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Toda la semana |De palacios a pasarelas: El impacto de las reinas y princesas en el mundo

Realeza; las 4M: reinan la moda y marcan tendencia en las cortes

Las damas consortes revolucionaron la escena al convertirse en verdaderas influencers con su estilo único y sofisticado. Desde su elección de diseñadores hasta su compromiso con lo sostenible

VIRGINIA BLONDEAU
Por VIRGINIA BLONDEAU

21 de Mayo de 2023 | 04:35
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Hace veinte años que son “reinas” de estilo. Las fabulosas 4M se las comenzó a llamar y, aunque no venían del mundo de la moda ni posiblemente les interesara especialmente el tema, ¿quién puede resistirse a ser asesorada y vestida por los más grandes diseñadores internacionales de la época?

Les costó encontrar el look que más las favorecía pero hoy las 4 M, Máxima de los Países Bajos, Mette-Marit de Noruega, Matilde de Bélgica y Mary de Dinamarca, pisan fuerte en las alfombras rojas del mundo y marcan tendencia en cada aparición. Agregamos a ellas la L de Letizia, la reina de España considerada hoy la más elegante de todas las damas de la realeza. A ellas cinco se han sumado otras mujeres tanto o más influyentes: Kate en Gran Bretaña, Charlene en Mónaco y Estefanía en Luxemburgo. Un ramillete de ocho consortes que generalmente deslumbran y algunas veces, decepcionan.

MÁXIMA, DEL PATIO BULLRICH A TAMINIAU

En su primera aparición, cuando se anunció su compromiso con el entonces príncipe heredero Guillermo Alejandro, Máxima lució un sencillo vestido escote barco en un color burdeos claro que nada hacía presagiar los desbordes que tanto le gustan. Tampoco el rodete a lo Evita anticipaba que en esa cabeza se iban a lucir un sinfín de tocados y capelinas a cual más grande y singular. Es imposible enumerar cada uno de los atuendos que ha llevado la reina. Todos los colores, todos los estilos y profusión de apliques, volados, transparencias, escotes y plumas. Desde la vanguardia sustentable hasta ropa de su suegra. En sus primeros años como princesa aún quedaban resabios de chaquetas y pantalones comprados en Patio Bullrich pero cuando Edouard Vermeulen, de la casa Natan, se hizo cargo de su vestuario Máxima encontró su verdadero estilo que podríamos resumir con la frase “antes muerta que sencilla”. No es que nos guste especialmente Vermeulen. De hecho, los peores looks de Máxima pertenecen a esta casa. Nos hartamos durante años de ver mangas farol, faldas hiper ajustadas de cuero, blusas cuello chimenea en raso dorado y miles de vestidos que la hacían ver caderona y señorona. Pero lo más importante es que Vermeulen la europeizó, la ayudó a destacarse y la hizo brillar. Y tuvo algunos momentos inolvidables como el vestido blanco pintado a mano (por un artista de origen argentino) que estrenó en 2019 y que fue uno de los grandes looks de Máxima.

Máxima Zorreguieta, con el trench de Claes Iversen / Web

Fue un soplo de aire fresco cuando, ya reina, comenzó a incorporar prendas de Zara y otras marcas low cost. Y fue un hallazgo que confiara en Jan Taminiau para los vestidos de gala y en la firma Massimo Dutti para el día. Pero sin duda la gran innovación llegó de la mano de Claes Iversen, un diseñador holandés radicado en los Países Bajos, responsable del famoso vestido con agujeros que Máxima estrenó el año pasado y que causó sensación.

En lo que va del año (y eso que aún no llegamos a junio) Máxima usó todo lo usable pero, para el día, el caballito de batalla fueron los trajes de pantalón y blazer en colores furiosos y con las siempre presentes capas de Valentino y Natan para protegerse del frío. En su gira por el Caribe, en enero y febrero, hasta se atrevió a un blazer blanco sin mangas de Zara que le daba un aspecto muy juvenil. Esta gira también significó el regreso de Natan a su vestuario con vestidos de líneas más frescas a las que nos tenía acostumbrados. Los outfits de Máxima en esta gira fueron muy alegres de descontracturados y, como no hay gira sin gaffe diremos que el cinturón-peplum de cuero que le agregó al vestido de Johanna Ortiz y el vestido largo rayado de Natan están entre los más olvidables.

 

Pisan fuerte en las alfombras rojas del mundo y marcan tendencia en cada aparición

 

El primer traje de gala se lo vimos a Máxima en marzo, en la visita de estado a Eslovenia y fue un vestido de Jan Taminiau en verde azulado que había estrenado hacía cuatro años. Lleva escote barco y está confeccionado en tul bordado. En la falda tiene aplicados unos pétalos y termina con una corta pero voluminosa cola.

En abril se concretó la visita del presidente de Francia, Emmanuel Macron, a los Países Bajos. Brigitte, la primera dama, es muy chic así que nuestra reina tuvo que hacer esfuerzos para estar a la altura de una francesa. Y no defraudó. Estuvo de estreno en la noche de gala con un vestido rojo de Claes Iversen que tenían unas mangas globo que le daban volumen al conjunto. Para el día hizo arder los portales con un trench con agujeros del mismo diseñador. Sí, agujeros de diferentes tamaños enmarcados en círculos dorados que nos recordaba al vestido verde agua que tanto había impactado.

Máxima y Matilde

Tal vez alguien le haya dicho a Máxima que para la coronación del rey Carlos III no se pusiera esos colores flúo a los que nos tiene acostumbrados así que se decidió por lo neutro: el blanco. El vestido, firmado por Taminiau, era precioso con su escote bordado y calado. El problema fue que el blanco estaba reservado para las damas de la familia real inglesa y aunque el de Máxima era más un off-white llamó la atención esa metida de pata de la reina.

