Villa Elisa y A. Seguí, paraísos perdidos por la inseguridad

Las localidades de Villa Elisa y Arturo Seguí eran, hasta no hace mucho, un páramo alejado de la ciudad, con un paisaje bucólico ideal para los que no gustan de los ruidos y la aglomeración urbana. Pero esa tranquilidad se ve, semana tras semana, cada vez más alejada. Los últimos hechos de inseguridad, muy graves, dejaron en claro que en ambos lugares la situación es delicada.

Sobre todo, en los barrios que se abren del camino Belgrano hacia la ruta 36: Seguí es la porción de zona Norte donde más se ve la falta de prevención, la impunidad de los delincuentes y el hartazgo vecinal. Todo ese cóctel arrojó como resultado incidentes como el intento de quemar la casa de un presunto ladrón, seguido por un tiroteo.

Lo que estalló en estos días es consencuencia de la bronca y la impaciencia de vecinos de la localidad por la inseguridad, que los mantiene movilizados y dispuestos a hacer justicia por mano propia, ante la “falta de respuestas y medidas de prevención” que le reprochan a las autoridades.

¿Siempre fue así? La mayoría coincide en que no. Ricardo, instalado hace 22 años en Villa Elisa, todavía se acuerda cuando “a lo sumo te sacaban una máquina de cortar el pasto del patio y nada más. Era muy raro escuchar que se metieran en casas a robar”. Y así, los testimonios se acumulan.

“Vivíamos como en un pueblo, nos conocíamos todos y no pasaba nada”, rememora Claudia, afincada en Seguí desde 2010.

Hace unos 10 días, hubo graves disturbios cuando un grupo de personas fueron a la casa de quien sindican como “un pistolero de la zona”, en 418 y 149, apedrearon el lugar e intentaron quemarlo, lo que la Policía evitó, en medio de un fuerte enfrentamiento que terminó -incluso- con un oficial baleado. Algunos hacen hincapié en que todo pasó después de una reunión por inseguridad que varios vecinos mantuvieron con autoridades policiales, pero desde la fuerza aclararon que “son cuestiones distintas. Los incidentes no tuvieron nada que ver con la asamblea”. Otras fuentes los vinculan a “disputas entre grupos enfrentados por cuestiones previas”.

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Una de las vecinas que estuvo en la reunión por la inseguridad que siempre se hacen en 414 bis y 145, contó que entre los asistentes que conversaban con jefes policiales de la zona y con un funcionario municipal de Seguridad Ciudadana, “había unos 20 familiares y vecinos de una chica de 14 años que el domingo fue violentamente asaltada por el ‘Lumpa’”. Con ese apodo conocen a un joven de 19 años, también de la zona, que habría hecho “cuatro disparos al piso delante de ella y de un hermanito y un sobrino de 4 y 5 años”.

“Fueron ellos quienes decidieron dejar la reunión e ir a la casa de `Lumpa`, en 149 entre 417 y 418, enardecidos” luego de que la madre de la chica lanzó reproches a las autoridades, indicaron por entonces. El encuentro de los demás vecinos siguió su curso, hasta que “de repente escuchamos varios tiros y la Policía fue para el barrio” donde se estaba desarrollando el disturbio.

Fue en esas circunstancias que se desató una batalla campal que duró “entre las 8 de la noche y la 1 de la mañana”, según dijeron, porque “el `Lumpa`disparaba contra los que se manifestaban frente a su casa, que a su vez arrojaban piedras, una de las cuales lastimó en la cabeza a la madre de este pistolero”, agregó la vecina.

Ya reforzada con el Grupo Halcón, Caballería y Grupo GAD, la policía intentó controlar los desmanes con gases lacrimógenos y escopetazos.

Fuentes oficiales insistieron que “los incidentes fueron por cuestiones ajenas a la reunión con los vecinos”, mientras que Insaurralde resaltó que la asamblea se convocó “por la inseguridad que estamos padeciendo”.

“El `Lumpa`es de la misma banda del pibe de 12 años que viene saqueando con otros nuestras casas, entre ellas la mía, donde ya tuvimos 6 robos”, contaron.

Como consecuencia de los disturbios, una mujer de 36 años resultó herida de una pedrada en un ojo, en tanto que un oficial recibió un disparo de arma de fuego en un pie y otro efectivo un piedrazo en la cara. Además, un patrullero terminó con un tiro a la altura del parante derecho.

