El arte anidado en la Catedral

Desde siempre y hasta que Oscar Wilde dijo lo contrario, el arte imitaba a la vida. En su revolucionario ensayo teórico “La decadencia de la mentira” sostuvo: “Aunque pueda parecer una paradoja –y las paradojas son siempre cosas peligrosas–, no por ello es menos cierto que la Vida imita al arte mucho más de lo que el Arte imita a la vida”.

Quien quisiera, hoy puede ir al Museo de la Catedral platense y corroborar esa suerte de inexplicable capacidad de presagio que tiene el arte, plasmado en un cuadro pintado hace seis meses por el pintor y docente Walter Di Santo, en el que imaginó en llamas al templo mayor de la Ciudad. Una nube roja se eleva junto a una de las paredes de ladrillo a la vista. Arde un templo emblemático. El arte se adelanta a la vida.

El mundo se consternaría poco después. “Aunque, claro, la que se quemó fue Notre Dame, de París... Así que al cuadro que se llamaba Gárgolas de La Plata le cambié el nombre y se llama Lloran por sus hermanas de Paris”, dice ahora Di Santo, que es profesor en Artes Plásticas y titular en la cátedra de Estética de Bellas Artes, además de Co-director del Museo Beato Angélico.

A Di Santo los más conocidos le dicen “Miguel Angel”, porque es el único artista platense vivo que pintó una cúpula religiosa, la de la iglesia San Roque de avenida 7, en un trabajo que realizó en 1995. Intervino en numerosas exposiciones individuales y colectivas desde 1987, tanto en el país como en el exterior (Lóndres, Roma, Florencia, Paris, Viareggio, La Haya, Milán, Maastricht, Lucca, etc).

La muestra en el Museo Catedral incluye también varios cuadros de Teresa Bobbio –pintados a la manera de Chagall, Van Gogh, Frida Kahlo, Gaughin, Modigliani y Bottero- ciertamente admirables. En otro pabellón están las pinturas, también dignas de ser vistas, de las pintoras platenses Mónica Davids y Myriam De Souza.

A las salas del Museo se llega recorriendo un sector inaugural de pasarelas en donde pueden verse fotos tomadas en 1920 de los hombres que trabajaron en la construcción de la Catedral, así como andamios, palas, picos, baldes y otras herramientas originales utilizadas por ellos.

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También se encuentra allí una gran cimbra utilizada para el armado de las bóvedas, todo ello con la nobleza del fondo rústico de los ladrillos a la vista que sostienen –antes bajo tierra, ahora como parte visible del Museo- la imponencia del templo.

Allí aparecen las salas con los cuadros sobre las paredes rojizas. O colgados de los pilares redondos. Las acuarelas y óleos se distribuyen en ese subsuelo que tiene algo de mágico, por donde serpean los pasillos y salas del Museo.

El museo fue creado siguiendo los parámetros de los más modernos del mundo

El Museo fue creado siguiéndose los parámetros de los más modernos museos del mundo y cuenta con un equipo de profesionales especializados en la realización del guión y de las puestas. Estando allí no se deja de sobreentender nunca que encima del visitante se yerguen la majestuosidad y el peso de la Catedral.

Ahora se llega a esta muestra de los cuatro artistas, que se extenderá hasta el 20 de junio próximo. El Museo es privado, no recibe fondos estatales y depende de la Fundación Catedral, que preside Miriam Moralejo Ibáñez. La entidad, además de ser sostén, es la que promueve exposiciones, conferencias y encuentros culturales. De ella depende también el conocido y siempre concurrido taller de vitrales.

Unas 50 mil personas al año visitan estos espacios y la idea es expandirse. Están llegando cada vez más micros con turistas extranjeros. La Ciudad cuenta allí con una veta riquísima. En el mismo ámbito se encuentra el Mirador, sobre la empinada Torre de Jesús, la que está a la izquierda mirando la fachada. Inaugurado en 2002, desde esa empinada atalaya, a la que se accede por un ascensor vidriado, no sólo puede verse a toda la Ciudad sino que llega a contemplarse el Río de la Plata y la costa uruguaya de Colonia.

La gente que trabaja en el Museo sugiere que los organismos públicos –provinciales y municipales- dedicados al turismo deberían intensificar la promoción del lugar.

El próximo artista que expondrá será el celebrado Milo Lockett, cuyas pinturas empezarán a viajar en estos días a los depósitos del Museo, hasta la inauguración.

GRANDES EXPOSICIONES

Adela Juárez de Russo, arquitecta y especializada en arte, es la directora del Museo Catedral y destaca que desde su primera fundación hace más de cuatro décadas y luego reabierto en 1990, el Museo ofreció muestras de Quinquela Martín, Koek Koek, Clorindo Testa, Alfredo Bigatti, Pérez Celis, Soldi, Butler, Juan Lascano, Raquel Forner, Cañás, Adalberto Barbosa, entre muchos otros.

“Una de las exposiciones más notables fue la de Quinquela Martín, a la que vino una enorme cantidad de público. La pintura más importante que se exhibió fue “Crepúsculo” compuesta en 1924. Quisiera aquí expresar mi gratitud a la que fuera directora del Museo Quinquela de la Boca, la platense María García Pintos de Sábato, que ayudó mucho a nuestra tarea”.

Luego de señalar que el Museo atesora los bienes de la iglesia relacionados a la historia del templo –vestiduras litúrgicas, vasos sagrados, templetes, estandartes, misales- y además de mantenerse en exposición las herramientas, moldes y otros accesorios de la obra original, entre ellos los primeros planos, “también tenemos una muy valiosa colección de pinturas que fueron donando los artistas expositores”, dice Juárez de Russo.

“La fundación no compra obras, todo lo que se tiene en materia artística ha sido donado”, destaca, para detallar luego que antes de Di Santo, también pintaron obras sobe la Catedral artistas como Víctor Fernández (homónimo del Obispo y hoy director del Museo Quinquela de la Boca; la citibelense Germaine Bonifacio y Fausto Naser, entre otros.

Entre las muestras más singulares del Museo Catedral se menciona a la realizada en 2005, exponiéndose en ella una selección de fotografías sobre el Holocausto, en conmemoración de un nuevo aniversario de la “Noche de los Cristales”, cuando fueron tomadas por asalto las sinagogas de Alemania. Además de marcar un punto de acercamiento en la relación de la iglesia católica con el judaísmo, la presentación sobre los genocidios ocurridos en Polonia y Alemania buscó mostrar, sobre todo a los jóvenes, lo que jamás debió acontecer, según señalaron en el Museo.

ARTE Y ARQUITECTURA

Al margen de su finalidad esencial, que es religiosa, la Catedral platense –necesitada como nunca antes de reparaciones prioritarias y esenciales para su preservación- se apresta a iniciar también alguna programación musical en las naves centrales del templo.

La Catedral platense es, sin duda, la obra arquitectónica más valiosa de nuestra ciudad. Su prestigio sobrepasa nuestras fronteras. Y el arte anida en ella, se siente cómodo. Sobre esta relación entre arquitectura y arte escribió César Pelli en “Observaciones sobre la Arquitectura” (Ediciones Infinito, 2000). Está claro que, cuando son auténticas, las formas materiales y las espirituales van de la mano.