Desde el ingreso hasta el final: lo de estudiar en grupo iba en serio

Viernes 7 de marzo de 2025. En las escalinatas de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de La Plata, quince jóvenes se abrazan, sonríen, levantan los brazos. Emocionados, celebran que son ingenieros industriales pero, más que nada, haberlo logrado después de recorrer toda la carrera juntos, en tiempo ideal.

Todo comenzó en 2020 cuando se desató la pandemia por Covid-19. Curiosamente, el aislamiento y la virtualidad los juntó. Fue en Matemática A, una de las primeras materias de la carrera, donde se conocieron: “Lo que nos unió fue esa mesa de ‘Mate A’. En la virtualidad, nos uníamos a la misma llamada para practicar y estudiar”, contó a este diario Sofía Guaragna, integrante del grupo.

Son quince jóvenes de muchos lugares: Mateo Markin, Lola García Ceppi, Alejo Ponton y Sofía Guaragna se conocen desde el jardín de infantes; Facundo Petruccelli, Rebeca Lavena y Felipe de Aduriz, desde el nivel primario; a su vez, Felipe Castellano, Chiara Blanco y Santiago Atela, se conocieron en el curso de ingreso. A ellos, durante la carrera, se sumaron Justo Lundin, Sofía Trapaglia, Valentina Tomas, Pilar Gutiérrez y Manuela Salessi. Como en todos los vínculos, es complejo explicar cómo se construyen, forjan y se convierten en un todo.

Lo cierto es que en 2022, con la vuelta a la presencialidad, el Congreso Argentino de Estudiantes de Ingeniería Industrial (CAEII) al que asistieron en Mendoza, los terminó de unir y lo que era un racimo de subgrupos se convirtió en uno grande, inmenso, complicado para estudiar. “Nos convertimos en un grupo un poquito grande para la facultad. Cada vez que nos juntábamos a estudiar era un caos: había más gritos que estudio, más risa que otra cosa”, describió Pilar Gutiérrez, otra de los miembros.

Desde ese momento, que estaban en tercer año, decidieron recorrer juntos lo que quedaba de la carrera. “Fuimos estudiando de a subgrupos. Al principio intentamos de a quince, pero rápidamente nos dimos cuenta que no era viable. Fuimos interactuando más entre todos”, recordó Sofía.

Rápidamente pasó 2023 y llegó 2024, año decisivo en cuanto a lo académico: eran pocas las materias que quedaban y la recta final de ingenería dejaba de ser un anhelo para convertirse en el presente. Entonces, la idea, apareció.

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Festejo en grupo, siempre / EL DIA

“Egresar todos juntos fue una decisión de la última etapa, del último año. No todos habíamos cursado las mismas materias y a algunos de los chicos tenía materias pendientes”, contó Sofía y destacó: “La propuesta de terminar todos juntos fue una gran motivación para aprobar materias colgadas. Algunos en el último año metieron 6 o 7 materias por semestre, algo muy difícil de lograr”.

Sobre ello, Pilar también rememoró: “Más o menos en septiembre nos decidimos recibirnos todos juntos. Pusimos fecha marzo para que nos dé un ‘changüí’ para que todos lleguemos con las materias aprobadas”.

La decisión fue unánime: en marzo se recibirían los quince y tenían todos los meses previos para aprobar las materias restantes. “Lo primordial era que sea los quince juntos, sino no valía la pena tanto esfuerzo. Era juntos o nada”, manifestó Pilar, recordando aquellos meses determinantes.

La Facultad de Ingeniería suele tener menos de dos mil ingresantes por año: en 2025 la cifra fue de 1.846 inscriptos. Dentro de esta casa de estudios, y aunque se comparten muchas materias, son 13 las carreras disponibles. A su vez, se recibe por año un promedio de 450 estudiantes, un número muy por debajo de la cantidad inicial. Desde el decanato suele repetirse que “la carrera no es imposible, pero se necesita constancia y mucho estudio”.

Estos quince estudiantes -todos de 23 años- lograron atravesar una carrera más o menos en paralelo, y tuvieron recompensa: se recibieron el mismo día, con la particularidad de que no fue casualidad; fue una elección.

La cita final fue el pasado 7 de marzo, con la materia “Instalaciones industriales” y el docente Esteban Blanco a cargo quien, junto a las autoridades de la institución, otorgaron una fecha especial para que el gran grupo pueda recibirse en conjunto.

Allí, después de exponer oralmente en tríos, los quince estudiantes salieron y festejaron con familiares, amigos y hasta docentes y directivos de sus escuelas secundarias. En una fiesta juntaron mil personas y también se subieron a un crucero en grupo.

Ahora, lo que viene: “Estamos casi todos desempleados o buscando mejores trabajos. Queremos seguir viajando juntos y, como venimos haciendo desde hace mucho, vernos aunque sea una vez por semana”, señaló Sofía, con los ojos puestos en el horizonte. Sin embargo, con la emoción propia de terminar un ciclo, sentenció: “A tres de los chicos los conozco desde el jardín. Ellos son como mis hermanos de otra madre, les tengo muchísimo cariño”.