Radioaficionados, una “red social” pionera que sigue viva en la era digital

Pese al avance mundial de Internet y todos sus usos, los radioaficionados mantienen viva una actividad casi centenaria que se nutre del interés por la electrónica, las comunicaciones y esa magia lúdica de poder establecer contacto con personas a través de ondas de frecuencia que llegan a cualquier lugar del mundo. En esta ciudad, Radio Club La Plata acaba de cumplir 70 años y fue la primera de su tipo en la provincia. “Es algo muy atractivo que se puede hacer desde los 9 años y acá se dan los cursos de formación para conseguir las licencias que otorga el Ente Nacional de Comunicaciones”, señala Enrique Castillo, presidente de la institución.

La radioafición es un servicio de la Unión Internacional de Telecomunicaciones que tiene como objetivo la autoinstrucción ya que se necesitan conocimientos técnicos, reglamentarios y operativos específicos; la intercomunicación y las investigaciones técnicas se dan entre personas debidamente autorizadas que se interesan en la radiotécnica, con carácter exclusivamente personal y sin fines de lucro. Todo eso es necesario para poder montar una estación autorizada y contar con licencia para emitir señales en las bandas especialmente designadas para ese servicio. El permiso se renueva cada 5 años.

El curso de formación es indispensable para quien pretenda dar sus primeros pasos en las comunicaciones, pero los radioaficionados afirman que el interés por aprender no se termina nunca. Precisamente esa inquietud es algo de lo que mantiene al histórico club y a sus 300 socios. Se estima que unos seis millones de personas en todo el mundo participan regularmente de la radioafición.

Cada uno cuenta con siglas de identificación y una frecuencia, antes esos datos y el lugar de origen figuraban en una especie de guía telefónica, ahora eso se encuentra en internet.

En relación a los códigos de comunicación, los radioaficionados dicen que hay un código “Q” y que está emparentado con el inicio de la telegrafía. La identificación de la institución local es LU8DZE para quienes se comunican desde la sede.

Castillo lleva 50 años en la actividad y destaca que le permitió acercarse a un medio que le parecía diferente a todo. En ese momento, relata, la televisión se veía en blanco y negro y los pocos canales solo tenían programación por algunas horas.

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“Conocí a los fundadores del Club y me enganché con eso de tener la radio de fondo todo el día; lo que se habla lo escucha cualquiera y así se aumenta por ejemplo el conocimiento personal de electrónica y de la radio”, dice el presidente.

De todas maneras se aclara que hay temas que están prohibidos como los de política, religión y raciales. Tampoco se puede pasar música.

Cada miembro del Radio Club inició su romance con la actividad de modo diferente. Alberto Petruccelli, vicepresidente de la entidad, recuerda que era muy pequeño cuando su padre le dio una radio toda desarmada para que se entretuviera, luego un vecino le regaló una radio a galena con la que escuchaba Radio Provincia.

“Con un aparato que recibía onda corta un día escuche a Enrique Castillo y me acerqué a él para hacerme radioaficionado, hoy somos grandes amigos”, apunta.

Los temas de conversación mas usuales están vinculados a la experiencia de uno y otro con diferentes equipos; gente del interior en ocasiones se comunica con los radioaficionados locales para averiguar cómo llegar a un hospital e incluso se cuentan historias de gente que se conoció a través de ese medio y se terminó casando, las mujeres también se suman en buen número a la actividad.

Muchos tienen sus equipos encendidos como quien escucha una radio convencional para estar atento a las conversaciones técnicas porque esa es una de las principales vías que tienen para mantenerse actualizados.

Según detallan, hablar con personas de cualquier lugar del mundo no es algo complejo e incluso muchos tuvieron la oportunidad de entablar conversaciones con gente de países como Croacia y Japón, interesados en practicar el castellano.

Uno de los constantes desafíos que los une es estar al tanto de los avances tecnológicos para modificar y armar los propios equipos de radio. Un equipo cuesta alrededor de 1.500 dólares, pero se puede armar con piezas ensambladas por mucho menos, afirman los especialistas y aclaran que las antenas no son costosas.

Los radioaficionados no solo realizan una práctica recreativa, sino que también ofrecen un servicio a la comunidad. Por ejemplo en espacios rurales ese medio es fundamental para informar consecuencias de cuestiones climáticas, ante emergencias o conflictos bélicos.

La entidad está en 34 N°513, entre 5 y 6, atiende los miércoles, viernes y sábados de 18 a 21 y en la actualidad dictan cursos para aspirantes a la actividad.

Muchos tienen sus equipos encendidos como quien escucha una radio convencional