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Tanto la ciudad capital como la mayoría de sus pequeños centros urbanos gozan de una fisonomía parecida, en la que se destaca una arquitectura que es colonial y moderna al mismo tiempo
La provincia de San Juan posee paisajes increíbles que favorecen al turismo, y entre ellos se destaca como destino el Parque Provincial Ischigualasto, popularmente conocido como Valle de la Luna. Éste exhibe una geografía pocas veces vista, dónde las formaciones orográficas toman apariencias insólitas, pasando por todas las escalas de grises y ocres.
Cuna de buenos y reconocidos vinos, a lo largo de toda San Juan se han desarrollado innumerable cantidad de bodegas que, junto a las de su hermana provincia de Mendoza, forman parte de la región conocida como Cuyo y se encargan de proveer esta bebida a todos los puntos de Argentina.
Tanto la ciudad capital como la mayoría de sus pequeños centros urbanos, gozan de una fisonomía parecida, en la que se destaca una arquitectura que es colonial y moderna al mismo tiempo, con calles y avenidas amplias, y con distintos espacios públicos donde la vegetación y los árboles son protagonistas.
Los innumerables paisajes de San Juan y sus exquisitos rincones geográficos no sólo atraen a los turistas, sino que también consiguen que los locales viajen por toda la provincia cada fin de semana largo en busca de paz y descanso, lo que ha provocado en los últimos años un crecimiento en la oferta de alojamiento alrededor de todos los embalses y espejos de agua naturales que posee esta bella región.
El Valle de la Luna es una extraña formación arcillosa, con gran variedad de tonalidades, formas y desniveles con multifranjas de minerales y sedimentos, que permite espiar la evolución de la Tierra en el período Triásico. El Parque Provincial Ischigualasto abre sus puertas para permitirnos una mirada al pasad.
Cabe aclarar que el tiempo transcurrido desde el momento de la formación del planeta hasta nuestros días fue dividido en “eras” y “períodos”, tal como nosotros dividimos nuestro tiempo en años y días. El Triásico es el primer período de la era Mesozoica, que va desde los 250 a los 200 millones de años. En ese entonces todos los continentes estaban unidos en un solo megacontinente, llamado Pangea. En el Triásico, en el borde occidental del Pangea, se desarrollaron valles en los que se acumularon sedimentos mezclados con los restos de animales y plantas que allí vivieron.
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Tal como si guardáramos en un cofre recuerdos de cuando éramos niños, Ischigualasto guardó recuerdos de esos tiempos. Millones de años después, los distintos movimientos y choques de las placas tectónicas expusieron esos valles que habían quedados cubiertos por miles de metros de roca más joven; tal como si ahora abriéramos un cofre de recuerdos, la cuenca de Ischigualasto nos cuenta la historia de lo que pasó en ese entonces en la Tierra. Nadie hubiera pensado que un inmenso lago rodeado de frondosa vegetación, donde crecía una gran variedad de especies y prosperaba la reproducción de cualquier cantidad de animales, hoy es un desierto con muy pocas lluvias, fuertes vientos y altas temperaturas. Por suerte, no todo ha desaparecido; las huellas de un antepasado se descubren paso a paso. Vestigios de vida vegetal y animal afloran desde el suelo y nos permiten conocer y estudiar el origen de la vida en este planeta. Mientras el celeste inmaculado se perpetúa en una luz que parece inabarcable y las noches multiplican sus estrellas, el Parque Nacional El Leoncito trabaja calladamente para asegurar la protección de un ambiente natural único. La extraordinaria geografía cuyana y uno de los mejores cielos de la Argentina se dan la mano para sorprender al visitante. A sólo 35 kilómetros del pintoresco pueblito de Barreal, la sombra de añosas alamedas y el rumor del agua en las acequias reciben al visitante que llega en busca de un cielo prometido. Entre los cerros, dos observatorios astronómicos reconocidos mundialmente (Cesco y Casleo) abren sus puertas para contar los secretos del universo.
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La imponencia del parque provincial ischigualasto, conocido como valle de la luna. Allí se puede disfrutar de imágenes extraordinarias / archivo
Otra bella imagen que ofrece el valle de la luna en san Juan / archivo
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