Son de Quilmes y, según la Policía, se especializaban en tiendas del Centro

“Estamos detrás de los que hicieron esto. Los mismos atacaron en varios lugares. Los vamos a agarrar”, prometía un jefe policial el sábado 29 de septiembre, cuando el Microcentro amaneció con daños y robos confirmados en dos locales (48 entre 8 y 9, 47 entre 7 y 8) y se sospechaba de ataques en otros dos. El lunes 1 de octubre cayeron una mujer de 48 años y un hombre de 31 en la zona sur del Conurbano, pero vinculados con otro atraco resonante a una tienda situada a pocas cuadras, pero dos semanas antes. De “Cachabacha”, en 10 entre 45 y 46, se habían llevado hasta las perchas. Los arrestados recobraron la libertad y según se sospecha ahora, volvieron a la Ciudad: el 5 de octubre habrían atacado a metros de su último “trabajo”, en 45 entre 10 y 11, y unos días después, el 13, en diagonal 73 y 15. Ayer los detuvieron nuevamente, porque en uno de los golpes de este mes habrían dejado sus caras estampadas en imágenes de cámaras de seguridad, según pudieron detectar los investigadores de la comisaría primera. También aparecería el Chevrolet Corsa en el que se movían y permanece con secuestro judicial desde la primera detención de los sospechosos.

En los allanamientos que se realizaron este martes en dos viviendas en San Francisco Solano, donde residen ambos arrestados, los policías encontraron indicios con los que delinearon un escenario delictivo con los mismos protagonistas en una serie de al menos siete robos y daños contra locales del Centro del rubro de la ropa y la indumentaria femenina.

“Secuestramos un montón de perchas y prendas que pertenecen a las firmas que tuvieron robos”, apuntó un jefe policial con intervención en la investigación.

Los efectivos fueron a Quilmes con órdenes de detención para cuatro personas. Dos aún permanecen prófugos.

Según contó la fuente, las cuatro personas se movían en el Corsa con objetivos puntuales, siempre de noche. En todos los casos investigados se registraron robos o intentos de ingreso en los locales mientras las persianas estaban bajas en las horas de descanso. “Rompían las vidrieras. Si no sonaba una alarma o si podían esquivar las medidas de seguridad, entraban a robar”, apuntó la fuente consultada. Mientras los hombres rompían y cargaban, la mujer detenida habría hecho de campana.

Por el momento, los acusados deben dar cuenta por dos hechos que investigan los mismos policías, de la Primera, pero con intervención de dos fiscalías distintas, la UFI Nº 8 (a cargo del fiscal Hugo Tesón) y la Nº 5 (Juan Menucci).

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la serie en investigación

La fuente consultada ayer adelantó que el registro de las viviendas y los elementos reunidos durante las últimas semanas, permiten incluir en la hipótesis robos y daños registrados durante el último mes y medio en locales situados en 5 y 49 (Tiza), 9 y 55 (Miwok), diagonal 77 entre 5 y 6 (Aspri), 48 entre 8 y 9 (Portsaid) y Diagonal 73 y 15 (C&C).

De todos modos, la lista podría ampliarse en los próximos días con otros escruches que padecieron comercios del centro. Entre eso, está el caso de “MB Accesorios”, situado en 45 entre 10 y 11, cuya propietaria denunció haber sido víctima de la misma banda.

La ropa robada la venderían a sus vecinos y comercios del Conurbano y capital federal

Según los detalles de la pesquisa a los que puso acceder este diario ayer, los presuntos ladrones de tiendas acopiaban los botines en su propia casa para luego comercializar las prendas en forma irregular a sus propios vecinos del barrio “Las Tijeretas” o a comercios de otros distritos.

También se encontró evidencia de venta de mercadería robada a través de Internet, se indicó.

Además, de las prendas con etiqueta y las perchas, los policías se llevaron de las viviendas allanadas papeles con anotaciones sobre las tiendas de la Ciudad y varios lotes de prendas con diversas marcas.

Tranquilidad y buena calidad

A los presuntos ladrones los atraían la Ciudad y sus emprendimientos, contó el investigador que accedió a hablar con este diario. “Cometieron otros hechos en el Gran Buenos Aires y habían elegido la Ciudad porque les quedaba bien llegar desde su zona y la ven como un lugar tranquilo, menos alborotado que el Conurbano”, dijo la fuente y añadió que los ladrones también tienen ojo para la calidad de lo que se van a llevar: “por lo que pudimos obtener de algún comentario que hicieron, La Plata les interesó porque hay marcas independientes de ropa que son de buena calidad y como en Buenos Aires no son muy conocidas, las podían vender bien”, indicó.

El ataque contra las prendas de marca propia lo sufrió Cachabacha, entre otros locales de la lista en investigación. Fruto de la constancia de su propietaria, María Iudel, lo que nació como un emprendimiento con exposición en ferias, hace dos años conquistó su propio local. La joven no paró de cortar y coser ropa de nenas.

En una historia de solidaridad barrial, logró reponerse del saqueo total del comercio con el apoyo de los vecinos que administran el local que alquila. Pudo reabrir una semana después del robo. Quizás, ahora pueda recuperar la mercadería que le robaron.