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Teletrabajo: trucos para no perder la motivación

La novedad de estar en casa haciendo cosas de la oficina ya pasó. Muchos no encuentran el rumbo ni cómo organizarse para poder cumplir con las obligaciones laborales

Teletrabajo: trucos para no perder la motivación

Después de varios meses de teletrabajo no es fácil mantener la motivación / DPA

7 de Febrero de 2021 | 09:15
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Pasarse el día encerrado en casa debido al coronavirus, y encima cuando afuera hace mal tiempo, puede ser una combinación poco feliz para muchas personas. Es lo que le está sucediendo a numerosos habitantes de países con amplias restricciones debido a la pandemia.

Relajarse hasta que la situación pase no es una opción, ya que es necesario seguir trabajando desde el hogar. Sin embargo, es fácil perder la motivación para el teletrabajo en una situación así. ¿Qué hacer en estos casos?

La motivación para trabajar desde casa depende de las circunstancias de cada vivienda pero también de la personalidad, según explica el profesor alemán Florian Becker, especializado en psicología lagoral.

Becker apunta que un factor importante es la estabilidad emocional: quien no es estable, pierde el equilibrio más fácil en casa y tiene más dificultades en concentrarse en el trabajo. La capacidad de organización juega también un papel decisivo: quien sabe planificar, estructurar las tareas y atenerse a los planes, tiene menos dificultades a la hora de mantenerse motivado.

Para Becker, otra característica personal importante es la autoregulación: “¿En qué medida es alguien capaz de hacer frente a determinados impulsos sin control social?”. Dicho en otras palabras: ¿cuánta capacidad de autocontrol se tiene como para no estar mirando todo el tiempo el teléfono móvil o el televisor?

Becker recomienda contrarrestar estos impulsos lo mejor posible. Lo ideal es buscarse un lugar fijo para trabajar desde casa. De esta forma, ese lugar de la vivienda se mantiene asociado al trabajo.

Además, recalca que es muy importante tener un plan: ¿a qué hora me levanto, cuándo trabajo, cuándo hago una pausa? ¿Cuándo me ocupo de la comida? ¿Cuándo salgo? ¿Cuándo hago deportes? En lo posible, hay que establecer estas pautas de la forma más detallada posible, ya que es la única manera de establecer hábitos y lograr una estructura de trabajo fija.

Si uno se distrae permanentemente hay que tratar de eliminar aquello que distrae. Becker relata, por ejemplo, que ya no tiene televisor. Reconoce que no es fácil. “Actualmente hace falta mucha motivación y disciplina para seguir trabajando a toda máquina”, reconoce.

A esto se suma que ya casi nadie soporta las videoconferencias online, la mayoría se aburre en su escritorio hogareño sin nuevos desafíos por delante y el vínculo con el equipo se va perdiendo. “Para muchos, el teletrabajo ya no es más que algo que un sonido de fondo”, observa el coach profesional Bernd Slaghuis. “Se hace lo que se tiene que hacer, pero no más”.

“Para muchos, el teletrabajo ya no es más que algo que un sonido de fondo”

 

En estos casos, el experto recomienda solo una cosa: tomar la iniciativa, hacer frente a los problemas y modificar los hábitos. Señala que si bien la estructura otorga sostén y seguridad, también limita y lleva a tener una rutina, algo que justamente desmotiva a muchas personas.

Por eso mismo, opina que es importante tomar conciencia del lado positivo del teletrabajo y de todo lo que se puede hacer a partir de esta situación: “Muchos lo viven con pesar, pero el trabajo en casa también se puede disfrutar, pero muchos se han olvidado de los aspectos positivos”, comenta Slaghuis.

El coach aconseja, por ejemplo, participar solo de las videoconferencias que tienen una agenda, o hablar acerca de aquello que molesta de las reuniones virtuales y pensar entre todos qué se puede modificar. Los jefes deberían tratar de que las reuniones vayan cambiando, haciéndolas más dinámicas y usando otras técnicas y formas de presentación.

Florian Becker recomienda una encuentro virtual poco antes de finalizar la jornada de trabajo, en el que todos los miembros del equipo puedan hablar de cosas personales: “¿Cómo me siento? ¿Qué hice hoy? ¿Qué fue bien, qué no fue tan bien?”.

En su opinión, esto compensa al menos en parte la falta de contacto en la oficina y genera una dinámica de grupo que transmite la sensación de que trabajar desde casa es normal y que todos lo están haciendo. Becker comenta que incluso puede surgir una pequeña competencia que aliente la motivación, ya que “nadie quiere ser el que menos trabajo hizo”.

SIN PIJAMA

En estas circunstancias es común también que muchos se vistan de forma más informal que si se acude a la oficina.

Después de todo, nadie lo ve. Y si se presenta hacer una videoconferencia, uno puede ponerse rápidamente una blusa presentable y seguir con los pantalones cómodos debajo.

Pero, ¿cómo afecta este tipo de comportamiento a nuestra forma de vernos y a nuestra productividad? ¿Trabajaríamos mejor si estuviésemos con la ropa con la que acudimos a la oficina? Varios estudios dicen que sí.

Por ejemplo, las personas cuya labor exige una alta concentración consideran que es más fácil concentrarse si van con la bata blanca del laboratorio, que se asocia a la indumentaria del médico, según concluyó un equipo de psicólogos de Estados Unidos tras realizar un experimento en 2012.

Cuando se trabaja en casa es poco probable que una persona se vaya a poner la bata de un médico, pero la coach Petra Lienhop señala: “La jornada laboral comienza cuando uno se pone frente al armario”. Agrega que la ropa apropiada aumenta la autoestima y la confianza en uno mismo, y hace a la persona más productiva en el trabajo.

Sin embargo, esa máxima no tiene por qué aplicarse a todo el mundo. Según explica Carolin Pfau, miembro de la Asociación Alemana de Coaches, el efecto también depende de lo que cada persona asocie con la ropa.

“Si estoy acostumbrada a ponerme un traje o una chaqueta para trabajar, entonces he asociado el trabajo con esa ropa todos estos años”, indica. En su opinión, esa rutina podría formar parte de un comportamiento arraigado, lo que daría lugar a una mayor productividad.

La estabilidad emocional es clave: si no se tiene, se pierde el equilibrio más fácil en casa

 

Si la persona se viste con sensatez y se sienta a la mesa de trabajo en casa, adquiere una actitud diferente en su interior, se mete en su papel de profesional, explica el psicoterapeuta Andreas Pichler.

“No obstante, bien es cierto que hay gente que puede meterse en ese papel estando en pijama”. Y dice que depende de la capacidad de organizarse, pero también de la madurez personal, de cuánto se puede desviar uno de la pauta habitual.

Para la coach Carolin Pfau, sin embargo, el tema solo tiene que ver con cómo se ve a uno mismo de forma tangencial. “Se trata principalmente de lo que pienso, del efecto externo que creo conseguir a través de mi ropa”, señala. (DPA)

 

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