Estimado lector, muchas gracias por su interés en nuestras notas. Hemos incorporado el registro con el objetivo de mejorar la información que le brindamos de acuerdo a sus intereses. Para más información haga clic aquí

Enviar Sugerencia
Conectarse a través de Whatsapp
Temas del día:
Buscar
Séptimo Día |ANALÍA GODOY

Una artista que piensa con imágenes

La última obra de la joven autora platense es un libro experimental: Gifanalógicos. El arte de la encuadernación y el camino de las formas para entender al mundo. La influencia de tipógrafas e ilustradoras como Hedi Kyle y Claire Van Vliet

Una artista que piensa con imágenes

La platense Analía Belén Godoy, del dibujo y el papel a la imaginación / Roberto Acosta

25 de Agosto de 2019 | 07:12
Edición impresa

“A mí me gusta pensar con imágenes...Aunque para la mayoría puedan estar relegadas al texto, ellas también son una forma de pensamiento...Una imagen puede ser suficiente para entender y expresar al mundo...” dice Analía Belén Godoy (1989), graduada en Bellas Artes (UNLP) en el profesorado y licenciatura de dibujo, después de haber cursado desde el jardín al bachillerato en el Normal 1. Joven de edad, sostiene que la forma física de un libro es parte de su contenido.

En los años preuniversitarios, recuerda, fue a la Escuela de Estética “y me la pasé dibujando”. Ahora sigue pintando y se dedica en forma profesional a la encuadernación. Hace pocos meses acaba de presentar con forma de libro, pero, como se verá, de un libro, si se quiere, con una extravagante conformación porque es uno y tres a la vez. Una obra que tituló “Gifanalógicos” (Pixel Editora, La Plata)

Los tres libritos, porque son tres –el de planta baja, por así ubicarlo, se llama “Quemar”; el del primer piso “Avanzar” y el del segundo piso “Transformar”- van contenidos por una caja con también forma de libro y tienen otras características especiales: todos van sin texto, sin una sola palabra, con sólo dibujos de Godoy de punta a punta. Pero cada uno de sus libros, además, es reversible. Puede verse y comprenderse de adelante hacia atrás y viceversa.

“Una imagen puede ser suficiente para entender y expresar al mundo...”

 

Un crítico definió a un gif analógico como un oxímoron. Un oxímoron es una figura retórica del pensamiento, que consiste en complementar una palabra con otra que tiene un significado contradictorio u opuesto: el hielo ardiente, la docta ignorancia, “la soledad sonora”, de la que habla San Juan de la Cruz en sus versos, son ejemplos de un oxímoron.

Pues bien, esto dice la crítica e historiadora del Arte, Leticia Barbeito sobre la obra de Godoy: “Un gif analógico es un oxímoron. O al menos un concepto formado por dos entidades que pertenecen a épocas contrastables. Sin embargo, acá se nos propone una opción que, valiéndose de los trucos de la poética, lo vuelve posible. El gif analógico se toca. Es una parva de dibujos trabajados, como la materia prima de un artefacto superador. Es más que la suma de las partes”.

Agrega: “Analía campeona del papel, nos muestra en estas piezas cómo proyecta una dibujanta que se dedica a la encuadernación. Lo que tenemos en las manos...¿es dibujo o es cine? ¿Libro de artista o juguete? ¿Literatura o happening? ¿Diseño o poema? Quien conoce el recorrido que condensa esta publicación entiende que es todo lo anterior y más. Abundancia depurada. Acumulación condensada. Robándole la idea a Deleuze, podemos detectar que en el proceso de trabajo no hubo hoja en blanco a la que sumarle cosas, sino que las acciones necesarias fueron de despojo y de síntesis”.

Nacida en La Plata, hija de Juan Carlos y Adela Beatriz, la más chica de cinco hermanas, vivió la infancia en Tolosa y ahora reside en Berisso, Godoy sonríe cuando el cronista le pregunta por sus escritores preferidos. Sonríe algo preocupada y calla. ¿Borges, García Márquez, Cortázar...? No, no los leyó a fondo, los conoce, claro, de nombre. Insiste en que le gusta sólo el lenguaje de imágenes: “es diferente al literario, pero no es inferior...el hombre dibujó antes de escribir” murmura.

En su apoyo vienen estas palabras de Celestina Alessio, de Pixel Editora, que plantean una tanda de interrogantes: “¿Se produce de igual forma narrativa visual y narrativa literaria? ¿Cuál es la forma de lectura de un texto que no está dentro del campo convenciconal? ¿Cómo se legitiman las formas de lectura? ¿Cómo se da un proceso de convención universal de signos? ¿Cómo se construye un relato? ¿Cuáles son los signos que se leen, que cuentan, que relatan, que narran? ¿Cuál es el valor de una imagen? ¿A qué campo pertenece una narrativa visual que no es historieta?”

“El lenguaje de imágenes no es inferior. El hombre dibujó antes de escribir”

 

LA HISTORIA Y LOS LENGUAJES

La historia de la humanidad descubrió el arte rupestre –el lenguaje de imágenes inscriptas en superficies rocosas- como muy anteriores a las palabras escritas. En cuevas, en grandes muros de piedras protegidos por la visera de los barrancos, en rocas aisladas el hombre pintó hace 50 ó 40 mil años escenas de la vida cotidiana, animales, formas geométricas, todo ello mucho antes del desarrollo de la escritura. Al menos de la grafía como la conocimos después.

Hace pocas décadas el canadiense Marshall Mc Luham postuló que la crisis contemporánea pasa por la ansiedad humana de retornar a esas eras de inocencia pre alfabética, a las épocas de los dibujos y los cánticos. Volver a los bisontes multicolores de las cuevas de Altamira, en España, se convirtió en una tendencia del más joven pensamiento, sobre todo en las décadas del 60 y 70.

