Cine en tevé: los hermanos Coen estrenan su western en la pantalla de Netflix

Tras conquistar el mundo de la televisión y convertirse en el medio dueño de las principales ficciones de la pantalla chica, Netflix salió a la conquista del cine. Todavía ajustando la fórmula, entre aciertos y errores, entre productos complacientes, filmes de género y películas con las que buscan seducir al cinéfilo más exigente, el servicio on demand tiene una idea clara: traer nombres de peso que generen ruido y prestigio, que den un aire de “evento imperdible” a sus estrenos.

Así lo hicieron con su primera ficción original, “House of Cards”, que unía al todavía ultraprestigioso Kevin Spacey con David Fincher; y así lo hacen de un año a esta parte con sus películas originales, juntando nombres jóvenes prestigiosos como Alex Garland con ilustres como Orson Welles (acaban de estrenar “Al otro lado del viento”, película póstuma del genial cineasta) o Alfonso Cuarón (“Roma”, que se proyecta en el Festival de Mar del Plata, es la gran apuesta del servicio para buscar el Óscar a mejor filme).

A esta última línea de directores de prestigio se suman los hermanos Ethan y Joel Coen, que firmaron con Netflix para realizar una serie y terminaron creando, con ese material, una pelícua: “La balada de Buster Scruggs”, que se estrena el viernes.

Una cinta que, dicen los hermanos, es "claramente un western", pero cuando decidieron hacer este filme, los hermanos Coen pensaron más "en la idea icónica de un western", en recuperar la imagen que todos tenemos en nuestras cabezas.

Compuesto por seis historias independientes protagonizadas por actores como James Franco, Tim Blake Nelson, Liam Neeson, Zoe Kazan, Brendan Gleeson o Tom Waits, Joel afirma que no pensaron mucho en el hecho de que fuera un western, sino más en las historias y en encontrar el tono adecuado para cada una de ellas.

"A nosotros nos da igual la exhibición. En Estados Unidos se podrá ver en salas y eso es genial, porque lo importante es que sea posible que la gente que la quiera ver en cines pueda hacerlo", precisa Ethan sobre el desembarco en Netflix, y considera que las plataformas audiovisuales, cuyos productos se destinan principalmente a la televisión, "estén financiando películas que no son estrictamente comerciales, es muy importante porque mantiene vivo el cine".

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De hecho, los Coen dicen que "ahora no hay una vía comercial para este tipo de filmes compuestos de pequeñas historias pero en Italia sí hubo una época en la que había películas con historias cortas de sexo", explica Ethan, que se acordó de esta posibilidad al ver un viejo filme de Mario Monicelli.

Actualmente "nadie hace este tipo de películas antológicas y nosotros quisimos hacerlo con el western", agrega Joel.

La dupla creativa de “Fargo” y “¿Dónde estás, hermano?” tenían desde hace muchos años varias historias cortas escritas y no sabían qué hacer con ellas, por lo que decidieron unirlas en una película, aunque también escribieron algunos relatos nuevos.

Una película que narra las historias de un impecable vaquero cantante que dispara como el rayo; de un torpe atracador de bancos; de la decadencia de un espectáculo ambulante; de un ávido buscador de oro; de una mujer que se queda sola en una caravana y del encuentro de un grupo de extraños en un viaje en carruaje.

"Teníamos una idea muy clara del orden de las historias, la secuencia que formaría la película y la progresión de los estilos, empezando por la comedia, que poco a poco va girando hacia un tono más oscuro según avanza la película", dice Joel.

Además, cada historia necesitó un tratamiento individual porque eran muy diferentes y sacaron del spaghetti western la idea de cómo unirlas, a través de la música, repitiendo piezas musicales al principio y al final de la película para enlazarlas. Y como elemento claramente diferenciador utilizaron los paisajes, similares y completamente diferentes al mismo tiempo.

Rodaron la película en Nuevo México, Colorado o Nebraska, por lo que tuvieron que dedicar mucho tiempo a las localizaciones para lograr, para cada caso, "el paisaje icónico del western" que necesitaba cada una de las historias.

Al respecto, Tim Blake Nelson pone como ejemplo que para rodar la primera secuencia de su episodio -que es también la primera de la película-, viajaron a tres lugares diferentes.

Unas historias cortas que tienen los elementos habituales del cine de los Coen, con personajes que bordan el surrealismo, humor negro a raudales y una cuidada ambientación.

Pese a lo cual, Ethan asegura que los espectadores les atribuyen "una especie de ironía que en realidad no es consciente".

Y para Joel, cada película es un mundo nuevo en el que entrar a jugar y experimentar con diferentes géneros, que es lo que realmente les motiva en cada nuevo proyecto.