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Séptimo Día |SÁBATO, BORGES, AGATHA CHRISTIE Y OTROS FAMOSOS

En el mundo hay cada vez más personas tímidas

Lo asegura un reconocido psicólogo social. La influencia de las redes sociales. Grandes escritores y artistas apocados, que supieron vencerse a sí mismos. El caso de Don Quijote

En el mundo hay cada vez más personas tímidas

La timidez, un tema muy presente en la actualidad / Freepik

MARCELO ORTALE
Por MARCELO ORTALE

17 de Octubre de 2021 | 07:40
Edición impresa

“Cada vez habrá más personas tímidas” asegura el psicólogo social Philip Zimbardo, cuyas obras definen como pocas a la timidez, uno de los sentimientos más complejos de la humanidad y muy acentuados en la juventud actual. El especialista define a las personas tímidas por tres características: manifiestan preferencia por la soledad; tienen escasa confianza en sí mismas y temen no alcanzar sus expectativas sociales. La creciente complejidad del mundo actual sería la explicación del augurio de Zimbardo.

Hay actrices y actores con perfil extrovertido que son tímidos o retraídos en la intimidad

 

Pese a que algunas tendencias apuntan a una mayor conectividad humana, las redes sociales –usadas mayoritariamente por jóvenes- estarían impidiendo el “cara a cara” de las relaciones y creando gente insegura, con una identidad oculta tras las pantallas. En las redes, un introvertido pierde. Y la literatura tiene mucha relación con la timidez, ya sea describiéndola como una fuerza martirizante escondida en los pliegues de cada persona. Se habla de un sentimiento complejo, de una debilidad que, sin embargo, anida fuerzas recónditas.

El contraste explícito lo ofrecen grandes escritores e intelectuales completamente apocados, que debieron vencer temores profundos. Entre muchos otros allí están Agatha Christie, Jorge Luis Borges, Alberto Einstein , Ernesto Sábato y Raymond Carver, con anécdotas probatorias que bordean casi lo divertido.

Un joven novelista español, Juan Lozano, está haciendo ruido y muchas ventas en España con su novela “Un millón de líneas”, una historia de amor cuyo personaje central, el joven Teo, de 30 años de edad, padece una suerte de timidez paralizante. “Mi novela es una defensa de la timidez, los tímidos no son insensibles”, dice el autor, que reconoce él también estar atrapado por una timidez sin salida.

Agatha Christie / Web

En su novela se despliega “una defensa de la timidez, porque tendemos a pensar que los tímidos tienen menos emociones, cuando lo que ocurre es que no encuentran los cauces necesarios para mostrarlas”. Cincuenta años antes que Lozano una muy bella actriz sueca, Ingrid Bergman –inmortalizada en “Casablanca”- confesó ya de grande que había sido una joven tímida sin redención, hasta que un día pudo abrir las puertas de su intimidad y descubrió que en su interior había “un león enjaulado”.

El caso de los artistas –cantantes, actores de cine- que pudieron a duras penas llegar a los escenarios, venciendo sus temores, resulta llamativo. Mercedes Sosa confesó al final de su vida que era “tremendamente tímida” y que pudo vencer en parte el problema cuando estuvo de gira por Europa. “Yo siempre miraba para abajo o cantaba con los ojos cerrados. Mis amigos me dijeron: tenés que mirar al público, la mayoría no entiende el idioma y vos tampoco los mirás...Así que les hice caso”.

Actores como Johnny Deep o la, en apariencia, muy extrovertida Lady Gaga, sufren ataques de pánico cada vez que deben actuar en público. Lo mismo le pasaba al muy popular Dirk Bogarde, actor inglés que apenas si podía pararse sobre las tablas.

HISTORIA DE LA TIMIDEZ

La palabra timidez procede del latín “timidus”, que significa temeroso. La Real Academia Española define al individuo tímido como a un “temeroso, medroso, encogido y corto de ánimo”. Está claro que no lo deja bien parado.

Agatha Christie, por ejemplo, reconoció que tenía terror a la hora de aparecer en público

 

En la mitología griega, en cambio, se habla de Aidos, que era la diosa de la vergüenza, la modestia, el respeto y la humildad, a la que también se le asignaba poseer el sentimiento de la dignidad humana, porque su principal cualidad era la de alejar a los hombres de todo lo inapropiado. La interpretación, como puede verse, era más compleja puesto que rescataba méritos morales de la timidez o vergüenza.

Pueden buscarse ahora referencias en el Don Quijote, acaso el personaje más célebre y más tímido de la historia literaria. El que se detiene en esa característica es Miguel de Unamuno, en su libro “Del sentimiento trágico de la vida”.

