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Espectáculos |DESTACADO DE LA CARTELERA

“Por qué tiene que haber algo y no más bien nada”: abstracta mirada sobre la muerte

Frontón Ensamble adaptó a la virtualidad una obra presencial. Disponible en YouTube, mezcla datos biográficos con ficción en un registro que mantiene la esencia teatral

María Virginia Bruno

María Virginia Bruno
vbruno@eldia.com

6 de Diciembre de 2020 | 06:19
Edición impresa

El Frontón Ensamble había llegado a mostrar al público a fines de 2019 un avance de “Por qué tiene que haber algo y no más bien nada” para probar los materiales dramatúrgicos de María Soledad Marciani y Pamela Gualberto que, con dirección de Jimena Duca, tenían previsto estrenar el pasado 17 de mayo. Pero la pandemia puso patas para arriba los planes de este grupo y este proyecto, que se desarrolla en una especie de limbo donde los recién llegados parecen estar dando una prueba de admisión mientras repasan sus días terrenales, tuvo que adaptarse a los tiempos y formas que trajo el coronavirus.

Desinflados por el avance del virus a nivel planetario, y con la certeza de que faltaría mucho tiempo para retomar y estrenar la obra de la manera en la que había sido concebida, Frontón Ensamble recibió un impulso al haber ganado el Programa de Apoyo a la Realización Artística y Cultural del Centro de Artes de la Universidad de La Plata que financió proyectos de producción artística en el contexto de pandemia.

Más que el apoyo económico que fue algo “simbólico”, lo importante de esta selección fue el envión emocional que les permitió salir del bajón anímico que la pandemia supuso para los artistas, que vieron cómo de un día para el otro su actividad había quedado en pausa.

El contexto de pandemia, claro, suponía la realización de materiales a la distancia, registrados de manera audiovisual, todo un desafío para un grupo que, sin embargo, gracias a su modo de trabajo en común, a partir de lo que la directora llama “recetas”, pudo sortear con éxito. El Ensamble, claro, corría con una ventaja: entre manos tenía un texto en el que venían trabajando desde hacía más de un año que se resignificó impensadamente en este año de enormes pérdidas para la humanidad.

La temática de este proyecto nació a partir de la película “Afterlife” del japonés Hirokazu Koreeda: Luego de encontrar la muerte, un número de personas llega a un lugar de paso donde unos funcionarios les comunican que estarán allí un tiempo hasta que logren recordar los momentos más significativos y cruciales de sus vidas y con ellos armar una puesta en escena, un compilado de recuerdos y flashes significativos de su existencia que serán representados en vivo. Luego de hacerlo podrán continuar hacia la eternidad.

“Empezamos a trabajar la muerte como esa moneda de dos caras para repensar cómo estamos viviendo. La trama tiene que ver con llegar a un no lugar, un lugar de reflexión y balance”, asegura Duca. Directora de teatro, actriz, docente de puesta en escena por concurso (EDTA) y gestora cultural, destaca el abordaje que hicieron sobre esta temática existencial: “Lo planteamos como un lugar de cero tensión, como ese lugar donde están todos relajados”, un limbo en el que “sólo hay que recordar” y en el que no hay lugar para más padecimientos mundanos.

La dramaturga María Soledad Marciani vive en Italia, donde el coronavirus hizo estragos primero y desde donde pensó que no habría manera de retomar este proyecto de la manera en la que había sido concebido. Así, la adaptación a un nuevo formato “fue en principio un impulso inevitable”, en tanto, si la obra quería seguir viva “tenía que transformarse en algo nuevo porque el mundo ya no era el mismo”.

Marciani, que cursó estudios de literatura, lingüística, escritura y traducción en la Universidad Nacional de La Plata, en la Université Lumière Lyon II y en la Université de Québec à Montréal, advierte que “la adaptación no sólo implicó el pasaje de lo presencial a lo virtual sino también el ingreso del tema COVID en la trama”. Para la dramaturga, “lo lindo que tuvo todo este proceso es que fuimos encontrando una nueva forma de contar la historia y adaptarla al lenguaje audiovisual conforme empezaron los rodajes”.

