En el barrio donde mataron a Kim, ahora golpearon a un adolescente

En la memoria colectiva, Altos de San Lorenzo es una localidad asociada a lo peor del delito en nuestra ciudad. El reciente crimen de Kim Gómez a manos de dos menores de edad y el asesinato de Héctor Horacio Lopumo, ocurrido el 4 de enero de 2023, sin que a la fecha haya un solo detenido, son las muestras más recientes de la ola de violencia sin límites que atraviesa esta localidad, enclavada en la zona sur del partido de La Plata.

Ahora, cuando la muerte de la nena de 7 años sigue provocando estupor y el homicidio del ex árbitro y policía recobró voces en reclamo de justicia, sobre todo a partir de la marcha realizada el 12 de marzo pasado frente a la Gobernación bonaerense, la terrible noticia la aportó un chico de 16 años, a quien anteanoche golpearon en un aparente robo, según denunció su hermana de 22 en la comisaría octava.

El joven, siempre en base a la información que recibió este diario, sufrió tal castigo, que tuvo que ser derivado de urgencia al hospital San Martín, donde quedó internado en observación, sobre todo a causa de distintas contusiones en el rostro producto de aparentes puñetazos y patadas.

Los voceros indicaron que ese ataque ocurrió a la altura del cruce de las calles 22 y 88, a pocas cuadras del domicilio de la víctima, que pudo haberse resistido y por eso la descarga de furia recibida.

Aún no se supo bien qué intentaron sacarle, pero las fuentes aludieron a varios ladrones como autores de la agresión.

Fue cerca de las 23.00, en un barrio donde las luces son muy tenues y siempre juegan a favor de quienes delinquen.

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De todas formas, en diálogo con este diario un portavoz indicó que “no descartamos ninguna hipótesis”, en alusión a otros posibles escenarios.

Si conocía -o no- a los responsables de la salvaje golpiza, también es materia de investigación.

En la causa, tomó intervención el fiscal penal en turno, Martín Almirón, de la UFI Nº 8.

Por protocolo, se trabaja con el relevamiento de cámaras de seguridad y testigos, aunque esa labor asoma como compleja por las características del lugar.

DOLOR A FLOR DE PIEL

A unas 12 cuadras del sitio donde atacaron al menor de 16 años, Kim Gómez (7) encontró la peor de las muertes.

Fue en 28 y 82 después de ser arrastrada debajo de la carrocería de un auto, que minutos antes le quitaron a la madre y terminó dentro de un zanjón.

En esa alocada carrera, con un chico de 17 años al volante y, otro de 14 que quedó afuera por razones ajenas a su voluntad, tal como hasta el momento entendió la Justicia del Fuero de Responsabilidad Penal Juvenil, la pequeña no resistió.

Su partida, en medio de una angustia creciente, se hizo bandera y seguramente se levantará para apoyar otras causas nobles.

Por el hecho, mientras el menor de 17 años quedó con prisión preventiva y a la espera del juicio oral, al de 14 le aplicaron una medida de seguridad, cuya duración aún está pendiente de resolución.

En tanto, el asesinato de Lopumo ocurrió en una vivienda de 25 y 73, donde le pegaron un tiro en el corazón.

Actuaron cuatro hombres en moto, todos vestidos de oscuro, quienes gatillaron y huyeron sin llevarse nada.

“Estaba cortando el pasto, estaba el portón (del garaje) levantado. Papá entró a la casa porque se le quemó la bordeadora y atrás entraron dos motos con cuatro flacos. Se metieron dos en la cochera”, relató el hijo de la víctima a este diario.

“¿Qué pasás?”, le dijo la víctima a uno de los delincuentes cuando estaban en el comedor. En ese momento, su esposa estaba sentada frente a la computadora, en otra habitación. “Mi vieja zafó porque no la vieron”, afirmó su hijo.

El hombre dedujo que los asesinos intentaron cometer una entradera. “Se metieron para afanarle”, resumió, y estimó que ante un mínimo gesto de resistencia de su padre le dispararon en el pecho con arma calibre .22.

Increíblemente, más de dos años después, la causa no mostró avances significativos y la viuda de Lopumo lo hizo saber en la referida movilización por justicia y seguridad.