Fernando Maylin

Su fallecimiento

Con el fallecimiento de Fernando Maylin la Ciudad pierde a un profesional de fuste, pionero de la radioterapia en el ámbito nacional y ampliamente respetado en los principales foros internacionales, que se brindó con compromiso pleno a los pacientes del Centro Oncológico de Excelencia.

Hijo de Enrique Maylin -joyero- y Renée Dumortier, Fernando Enrique nació en Bahía Blanca el 28 de marzo de 1934. Tras cursar los estudios primarios en la ciudad del sur bonaerense, llegó a la capital federal como consecuencia de una mudanza familiar. Allí completó el secundario en condición de libre -llegando a ser preceptor de los alumnos regulares-, e inició la carrera de Medicina en la Universidad de Buenos Aires.

Una vez graduado, viajó a Francia para especializarse como radioterapeuta en la Fundación Curie. De regreso en nuestro país, atendió en los hospitales porteños Francés y Español, y se casó con Isabel Rosales, unión de la que nacieron Claudio, María Pía e Isabel.

A inicios de los años '70, Maylin se casó en segundas nupcias con Susana Alicia Tardieu. En 1973 nació su hija Renée. Y un año después, ante los recurrentes viajes por motivos profesionales al Hospital Naval de El Dique y el Instituto de Medicina Nuclear local -conducido por José María Mainetti en calle 12 Nº 761-, la pareja resolvió radicarse en el centro platense.

Desde entonces y hasta entrado el nuevo milenio, siguió ligado con Mainetti, como jefe de radioterapia en el Instituto y luego en el Centro Oncológico de Excelencia de Gonnet -COE, donde fundó el departamento de Terapia Radiante y formó grupos multidisciplinarios desde la Escuela de Oncología-.

Además se convirtió en cónsul honorario de Francia en La Plata, por invitación del país galo -un papel que había cumplido su padre en Bahía Blanca-, y en un avezado jugador de golf, deporte que lo apasionaba y practicaba tanto en el Country Club de Estudiantes como en Ranelagh.

Simpatizante de Racing de Avellaneda, aficionado al automovilismo, sentarse a seguir las carreras de Fórmula 1 por televisión era uno de sus "rituales" ineludibles. Habitué del Club Francés en Buenos Aires, hombre de mundo, recorrió varios continentes ofreciendo charlas y congresos, y se labró un sitial de reconocimiento entre sus pares de los establecimientos más prestigiosos.

Incansable, tras la crisis del COE siguió trabajando con carácter de consultor en el Centro "Dean Funes" de Radioterapia del Instituto Central de Medicina local, y en Mevaterapia, de capital federal. Homenajeado por el Colegio de Médicos local, querido por generaciones de profesionales que se enorgullecen de haber sido sus discípulos, guardaba para sus ocho nietos un especial lugar en el corazón.