MATILDE DE LOS BELGAS APUESTA A LO SEGURO

Matilde, la reina de los belgas, fue clienta de Natan desde que comenzó su noviazgo con Felipe, el entonces príncipe heredero del trono. De hecho fue Edouard Vermeulen quien realizó su vestido de novia. Durante años fue difícil distinguir entre Máxima y Matilde ya que las dos vestían prácticamente igual. Pero, mientras que Máxima viró a atuendos más modernos, la belga se mantuvo fiel a Natan y a sus brillos y volúmenes. Eso sí, es mucho más clásica que Máxima y raramente juega con los colores. Y cuando lo hace más vale tener cerca anteojos de sol porque encandila: se pone todos los brillos que no se puso en el año.

Matilde acierta cuando lleva los Armani monocolor o algunos vestidos inspirados en la cultura japonesa. Quedó demostrado que le sientan bien los aires orientales en febrero pasado cuando en Bangladesh llevó trajes realizados en la seda de los saris.

Matilde de Bélgica

Matilde ha incorporado a su vestuario prendas de Dries van Notten, un diseñador belga muy innovador. La reina ha elegido de él atuendos con estampados enormes, algunos muy lindos y otros no tanto. Matilde va siempre bien porque es altísima y de buena figura, la ropa le calza impecable y tiene una sonrisa permanente en su rostro. Pero desmelenarse le vendría bien de vez en cuando porque viste estilo “señora respetable” desde los 26 años, cuando se comprometió con Felipe.

Mette-Marit, de Noruega

METTE-MARIT, UN ESTILO QUE DESCONCIERTA

La que se desmelena seguido es la princesa heredera de Noruega: que no tiene ningún problema en aparecer en los actos con un sencillo pantalón, suéter y botas de lluvia combinados con un tapado de Valentino de miles de euros. Y es que el frío de Oslo amerita cualquier estilismo. La princesa mide 1,83 y es preciosa. Con una genética envidiable, se conserva muy bien sin cirugías ni botox y cuando irrumpió en el mundo royal era una verdadera referente de estilo. Un estilo que podríamos definir como muy deportivo en el día a día y muy naif para las galas. Su diseñador preferido era Giambatista Valli. Con los años el estilo vaporoso no le empezó a sentar tan bien pero ella le rehúye a la madura sofisticación de la que Letizia y Máxima son iconos. Son muy pocos los actos a los que acude debido a problemas de salud pero este año ha tenido la ocasión de lucirse en la coronación del rey Carlos III. Una de cal y una de arena: el primer día llevó saco estilo chaqué, blanco con dos bandas rojas que lo cruzaban y que pertenecía a una colección de Alexander McQueen de hace siete años. Si hubiera sido lindo y le quedara bien, lo vintage hubiera sumado pero no fue el caso. Por suerte al otro día eligió un adecuado vestido de Peter Dundas muy favorecedor.

 

No venían del mundo de la moda ni posiblemente les interesaba, en especial, el tema

 

Su suegro, el rey Harald, está muy delicado de salud de modo que los príncipes herederos, Haakon y Mette-Marit, fueron los anfitriones en la visita del presidente de Italia y su hija. Y la noche de gala la princesa sorprendió con un vestido de Gucci en negro que no era feo pero absolutamente incomprensible: era de la colección 2012 y se notaba que no era actual. Para colmo había perdido la esencia del original al quitarle transparencias y agregarle tela. Era obvio que Mette Marit no podía mostrar la panza ni la ropa interior en una gala pero ¿no había otro vestido que se adaptara a un evento real? Los príncipes tendrán cada vez más protagonismo y cabe preguntarnos si volverá a brillar con luz propia como cuando la conocimos.

Mary de Dinamarca y Mette-Marit

LA PRINCESA MARY DE DINAMARCA, EL MIX PERFECTO ENTRE LA VANGUARDIA Y LO CLÁSICO

La cuarta M es Mary, la abogada australiana que conquistó a Federico, príncipe de Dinamarca. Al contrario de su colega noruega, Mary es omnipresente. Mucho más que su marido y que, incluso, la propia reina quien a veces sus problemas de columna la mantienen relegada.

Mary es y está siempre impecable. Su outfit fetiche no es sofisticado: usa trajes de pantalón y chaqueta en todas sus formas y colores, vestidos livianos en verano y mucha falda con volumen pero no es snob ni da la sensación de seguir las tendencias. Y esto se debe a que, si bien Massimo Dutti es el más elegido para su ropa de tarde, recurre mucho a diseñadores nuevos, en especial de Dinamarca y países bálticos. Además es una gran impulsora de la industria de la moda y acompaña en desfiles y presentaciones siempre que es requerida.

Su estilo es clásico pero en las galas, brilla como ninguna. Y es literal porque suele llevar vestidos de telas brillantes o con incrustaciones que realzan tejidos. Sin caer en ñoñerías ni exageraciones, es Mary la princesa que lleva los vestidos “más de princesa”. De su suegra, la reina Margarita, aprendió que la majestuosidad es una condición irrenunciable pero, por propia experiencia con su vestido de novia, aprendió también que metros de seda no siempre son signo de elegancia.

Aunque no manejan redes, las reinas y princesas consortes son verdaderas influencers de la moda. Ellas en especial son una generación que ha cambiado el concepto de los que debe ser un vestuario real. Reciclan, reutilizan y comparten la ropa; usan prendas accesibles y prefieren diseñadores que cuidan el medioambiente. Todo, si perder estilo. Las 4M no son las únicas sino que en las próximas entregas seguiremos espiando y analizando el vestidor de todas y cada una de las consortes.

 

 

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