“Por qué tiene que haber algo y no más bien nada” fue construida a partir de relatos de la vida real de los y las intérpretes de Frontón Ensamble (Leandro Balbín, Moira Castells, Agustina Fagni, Ricardo Ibarlín, Alejandro Kersfeld, Graciela Martínez Christian, Iván Morales, Daiana Ortellado y Emilia Rodríguez), un recurso que para Marciani “implica meterse adentro de una pileta abandonada de invierno” porque “estetizar esos hechos puede ser riesgoso y herir ciertas sensibilidades”. Por eso trabajaron con una idea clara: ante la mínima incomodidad se daba un paso atrás. “Fue muy curioso el proceso y también muy disparatado porque, en todos los casos, los datos biográficos se hilaron con hechos ficticios o que forman parte de mi propia biografía y la de Pamela y entonces los Frankenstein que aparecieron fueron sorprendentes”, revela.

Con la dramaturgia adaptada a esta nueva forma era hora de registrarlo.

El registro lo realizaron los intérpretes, cada uno desde su casa. Respetando las fases y directivas nacionales, siempre, aclara Duca, “dentro del marco legal” del ASPO, cada uno se filmó por sus propios medios, con sus propios celulares, en medio de indicaciones que iban y venían por videollamadas. Tomas, revisiones instantáneas, observaciones y más tomas. Escenas que quedaron tras varias jornadas por encuadres dudosos o locaciones que no convencían.

“Yo veo ese arte que quedó y es casi un milagro”, reconoce Duca, orgullosa de este producto que tiene detrás “muchas horas de producción”, con mucho trabajo en equipo: edición de María Soledad Marciani, arreglos musicales de Iván Morales, asesoramiento de vestuario de Catalina Oliva, asistencia técnica de Andi De Gennaro.

Licenciada y profesora en Artes combinadas por la Universidad de Buenos Aires con una maestría en Dirección de teatro por la City University of New York, Duca es especialista en los métodos de entrenamiento actoral Suzuki y Viewpoints. Si bien este proyecto la desafió desde lo audiovisual, algo para lo que se apoyó enormemente en sus compañeros, se encontró con que la experiencia mantuvo “un montón de cosas que no te digo que fueron iguales pero al menos, parecidas”.

Porque para Duca el registro “es teatro filmado porque los textos son teatrales al igual que las actuaciones”. Según aclara, “nuestra intención nunca fue hacer cine” aunque el resultado muestra una estética de cinematografía abstracta y poética narrada en blanco y negro.

Marciani, por su parte, prefiere no encasillar: “En un año donde tantas cosas se pusieron en tensión prefiero no tener la urgencia de tener que nombrar. Es un objeto artístico, una intervención escénica, pero sin dudas es teatro. Y digo esto porque la palabra teatro quiere decir precisamente ‘lugar para ver’ y hoy, en un contexto de mundo en pandemia, el ‘lugar para ver’ desborda la fisicalidad y se instala en el espacio virtual”.

“Por qué tiene que haber algo y no más bien nada” está disponible de manera gratuita en el canal de YouTube de Frontón Ensamble, un punto de partida hacia nuevas aventuras que podrían continuar con exhibiciones en festivales y circuitos audiovisuales a los que desde la presencialidad no podrían haber llegado; ni siquiera imaginado.

Entusiasmados con estas proyecciones, las preguntas son inevitables: ¿Va a tener, cuando se pueda, otra versión presencial? ¿Se retomará entonces la original o, con esta experiencia, se hará una tercera versión?

“Uno cuanto más trabaja sobre un material, cuanto más le saca el jugo y lo exprime, encuentra cosas nuevas. La versión video, a nivel texto, es lo mejor que tenemos, es superadora a la del año pasado. Entonces habrá que ver cómo se traduce otra vez a la escena presencial. Como somos gente de teatro, será como nuestra revancha”, cierra Duca, orgullosa por la forma en la que la compañía escénica no sólo logró reinventarse durante la pandemia sino, sobre todo, sobrevivir al encierro desde la creación.

 

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Los y las integrantes de la compañía escénica Frontón Ensamble se reinventaron con la pandemia

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