Otra demolición renueva la polémica por la conservación del patrimonio

Muy venido a menos y con sus aberturas tapiadas con ladrillos desde hace un par de años, después de varios lustros de albergar locales de compraventa de objetos varios -antigüedades, discos de vinilo, indumentaria-, el antiguo inmueble situado a la altura del número 415, en 46 entre 3 y 4, conservaba algunos rasgos de la típica casona platense que supo ser. De todos modos, hace algunos días dejó de existir. Y un grupo de vecinos denuncia que la demolición fue una “agresión” al patrimonio platense, perpetrada a partir de la destrucción de “un bien catalogado en una zona protegida”.

La vivienda en cuestión, enclavada en un lote de diez metros de frente por alrededor de cuarenta de fondo, contaba con galería, pasillo, habitación de planta alta sobre el garage, mamparas de hierro trabajado y vidrio repartido de colores. Lucía semi-abandonada; se le colocó un cartel de venta... y al poco tiempo un cartel de obra: “a demoler y construir”. La piqueta ya hizo buena parte de su trabajo, la cuchara de albañil aún no entró en escena.

En la ONG “Defendamos La Plata” (DLP) caracterizan el lugar como “zona protegida por la Ordenanza 5.3387/82. que preserva bienes construidos antes de 1930, y por el decreto patrimonial 1.579/06, que define en esa cuadra nueve parcelas protegidas: una con protección ‘Estructural’, siete con protección ‘Contextual’ y una con protección ’Cautelar’”.

Casi todos esos espacios se hallan en la vereda impar, como la casa erradicada.

“Esto se veía venir, y ya lo habíamos advertido a la dirección de Preservación de la Municipalidad en 2016” recordaron los vecinos: “se destruye el contexto, en un conjunto que se encontraba íntegro en toda la cuadra, a pesar de que la Comuna está bajo el mandato de la Corte de proteger el patrimonio de la ciudad y de que el propio intendente se comprometió en ese sentido”.

La eventual construcción de una torre en el vacío que dejó la casona demolida modificaría la escala y la fisonomía de la cuadra en cuestión, trastocando la correlación actual de alturas y aspecto, ya que aún persisten allí varios inmuebles de una antigüedad considerable, en diferentes estados de conservación.

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Indignados, los referentes de DLP fustigaron a las autoridades: “en una ciudad que ya es una jungla inhabitable de desbordes, anegamientos, descontrol y vandalismo, habilitar estas demoliciones y edificios sin planificación resulta insensato y suicida. Vemos con asombro el avance de construcciones nuevas que lejos de agregar valor y jerarquía a la Ciudad la alejan de su destino de ser única para transformarla en una ciudad sin calidad”.

“Basándonos en el artículo 5 de la ordenanza 10703/10, solicitamos se nos informe por escrito sobre el régimen y condiciones urbanísticas y/o ambientales aplicables a los inmuebles protegidos que consideramos clave para evitar la distorsión futura de este entorno urbano existente” indicaron los frentistas de la zona.

Y concluyeron: “entendemos que ese entorno debe ser resguardado no sólo por las características históricas que presenta, sino y fundamentalmente, por tener protección de normativa municipal. Se están dañando irreparablemente características patrimoniales y urbanas del barrio, su arquitectura protegida y el ambiente”.