Allí, la pluma compasiva de Unamuno le dedica estas líneas al pudoroso hidalgo: “Dímelo a mí a solas, Don Quijote mío y dime: el intrépido arrojo que te llevó a tus proezas ¿no era acaso el estallido de aquellas ansias de amor que no te atrevías a confiar a Aldonza Lorenzo? Si eras tan valiente ante todos, ¿no es porque fuiste cobarde ante el blanco de tus anhelos?”

El Quijote creyó pelear contra “desaforados gigantes” –que en realidad eran grandes odres de vino-, contra el Caballero de los Espejos y el Caballero de la Blanca Luna, contra los molinos de viento, y lo que dice Unamuno es que en realidad lo que hay, lo que hizo el manchego, se debió a la honesta imaginación de un tímido, para compensar el drama de no haberse animado a conquistar a su Dulcinea.

LA TIMIDEZ HOY

El escritor catalán Enrique Vilas-Matas, en una artículo titulado “La timidez como método” (Diario El País, 15-4-2013) comienza señalando que todas las moscas son distintas pero que a su preferida la encontró en un mínimo cuento de Lydia Davis: “Al fondo del autobús, en el baño, esa mínima pasajera ilegal, camino de Boston”. O sea, una mosca tímida.

Famoso como cascarrabias, el talentoso Ernesto Sábato –que casi nunca concedía entrevistas y que tardaba meses en aceptarlas, se encontró un día con que una revista porteña consiguió hacerle un reportaje a su mujer, Matilde, que lo definió así: “Es un hombre de temperamento agresivo y violento, en parte debido a su timidez y su permanente insatisfacción consigo mismo. Pero los que lo conocemos advertimos que es profundamente generoso y tierno”.

El tímido, en ocasiones, también quiere ocultar su bondad, su inteligencia

 

Cuando ya era adulto, a los 42 años de edad, Borges le pidió a su amigo Oliverio Girondo que le presentara su libro “El idioma de los argentinos”, mientras él permanecía escondido entre el público. Su primera conferencia pública la dio en La Plata y en el andén de Constitución pensó en no venir, por el temor que le causaba.

En conversaciones privadas comentó que esa vez se encontró en la estación con Macedonio Fernández, que iba para Banfield, al que le comentó el apuro en que se hallaba. Macedonio le dio para tomar una pastilla tranquilizante y le explicó cómo se encaraba una conferencia exitosa: “nunca diga más de una idea: lo que tiene que hacer es repetir esa misma idea con diferentes palabras a través de toda la charla. Si usted agrega una segunda idea, la gente se retirará muy confundida...”.

Ernesto Sábato / Web

Borges dijo que fue muy aplaudido ese día en La Plata y que aplicó la fórmula de Macedonio durante toda su vida de conferenciante. En cuanto a la pastilla “se trataba de un Geniol, pero eso me lo aclaró varios días después”.

Otra que tuvo terror para aparecer en público fue Agatha Christie. En una oportunidad fue convocada para recibir un homenaje por parte de una tradicional entidad cultural de Londres. Ella fue aterrada pero el portero que no la reconoció no la dejó entrar porque no le mostraba la invitación, que ella no había llevado. La escritora se quedó entonces sentada en el hall de entrada, mientras se desarrollaba el homenaje con su ausencia en el salón principal.

Hay un libro recomendable para este tema. Se llama “Las violetas no se encogen”, está escrito por el historiador cultural Joe Moran y se dedica detectar la influencia de la timidez en la política, la literatura y la psicología.

¿Qué es lo que ocurre en el cerebro de las personas tímidas? ¿Cuáles son los estímulos negativos que hacen replegar a mujeres y varones hacia un exilio íntimo, privados de compartir las alegrías sociales? ¿O acaso son más inteligentes y se están preservando de los futuros desastres de la extroversión? ¿Es un desorden médico o una falla sencilla del comportamiento?

Jorge Luis Borges / Web

Con la timidez se presentan situaciones insólitas. Hay un “Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales”, también conocido como DSM-IV, calificado como la “Biblia del psiquíatra”, en el que se describen comportamientos humanos como el del “síndrome de la vejiga tímida”, que describe la incapacidad de personas para orinar en un baño público.

El tímido también quiere ocultar su bondad, su inteligencia. El libro de los libros, la Biblia, no tiene una palabra de condena hacia ellos, aunque algunos interpretes dicen que, pese a no referirse específicamente a los tímidos, Dios quiere que todas las personas interactúen entre sí, sirviéndose y dándole siempre buenas nuevas al Creador. El miedo y el orgullo son impíos y están fustigados en la Biblia, pero no la timidez.

 

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