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Kamala Harris es noticia por ser la primera mujer en ocupar ese cargo en Estados Unidos, pero además por su look poco lujoso, formal y con un toque descontracturado en los pies
MATILDE CARLOS
Por MATILDE CARLOS
Hace un par de fines de semana supimos quién será el nuevo presidente de Estados Unidos y la noticia, además de significar la despedida de Trump del salón oval, trajo un aire de renovación profunda en cuanto a la vicepresidencia. Ahora y por primera vez en la historia de dicho país, ese cargo lo ejercerá una mujer. Y no cualquier mujer, sino alguien de ascendencia afroamericana y surasiática.
Kamala Harris es una abogada de 56 años que se volvió toda una inspiración para las chicas que aspiran a crecer y fortalecer su autoestima más allá de los prejuicios y las trabas que la raza y el género les imponen. A tono con lo que venimos hablando en este espacio, su triunfo es un paso más en la lucha de las minorías por ganar lugares antes vedados.
A la hora de analizar la imagen de la flamante vicepresidenta electa, podríamos decir sin temor a equivocarnos que estamos ante una mujer que hace del estilo working woman, una ley. Sabemos que la indumentaria es portadora de signos y mensajes, y en un mundo masculino por excelencia, apelar al traje sastre es una estrategia y una declaración de principios. ¿Por qué? Porque desde el triunfo de la burguesía durante el proceso conocido como la Doble Revolución (Francesa e Industrial) el vestuario de los varones compuesto por chaqueta y pantalón se volvió el uniforme del estilo laboral y corporativo, y cuando las mujeres quisieron ocupar espacios que les negaban por cuestiones de género, siempre apelaron a este repertorio consensuado. Desde la década del `30 con Marlene Dietrich o Greta Garbo vistiendo estos conjuntos en la pantalla grande para diferenciarse de las típicas y un tanto superficiales “chicas de Hollywood”, pasando por los primeros años `40 en plena Guerra con las mujeres trabajando en tareas masculinas, o los sofisticados smokings de Yves Saint Laurent en los `70 como signo de elegancia ambigua, como el power dressing de los `80 y las ejecutivas enfundadas en equipos Armani o Hugo Boss; el traje sastre es EL atuendo por excelencia para demostrar empoderamiento femenino, y Kamala Harris lo sabe. Porque si bien ella suele lucir vestidos o maxifaldas en galas y eventos protocolares, cuando tuvo que hacer campaña, viajar de un lado a otro y estar a la altura de una competencia en la que la testosterona de Trump marcaba la cancha, siempre eligió hablar en su idioma al menos desde lo visual.
Justamente el día de su consagración Kamala lució un traje blanco de chaqueta y pantalón diseñado por Carolina Herrera combinado con una blusa satinada en color champán. A muchos el look en sí les pareció acertado y hasta chic; pero en ese outfit había más de un mensaje.
Además del traje en sí, la blusa resultó ser una prenda que escondía un detalle con significado de corte feminista. Se trata del moño flojo en forma de lazo en la parte delantera, que simboliza el empoderamiento femenino ya que era propio del estilo que lucían las militantes del Partido Nacional de la Mujer fundado en 1913 en EE UU. Ellas adoptaron e impusieron el blanco, el dorado y el violeta como sus colores insignia. Mucho tiempo después fue Geraldine Ferraro, la primera mujer norteamericana en postularse para vicepresidente en 1984, quien volvió a elegir un traje blanco llegando a convertirlo en todo un emblema por el que apostaron diferentes referentes femeninos de la política, hasta que
Trajes sastreros o conjunto de blazer, más jeans y zapatillas definen el estilo accesible
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Kamala lo subió al podio vencedor. Ese gesto estuvo acorde con su discurso cuyas palabras más sentidas fueron: “Puede que sea la primera mujer en el puesto, pero no voy a ser la última, porque todas las niñas que me estén viendo esta noche verán que este país está lleno de oportunidades”.
Si repasamos el look de Kamala Harris podemos decir que se trata de un estilo confortable; porque no solo cuando viste formal opta por el traje, también en ocasiones más relajadas o en campaña combinó diferentes blazers clásicos con jeans o pantalones de gabardina más informales para romper con la monotonía del look y darle aires frescos sin perder la fuerza del mensaje de su indumento.
Otros ítems clásicos en su guardarropas son los collares: simple de perlas negras, doble de perlas blancas, combinado de perlas y cadena de oro, y siempre unos pendientes a juego. Estos complementos hablan de cierto clasicismo que también se asocia a un carácter tradicional y algo anticuado de la flamante vicepresidenta; carácter del que trata de despojarse con un toque personal en sus pies porque si hay algo que se destaca en ella es que, más allá de lucir estiletos cuando la ocasión lo amerita, sabe bien que lo que hoy se lleva son las zapatillas y no duda en mostrar su ‘obsesión’ por un modelo en concreto. Se trata de las clásicas Converse que luce cada vez que tiene la oportunidad.
Ella no ignora que sus zapatillas clásicas estadounidenses indican una actitud positiva y un propósito. Por ejemplo, en octubre, muy cerca ya de las elecciones, asistió a un acto en Florida con un par simbólico de zapatillas de dicha firma en el modelo tipo botitas blancas adornadas y con inscripciones colocadas a los lados que decían: ‘Black Joy’, ‘Stop Hate’ y ‘Love 2020’. Las fotografías de ese calzado recorrieron el mundo y acentuaron la llegada fuerte y clara del mensaje.
De manera que perlas, trajes sastreros o conjunto de blazer + jeans, y zapatillas definen el estilo accesible de Harris quien ha encontrado en la neutralidad uno de sus grandes aliados. Decimos que es accesible porque su look se consigue con buenas prendas del tipo “fondo de armario”; porque no apela a estridencias ni a marcas de lujo y pone el acento en los detalles haciendo que lo más llamativo no sea la forma, sino el contenido.
Podemos decir que el de Kamala Harris es un estilo confortable
Sin dudas, tal como lo fuera Michelle Obama como primera dama, Kamala será una referente para muchas americanas y mujeres del planeta a la hora de elegir un guardarropas laboral que además de cumplir con los protocolos, sea una forma de llevar el propio estilo y las convicciones de la cabeza a los pies.
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El look de Kamala, con jean y zapatillas / web
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