Visitar las desgracias. Mirar a los ojos a la muerte una vez que ha acontecido. Respirar un trágico pasado. ¿Le suena un plan apetecible? Pues, aunque pueda sorprender, el “Dark Tourism” (Turismo Oscuro o Macabro), que consiste en visitar lugares donde ocurrió algún desastre que provocó muertes ajenas a causas naturales, existe.
Y no solo eso, sino que, últimamente, está de moda. ¿El lugar? Chernóbil. ¿El momento? Este mismo. ¿La razón? La serie homónima de la HBO (“Chernóbil”) que, además de haberse convertido en la más valorada de la historia en la plataforma IMDB (con una puntuación de 9,7 sobre 10), ha hecho resurgir el interés turístico en la zona.
Las reservas en las agencias de viaje ucranianas que permiten visitar Chernóbil este verano han aumentado entre un 30 y un 40 %, según el diario español ABC. Un incremento que coincide con la emisión de la exitosa serie homónima de HBO
MAYOR DESASTRE NUCLEAR
En la madrugada del 26 de abril de 1986, en la central nuclear de Vladimir Ilich Lenin (conocida como “Chernóbil” o “Chernóbil”) ubicada en la antigua Unión Soviética (actual Ucrania), el reactor número cuatro explotó ocasionando un accidente de dimensiones nunca vistas hasta entonces.
Tanto es así que está considerado, junto al ocurrido en la central de Fukushima (Japón) en 2011, como el más grave de la historia según la Escala Internacional de Accidentes Nucleares. De hecho, hubo que evacuar a miles de habitantes, hasta el punto que la ciudad de Prípiat, la más cercana a la central, se considera hoy una ciudad fantasma.
Y es que la cantidad de materiales tóxicos que se expulsaron tras la explosión ocasionaron una radiactividad que, se estima, fue 500 veces superior a la de la bomba atómica de Hiroshima.
Así, se contaminaron 150.000 kilómetros cuadrados de las tierras en Ucrania, Rusia y Bielorrusia. Incluso en Suecia o Alemania, entre otros lugares, llegaron a percibir niveles anormales de radiación.
Aunque el accidente causó 31 muertos de manera directa (2 la noche de la explosión, y 29 en las semanas o meses posteriores), se cree que a raíz de la contaminación radiactiva miles de personas murieron en los años posteriores, aunque no hay una cifra exacta.
Bajo esta premisa, la serie de la plataforma HBO, en coproducción con Sky recrea, no solo el momento del accidente, sino el desarrollo posterior de los acontecimientos que evitaron que el desastre fuera mayor y trastocase, todavía más, al resto de Europa.
En la red social “Instagram” reina la polémica ante las fotos de viajeros e incluso “influencers” posando ante el desastre. Unas publicaciones que acumulan tantos “likes” como críticas
UNA CIUDAD FANTASMA
¿El resultado de esta apuesta? Todo un éxito pues, tras el final de “Game of Thrones”, parece que ha sido “Chernóbil” la heredera de la cadena. La serie ha visto su popularidad propagarse por internet pero, junto a ella, también ha resurgido la apetencia turística por visitar la central nuclear y sus alrededores.
Según publicó el diario español ABC, las agencias de viajes ucranianas SoloEast y Chernóbil Tour, que organizan visitas a la llamada “zona de exclusión” (en un radio de 30 kilómetros en torno a la central) y alrededores, han sufrido un incremento de reservas para los meses veraniegos de un 30 y 40 %.
Unos itinerarios que, según el periódico, pueden costar en torno a los 100 ó 150 dólares, sumados a un viaje a Ucrania cuyo precio, de acuerdo con la web especialista en viajes Thrifty Nomads (thriftynomads.com) puede variar entre los 100 y 500 dólares.
Normalmente, el destino de los vuelos es el Aeropuerto Internacional de Kiev, Zhuliany (en la propia ciudad) o Borýspil (a unos 30 km de la capital).
No obstante, conforme dice la misma fuente, las agencias podrían subir el precio si esta demanda sigue aumentando aunque, por el momento, el “pack” entero desde, por ejemplo, cualquier gran capital europea, puede costar unos 800 dólares.
La mayoría de paquetes de viaje suelen incluir alojamiento y el traslado a Chernóbil, así como una visita a los lugares más emblemáticos de la ciudad fantasma de Prípiat, incluyendo el conocido como “Puente de la Muerte” o “Mirador” y, por supuesto, la central nuclear.
A veces, los turistas tienen incluso la oportunidad de ver a las famosas “babushkas” de Chernóbil: mujeres cuya apariencia recuerda a las típicas matrioskas, que regresaron a sus hogares tras la tragedia y que sobreviven gracias a sus propios cultivos en las contaminadas tierras de la zona.
“La muerte es la atracción definitiva” explica Peter Stone, jefe del Instituto para la Investigación del Turismo Oscuro, a la BBC, y afirmó que “acudimos a estos lugares porque estamos inherentemente fascinados por la muerte y, al final, en sitios así nos encontramos con nuestro propio sentido de la mortalidad”
FASCINACIÓN POR LA CATÁSTROFE
Y es que no debe sorprenderles ver en Instagram fotos, tanto de usuarios “de a pie”, como de “influencers”, posando junto a estas ancianas. O ante alguna de las zonas desérticas en las que la vegetación asalvajada se abre paso entre las ruinas. O entre los restos de alguna de las áreas más significativas del desastre.
Un ejemplo es el de la “instagrammer” Julia Baessler (@juliabaessler), que cuenta con casi 320.000 seguidores en esta red social. Sus fotos en la zona de exclusión o junto a las “babushkas”, seguidas de hashtags como #Chernóbil, #exclusionzone o #nucleardisaster, han acumulado tanto “likes” como críticas por la controversia que algunos usuarios ven en “la moda” de fotografiarse en lugares donde han ocurrido tragedias.
Y eso que las suyas son, para muchos, las más normales que pueden verse. Porque los usuarios de las redes sociales han criticado masivamente otras en las que podían encontrarse desde selfis a poses cómicas, chistes sobre la homosexualidad, o actitudes sensuales e incluso semidesnudos. La polémica está servida.
Pero, ¿qué es lo que tiene Chernóbil para atraer tanto turismo, más allá de la popularidad de la serie? ¿Por qué nos atraen este tipo de lugares en los que ha tenido lugar alguna catástrofe? Sobre ello habló para la BBC británica Peter Stone, jefe del Instituto para la Investigación del Turismo Oscuro (Universidad Central de Lancashire).
“Acudimos a estos lugares porque estamos inherentemente fascinados por la muerte del resto y, al final, en sitios así nos encontramos con nuestro propio sentido de la mortalidad”, explicó Stone, quien afirmó también que “la muerte es la atracción definitiva”.
Y ahora, esa atracción parece tener su epicentro en Chernóbil. Eso sí, si decide visitarlo, recuerde que solo puede hacerse con uno de los tours oficiales, no por su cuenta, y no olvide seguir en todo momento las normas de seguridad.
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