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Espectáculos |Estreno en las salas platenses

“Dry Martina”: Antonella Costa busca un cuerpo para amar al otro lado de la Cordillera

La actriz protagoniza el filme de Che Sandoval, donde encarna a una cantante en declive que viaja a Chile persiguiendo su deseo

“Dry Martina”: Antonella Costa busca un cuerpo para amar al otro lado de la Cordillera

Martina junto con su amante chileno, en “Dry Martina”, que se estrena el jueves / Analía Sánchez Prensa

19 de Junio de 2018 | 04:59
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Hay una escena clave en “Dry Martina”, el nuevo trabajo del chileno Che Sandoval que se estrenó en el BAFICI y llega a las salas platenses este jueves. A Martina, la protagonista interpretada por Antonella Costa, una cantante que supo ser famosa y hoy nadie recuerda, un joven chileno le devuelve el deseo sexual que creía perdido en medio de una general desilusión, por lo que viaja al otro lado de la Cordillera en su búsqueda, pero cuando lo encuentra y en plan íntimo revela su pasado sexual, el joven se espanta.

La escena revela una clave para comprender a Martina, frontal y fuerte en el exterior pero frágil por dentro, quien piensa que busca sexo pero en realidad busca afecto, y lo hace, como dice Costa, “con torpeza”; y también refleja la mutación del filme del drama a comedia, un tono que, cuenta Costa, se encontró durante el rodaje: así, la confesión “tenía una cosa más melancólica, dramática, donde ella exponía su sufrimiento por haber terminado una relación que era muy importante para ella”, pero terminó transformándose en una escena donde Martina siente “que lo que yo le contaba le tenía que gustar, que divertir, tenía que ser una manera para Martina de lograr más intimidad”. Aunque el personaje termina quebrado (y abandonado), narra su historial de conquistas risueña y canchereando, “como un hombre”, escondiendo que el recuento se trata en realidad de la historia de su corazón roto.

“Los hombres suelen hacer eso: lo primero que hacen cuando intentan seducir es contar las conquistas del pasado. Nos causa el mismo efecto que a César”, el joven chileno que enamora a Martina, afirma Costa en diálogo con EL DIA, “pero tenemos que simular que nos parece fantástico: hay algo socialmente aceptado en el hecho de que el hombre fanfarronea, expone sus conquistas, a nadie le parece aberrante; pero si lo dice una chica, se le termina su fiesta”.

“Ella define en palabras que quiere una pij..., y en realidad lo que quiere es estar habilitada para vivir lo que se le cante: pero no está habilitada, evidentemente. Quiere hacer las cosas que hacen los hombres: si lo dice un hombre no hay ningún problema, pero si lo dice una mujer el juicio recae sobre ella”, analiza la actriz sobre su personaje, otra de las criaturas “antipáticas” de Che Sandoval, director de “Te creis la más linda” y “Soy mucho mejor que vos”, aunque, dice la actriz argentina nacida en Roma, durante el exilio de sus padres, Martina es antipática “porque actúa como un hombre”, porque “vive con libertad su sexualidad”, con esa sensación masculina de que tienen derecho a avasallar al prójimo “porque tienen pito”.

“Los tipos como colectivo son así, nos abordan de esta manera, se te meten en la casa, se desnudan en la calle, y te ponen la mano encima, y se emborrachan y te dicen una boludez y tenés que fingir que no te molesta porque se va todo al carajo...”, se ríe pero no tanto Antonella, para quien hacer fluir esa antipatía resultó natural porque hace rato, confiesa, lo usa como una herramienta para sobrevivir a los embates masculinos.

Desde que la cinta comenzó a gestarse, explica, “el feminismo salió a la luz: uno ahora se siente identificado con una línea ideológica muy concreta, sentís y pensás de una forma y eso te lleva por un cierto camino. Pero antes sí se confundía mucho: me contesta así porque le vino, no deja que la toquen porque es una histérica... vivimos y crecimos rodeadas de ese tipo de estigmas y a mi me sirvió mucho ser antipática, le perdí el miedo a eso como una manera de mantener mi espacio y no tener que dar tantas explicaciones. Por suerte, ahora el movimiento da explicaciones por una”.

LA vida SE CUELA EN LA FICCIÓN

En ese sentido, Costa cuenta que “Martina es mi Mr. Hyde, yo me pongo en modo Martina, está viva todo el tiempo”, y recalca que esa forma de hacer masculina que inspiró el quehacer de Martina es “un costado mío, que tengo a flor de piel porque viví todo el tiempo entre varones”.

Resulta que la actriz fue a un colegio de varones que se hizo mixto el año en que entró, y, de hecho, el detalle del guión de los múltiples amoríos de Martina en sus épocas colegialas surgió a partir de que el director de “Dry Martina” viera “que mi casa está llena de fotos mías en el colegio, donde estoy yo con cuarenta varones”, se ríe Costa.

Las fotos las vio Che cuando Antonella y el director eran pareja: el chileno decidió mudarse incluso a Buenos Aires para continuar su relación con la actriz, y durante aquella relación nació el embrión de “Dry Martina”, su primera película con actores profesionales y su filme más prolijo, aunque no por eso se aleja de su habitual estética callejera.

Y esa vida a dos puntas que vivieron Antonella y Che, entre Buenos Aires y Santiago, empapa la película, que transcurre también entre ciudades y entre culturas, jugando constantemente con las diferencias lingüísticas: el “dry” del título, por ejemplo, hace referencia no solo al martini sino al hecho de que en Chile, “seco” implica ser muy bueno en algo, mientras que en Argentina refiere a la frigidez sexual. El cambio de orilla, así, cambia sentidos en la vida de Martina, aunque también pone en escena las desconexiones, la soledad.

Soledad que Costa vivió en carne propia en un rodaje “intenso”, uno más para la actriz que debutó en cine con “Garage Olimpo” con 18 años, que trabajó con Walter Salles en “Diarios de motocicleta” y estrenó recientemente “La chica que limpia”, que puede verse en la plataforma bajo demanda Cine.Ar.

Todo, desde su estancia en soledad en un departamento en Chile, su paso al registro del humor (es sobrina bisnieta de la gran Niní Marshall y “había ahí un terror de meterme con el humor”) y su estudio de canto para dar voz a Martina, hasta su relación con su ex y director del filme y los visos biográficos del filme (su padre estuvo en coma y murió durante la gestación del filme, tal como sucede en la película), convirtieron la filmación en “un vendaval”.

“El ejercicio fue entender que contener no es reprimir, tener la rienda corta: el galope más poderoso lo vas a hacer así”, explica Antonella, para quien, finalmente, el proceso fue “sanador: terminé mucho más feliz, más resiliente, con un manejo de mis emociones reales mucho mayor”.

“Martina quiere hacer las cosas que hacen los hombres, pero si lo hace una mujer el juicio recae sobre ella”

Antonella Costa, protagonista de “Dry Martina”

 

 

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