recoleta que viajaban por Europa. También creo que en nuestro país influyo mucho la disqueria El Agujerito, de la Galería del Este en Florida... Hay muchas cosas que influyeron. Habñia algo que llegaba de alguna parte. Creo que El Expreso Imaginario, que justamente esos últimos tres años lo dirigí yo, también influía... De alguna parte salio el “Wadu wadu”, ¿no les parece? Y mucho más el ska de los Cadillacs. Cuando la sed de conocer se enfrenta con la ignorancia es cuando mejor funciona el ser humano: hacer lo que sea para conseguir la información. ¡Las fiestas nocturnas influían! Ni siquiera estaba la galería Bond Streeet, imaginate, pero si estaban Los Violadores, o sea, de alguna forma el punk había llegado a estos chicos de clase media que conseguían los discos antes que cualquiera... tal vez la Rock and Pop también influyo. La Organización de la Negra o algo así también, eran darks y muy interesantes. Había dos rocks nacionales, digamos, dos culturas: los popes que te enseñaban lo que hacía la dictadura, que provenían de un mundo mas político, si se quiere, de lucha abierta....y después toda esta sopa underground que no protestaban en forma directa, sino que era un arte paralelo al mundo ideado en pequeños departamentos vacíos.

- Imagino que al regresar a esta música también regresan las emociones de aquellos días, el recuerdo de gente que ya no está. ¿Cómo fue lidiar con eso a la hora de grabar el disco, como es tocar en vivo esas canciones tan significativas en tu vida?

- Llorando es muy buena terapia. Toco siempre “Warm mist”, porque elegí temas no tan conocidos, justamente ni siquiera hago los míos, (“Viejos vinagres”, “Rubia tarada”, etcétera, aunque ese último no es mío, digamos), y lloro a moco tendido. En el escenario, en los ensayos en lo que sea. Mucha gente nunca leyó las letras de Luca, entonces es difícil explicar lo que quiero decir. Pero el haber vivido a su lado, al lado de toda la banda, y entender realmente lo que era ese Londres aun peor que acá, porque acá solo esperas recibir la información, ¡allá la tenés que inventar! para que empiece a acontecer. Ojo con eso. Uno piensa en los grupos de acá y me pregunto: ¿Y los de alla? ¿Los Clash? ¿Los pistols? ¿Có mo hicieron para que sucediera eso? Hay momentos de muchísima emoción y la banda suena directamente como si fuera Genesis mezclado con el rock progresivo ingles (todo lo que Luca adoraba), algo de Vander Graff Generator y los clasicos de Sumo que logran forman una pared de sonido bestial. Conseguí unos músicos buenísimos que entendieron la propuesta porque los temas de Sumo los puede tocar en le piano la profesora del colegio primario también. ¡Pero acá no! Acá son una banda. No “acompañana a Pettinato”. ¡Están ahí dentro! Creando lo que podría haber sido ese otro Sumo del futuro.