Piden juicio por la salidera del millón y la fuga increíble

El 9 de mayo, a media mañana, el centro de la Ciudad enmudeció por el estupor ante los tiros, la sangre, el robo de casi un millón y la increíble fuga de un ladrón, a fondo en el auto del policía que lo había detenido pero quedó desairado por la confusión de otro efectivo.

Aquel terror por la violencia descarnada que sembró de balas, primero 7 entre 46 y 47, frente a la casa matriz del Banco Provincia, y luego 6 entre 47 y 48, podría dar paso en breve a la palabra de la Justicia. Un paso crucial en ese camino lo dio ayer el fiscal Juan Cruz Condomí Alcorta, a cargo de la investigación, con la solicitud de elevación a juicio de la acusación contra el único detenido e imputado que tiene la causa, Alexis Carugatti. Al joven de 21 años, el fiscal lo acusa de haber baleado en ambas piernas y un codo a Osvaldo Calcaterra, mientras forcejeaba para despojarlo de un bolso en el cual había cerca de un millón de pesos en moneda nacional y extranjera.

Según fuentes de la investigación, Calcaterra había retirado el dinero de una caja de seguridad con el objetivo de abastecer de billetes la actividad como “arbolito” que desempeñaría en las inmediaciones del Banco. La víctima debió recibir asistencia médica en el Hospital San Martín.

El asaltante huyó con el dinero, corriendo por la avenida 7 con una pistola 9 milímetros -con la que había disparado- en la mano. Pasó por la manzana del Rectorado y las facultades de Económicas y Derecho de la UNLP y al llegar a 48 entre 5 y 6 tomó por sorpresa a un policía de civil (fuera de servicio) que esperaba junto a su mujer, embarazada, en un auto estacionado en doble fila, para hacer trámites en la Dirección de Servicios Sociales de la Policía (6 y 48).

El ladrón le apuntó y le gritó “¡bajate!”, pero el joven agente del Comando de Patrullas actuó rápido: le sacó el arma y lo obligó a meterse al auto, en el asiento del conductor. Todo eso fue observado por un subcomisario de guardia en el edificio policial de 6 y 48. Acudió a la escena y obligó a su colega a dejar el arma en el piso. Mientras eso ocurría, el ladrón puso primera y salió a fondo por 48, dobló por 6 y luego por 47 hacia 5. Se habían acercado más policías y los 2 efectivos intentaron pararlo a tiros, uno con su arma reglamentaria, el otro con la pistola que le había sacado al ladrón. Las balas rompieron la luneta trasera y uno llegó a dar contra la puerta de una camioneta particular. Una mujer había estacionado, mientras esperaba a un alumno de Ciencias Económicas.

Los tiros y la increíble fuga del sospechoso pusieron bajo la lupa a esos dos policías y a un oficial retirado, quien se acercó también a observar lo que pasaba entre el ladrón y el efectivo de civil. La Dirección de Asuntos Internos de la Policía analiza el comportamiento en la escena que precedió la fuga y la decisión de disparar al auto en retirada, en pleno centro.

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El sospechoso fue detenido 11 días después en un operativo que sumó otro dato saliente del caso: los policías obtuvieron pistas de sus movimientos analizando posteos de su novia en Facebook y un chat con un amigo.

Según el fiscal, a Carugatti lo incriminan varios testigos del episodio, quienes lo reconocieron en fotos que se les exhibieron luego. Una fuente de la fiscalía apuntó ayer que quien no lo reconoció fue Calcaterra, la víctima que pudo recuperar el dinero, luego de que fuera descartado por el ladrón, al escapar.

El acusado se negó a la rueda de reconocimiento tradicional, con el argumento de los testigos tendrían su percepción inducida por la difusión de sus imágenes en la red social y a través de un video de una cámara de seguridad del Banco Provincia que captó la secuencia del ataque a Calcaterra. “Las imágenes las difundió el propio acusado, antes de este hecho. De manera que no puede tomarse el argumento de que alguien quiso perjudicarlo”, se indicó desde el equipo acusador. El pedido de elevación de la causa a juicio quedó en manos del juez de garantías Juan Pablo Masi.