Un trazado bajo el agua

El derrotero de la evolución urbanística de La Plata y las sucesivas tormentas que, a lo largo de su historia, fueron dejando ver su vulnerabilidad hídrica es la guía que ordena el libro Genealogía de una Tragedia. Inundación de La Plata 2 de abril de 2013, de reciente aparición.

La investigación, realizada durante dos años por el periodista Pablo Morosi y el ingeniero hidráulico Pablo Romanazzi, se remonta a la fundación misma de la ciudad concebida en 1882 como una salida para superar largos años de encarnizados enfrentamientos en procura de una definitiva integración del Estado nacional, “La Plata fue asentada en un territorio de llanura deprimida surcada por varios cursos de agua”, se señala.

El trabajo permite recorrer, en los distintos momentos históricos, las medidas adoptadas frente a cada nueva inundación que la ciudad sufrió desde sus primeros años. Se tomó como referencia el registro llevado por el Observatorio de la Universidad Nacional de La Plata que mide el nivel de lluvias en el partido de La Plata desde 1911. De entre esos datos se seleccionaron las tormentas de más de 100 milímetros y luego se procedió a revisar el tratamiento que esas lluvias tenían por parte de los diarios de la época que daban cuenta de la recurrencia de los desbordes y los reiterados perjuicios para los vecinos. Resulta un verdadero hallazgo del trabajo la combinación de miradas de los autores -el periodismo y la ingeniería- que tiene como efecto una lectura ágil y abarcativa, a la vez que comprensible aún frente a tecnicismos, que permite comprender los motivos que provocaron el fenómeno.

“El ejercicio que propone el libro parte del relevamiento de datos históricos, documentos oficiales y archivos periodísticos, con los que busca ayudar a entender que en La Plata el problema hídrico nació con la ciudad y fue recrudeciendo con el tiempo a partir de la falta de obras y un proceso de crecimiento demográfico y ocupación del suelo”, explica Morosi.

Todo ello determina la fuerte incidencia del factor humano en los sucesivos desbordes ocurridos en la ciudad a lo largo de su historia que tienen como hito trágico y excluyente el 2 de abril de 2013. Para Romanazzi “al leer el libro resulta impactante observar que, mientras las razones de los anegamientos estaban sobradamente identificadas y se repiten, se perpetúa la falta de medidas efectivas para revertir la situación”.

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