Hace 5 años, en Seguí vivían como en un pueblo. Hoy los “pistoleros” meten miedo

Tras esos disturbios, por los que se abrió una causa caratulada “abuso de arma y lesiones” , no son pocos los que especulan con que “la cosa se pondrá peor en el barrio”. La familia del acusado se fue preventivamente. Y a la noche siguiente, prendieron fuego la vivienda cuando no había nadie.

“LA POLICÍA SABE”

Según Mariana y Liliana, vecinas de Arturo Seguí, esto pasó “a la una de la mañana, aunque no sabemos si fueron los mismos familiares de la chica asaltada u otras personas”.

De lo que sí están al tanto las vecinas es de algunos posteos de un grupo de Facebook autodenominado “Villa Elisa Vive”, donde, indicaron, “convocaron a incendiar la casa de un ladrón de 12 años que también tiene en jaque a la zona”.

Señalaron, además, que “la inseguridad que estamos padeciendo se debe a un grupo de padres e hijos, entre quienes hay varones y mujeres de 12 a 35 años, a los que todos los vecinos conocen. Y si lo saben los vecinos, la Policía también”.

Las mujeres anticiparon que un grupo de frentistas entregó en la Municipalidad un petitorio, para insistir en el reclamo de mayor presencia y de una prevención más firme.

“No puede ser que tengamos una población de 16 mil habitantes y debamos hacer 6 kilómetros para ir a hacer una denuncia, trámite donde además nos hacen perder cuatro ó cinco horas”, se quejaron.

En este marco, el martes pasado los vecinos volvieron a juntarse en la vieja estación de Seguí, en 414 bis entre 145 y 146, “porque necesitamos seguridad”, reclamaron.

DOS ABUSOS EN DOS MESES

Dos casos tanto o más resonantes fueron los abusos sexuales que padecieron dos chicas jóvenes en Villa Elisa, la localidad vecina.

El primero del año, sucedido durante la madrugada del 1º de enero, fue el aberrante caso del ataque sexual “en manada” del que fue víctima una adolescente de 15 años. El caso cobró trascendencia a nivel nacional por tratarse de un nuevo hecho de abuso sexual cometido en grupo, como ocurriera también el 1º de enero en Miramar.

Pocas horas después de que se conociera el caso, la Policía aprehendió a tres jóvenes de entre 19 y 21 años, quienes quedaron en libertad tras prestar declaración ante el fiscal, porque se consideró que no había elementos suficientes para pedir la detención.

Según la denuncia, la menor fue sorprendida aquella noche festiva, cuando regresaba a su casa desde lo de una amiga por un grupo de unos siete sujetos, quienes la llevaron a un descampado, donde se produjo el ataque. La particularidad que presenta el caso es que los agresores tenían capuchas y no hablaban si no que se comunicaban a través de señas, buscando así evitar que la víctima pudiera escuchar sus voces.

En tanto, hace una semana, una joven de 25 años denunció que fue abusada sexualmente durante la madrugada de este viernes 8 cuando se dirigía hacia su trabajo.

De acuerdo al testimonio de la víctima, el hecho se produjo cerca de las 5.30 de la mañana. Contó que salió de su casa para tomar el tren Roca y a las pocas cuadras, en la intersección de las calles 3 y 422, fue abordada por un hombre armado. El agresor, que portaba un revólver y un cuchillo, la amenazó y la obligó a acompañarlo hacia una zona cercana ubicada entre un complejo de monoblocks y un colegio. Allí abusó de ella.

Antes de escapar, el delincuente le robó el dinero en efectivo que llevaba (alrededor de 600 pesos), el teléfono celular y la mochila.

Lamentablemente, hay antecedentes similares. En septiembre del año pasado, una chica de 28 años fue sorprendida en una situación similar, en un barrio, y padeció el mismo calvario. Allí también tuvieron la misma conclusión: “Este siempre este fue un barrio tranquilo, pero con el movimiento que hay, de noche vivimos con miedo de que nos roben u ocurra otro episodio violento para los vecinos”, sintetizó por entonces Rubén, vecino de la zona donde fue aquella violación. El miedo ya parece generalizado.