Sin embargo, una de las grandes dudas de la historia pasa por conocer cómo pudo ser posible –en realidad, si es que pudo ser posible- que civilizaciones muy avanzadas, como en América fueron las de los incas y aztecas, pudieron construir ciudades y obras monumentales sin contar con un lenguaje escrito, que hubiera servido como fundamento de esos desarrollos. Se tiene en claro que todas las grandes civilizaciones, por pretéritas que hayan sido, tuvieron algún sistema de escritura, muchos de ellos desaparecidos. Los historiadores coinciden en que ninguna sociedad pudo desarrollarse si no contó para ella misma con capacidad para comunicarse en forma escrita.

Todo esto lo sabe Godoy que, sin embargo ha elegido relegar el texto escrito y manejar su pensamiento –su sistema de ideas y de vida- a partir de las imágenes. “Es un lenguaje diferente, insiste. Ni mejor, ni peor”.

Cabría aquí añadir que en los últimos años cobró predicamento el historiador estadounidense Stephen Greenblat (1943), considerado uno de los fundadores del “Nuevo historicismo”, una corriente definida como un conjunto de prácticas críticas a las que a menudo se refiere como “poéticas culturales”.

Greenblat, calificado también como un “historiador poético” escribió su obra “Maravillosas posesiones” (1992) –considerada su obra principal- en la que sostiene que cuando el primer hombre, Adán, le puso nombre a los animales cumplió un acto de comprensión formidable, pues, dotado sólo de su condición humana, alcanzó el dominio por la palabra. La palabra se impone al reino animal. La palabra impone la presencia del objeto y sólo el objeto puede ser dominado cuando tiene un nombre. Esta postura de Greenblat reivindica en parte la presencia temprana –y no tardía o secundaria- de la palabra en la historia de la humanidad.

Pero los plásticos insisten en darle predominio a la imagen. La editora Alessio dijo también que “las imágenes narran también la cotidianeidad. Las leemos en la calle, en dispositivos móviles, en computadoras, en objetos que nos rodean e incluso en libros”.

Sin embargo, según el escritor español Luis García Jambrina (1960-) –en su artículo “De la palabra a la imagen: las relaciones entre literatura y cine”- sostiene que el mundo de la palabra, del que procedemos, no es antagónico ni irreconciliable con el de la imagen. “De un lado, está la llamada cultura literaria, tipográfica y clásica; de otro, la cultura audiovisual, electrónica y posmoderna. En el primer caso, la palabra es el centro y el origen; de ahí que suela hablarse de logocentrismo. En el segundo, se trata más bien de la proliferación caótica de imágenes, que, en su continuo fluir, han dado lugar a la llamada iconósfera”. Pero, entre esos dos mundos –agrega- “hay numerosos puentes, pasadizos secretos y puntos de encuentro”.

Mientras transcurre la entrevista Godoy dibuja en una hoja, pero no muestra lo que va dibujando. Mantenerse económicamente le demanda horas de trabajo, primero como encuadernadora. Detrás de ella puede verse el tablero con las herramientas del encuadernador, el punzón, el hilo y la aguja, la plegadera, la prensa. Después llegarán las horas de docencia.

“Me gusta lo híbrido, el tomar datos culturales de todos lados”

 

¿Qué le han dicho sus amistades del libro de su autoría? “Y...algunas me dijeron ah..vos estás loca, mirá lo que hacés...”. Como encuadernadora busca hacer libros artísticos. Abre uno de ellos y aparecen decenas de hojas como un fuelle de bandoneón: “Me gusta crear libros de artista, libros experimentales...”. El libro bandoneón se llama en su medio un “libro-bandera” porque al abrirlo y cerrarlo hace el ruido de una bandera cuando flamea”.

“Me gusta lo híbrido, el tomar datos culturales de todos lados. El mundo del arte permite todo esto”, asegura. Godoy se muestra admiradora de Hedi Kyle (1937) una profesora y educadora alemana que explora las formas de un libro como si fueran esculturas, añadiéndoles significados nuevos e inesperados. También menciona a Claire Van Vliet (1933) una artista canadiense creadora de múltiples y artísticas formas de libro.

Cuando Godoy dibuja –y aquí le entrega al entrevistador una imagen suya, que dibujó con muy pocos trazos- se siente apoderada por algo hipnótico que, además, le sirve como disparador de nuevas ideas. En su vida esta mujer joven va dibujando puentes, pasadizos, puntos de encuentro. Y los convierte en libros. (Se la puede encontrar en godoyanaliabelen@gmail.com)

 

Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE

Multimedia

La platense Analía Belén Godoy, del dibujo y el papel a la imaginación / Roberto Acosta

Analía Godoy y su obra / Roberto Acosta

ESTA NOTA ES EXCLUSIVA PARA SUSCRIPTORES

HA ALCANZADO EL LIMITE DE NOTAS GRATUITAS

Para disfrutar este artículo, análisis y más,
por favor, suscríbase a uno de nuestros planes digitales

¿Ya tiene suscripción? Ingresar

Básico Promocional

$120/mes

*LOS PRIMEROS 3 MESES, LUEGO $2250

Acceso ilimitado a www.eldia.com

Suscribirme

Full Promocional

$160/mes

*LOS PRIMEROS 3 MESES, LUEGO $3450

Acceso ilimitado a www.eldia.com

Acceso a la versión PDF

Beneficios Club El Día

Suscribirme
Ir al Inicio
cargando...
Básico Promocional
Acceso ilimitado a www.eldia.com
$120.-

POR MES*

*Costo por 3 meses. Luego $2250.-/mes
Mustang Cloud - CMS para portales de noticias

Para ver nuestro sitio correctamente gire la pantalla