Las renovadas estaciones de Tolosa y Gonnet se sacan un reprobado en accesibilidad

Mas allá de la satisfacción de los usuarios del transporte público por la puesta en marcha del tren eléctrico en la Región, en las últimas horas se remarcó que las personas con dificultades motrices se topan a diario con serios inconvenientes de accesibilidad en las estaciones de Tolosa y de Gonnet. En la primera, solo se accede a los andenes luego de pasar por el puente peatonal y en la segunda, pese a que desde el Camino Centenario se observa una extensa rampa, la misma desemboca en 5 provisorios escalones que resultan infranqueables para quien por ejemplo se desplaza en silla de ruedas.

“Al menos por ahora no está previsto el acceso de las personas discapacitadas a los andenes porque sólo se ingresa a la estación de Tolosa a través del puente y a una persona anciana con problemas motrices o a alguien en silla de ruedas eso les resulta imposible”, contó Leonardo Rapalini, un vecino de la Ciudad que días atrás sufrió serios inconvenientes para desplazarse por esa estación con un familiar que tiene problemas de movilidad.

Si bien en esa estación de trenes se arregló el antiguo puente peatonal, al menos hasta el momento no se previó un acceso para personas con discapacidad.

“No solo hay que pensar en las personas que están en sillas de ruedas, a veces se ven personas muy mayores que casi no pueden subir los escalones, es una lástima que con una obra que llevó tantos años eso no fuera tenido en cuenta”, apuntó César Folotto, vecino de Tolosa.

De la misma manera que un discapacitado motriz no puede acceder a la estación de Tolosa tampoco podrá salir del andén quien con el mismo problema descienda de un tren porque la salida hacia la calle es a través del puente peatonal.

“No está previsto ni el ingreso ni la salida de los discapacitados, no tienen como salir si no es por las escaleras del puente peatonal”, agregó otro usuario del tren.

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Algo similar ocurre en Gonnet donde desde el Camino Centenario se observa una extensa y ancha rampa, pero al finalizar el trayecto, en el sitio desde donde se accede al andén hay cinco escalones de madera.

Se aprecia que esa precaria escalera es una instalación provisoria, pero no deja de llamar la atención que no esté previsto un acceso para los discapacitados motrices.

Mientras avanzan las obras para completar la construcción de los andenes salta a la vista que no se tuvo en cuenta dar aunque mas no sea una respuesta provisoria a quienes una escalera puede resultarles una valla infranqueable.

En ese contexto, las personas con problemas motrices se preguntan cómo al menos no se les ocurrió hacer rampas de madera para acceder a los andenes.

Un reparo similar hacen quienes transitan por determinados puntos céntricos como la esquina de 5 y 50 donde sus cuatro bocacalles están en obra y llenas de cascotes. Si bien la Municipalidad de La Plata anunció que se avanza en la construcción de rampas para hacer de la ciudad un espacio más inclusivo, la pregunta que surge es ¿por dónde pueden circular de manera segura aquellos discapacitados que tengan que cruzar alguna de esas esquinas por estos días?

Las personas con algún tipo de discapacidad realizan con frecuencia campañas en las que invitan a la gente ponerse en el lugar del otro para comprender la cantidad de trabas que sufren a diario.

Como ejemplo señalan a muchos micros a los que se les hace imposible acceder porque carecen de rampas. También se destaca la inmensa cantidad de edificios públicos a los que no pueden ingresar o los taxis que se niegan a pararles porque en sus baúles no hay espacio para las sillas de rueda.

De distintos relevamientos se desprende que el problema más engorroso para los discapacitados es la falta de autonomía, la imposibilidad que tienen para trasladarse por La Plata por su propia cuenta, sin acompañantes. A pesar de que hace tiempo se insiste en la necesidad de contar con un transporte público adaptado con rampas, paradas de micros con información en sistema braille y un cupo de taxis con baúles liberados para poder transportar sillas de ruedas, muchos de esos puntos son todavía materia pendiente.

Si bien en algunas oportunidades se habló de promover “corredores accesibles” para conectar el centro con distintos barrios periféricos o fomentar una “cadena de accesibilidad” para mejorar la inclusión - tanto en el ámbito privado como público -, en lo concreto no se avanzó significativamente.

Otra de las críticas frecuentes es que las rampas siempre se hicieron en lugares de mucha visibilidad y no en cada sector de la Ciudad. Se calcula que por una arquitectura que no tiene en cuenta las excepciones, 75 mil personas con impedimentos físicos permanentes o temporarios (del 12 al 20 por ciento de la población), ve recortada su libertad de desplazarse por La Plata.