Moda sustentable: consumo responsable

A medida que avanza el milenio ciertas tendencias que comenzaron tibiamente y en ciertos nichos de producción y consumo se van volviendo una realidad cada vez más instalada. La moda sustentable es posible y engloba un conjunto de prácticas en el diseño, confección y consumo que son respetuosas no solo con el medioambiente sino con todas aquellas personas que trabajan en la industria textil, algo que se conoce como responsabilidad ambiental y social.

Resulta evidente una creciente preocupación por cuestiones tan urgentes como la reducción de las emisiones de CO2 dada por la sobreproducción de prendas y por el desarrollo de todas las actividades en torno a ello. Por tal motivo hay una búsqueda denodada por disminuir los niveles de contaminación, la acumulación de residuos textiles, a la vez que se busca fomentar condiciones laborales justas y salarios dignos a los trabajadores y trabajadoras del sector.

LA HUELLA DE CARBONO

Como bien sabemos esta huella se determina según la cantidad de gases de efecto invernadero producidos por la actividad humana, y se expresa en unidades equivalentes de dióxido de carbono (CO2).

En Argentina, por ejemplo, la huella promedio es de 5.71 toneladas (tn) al año, según un reporte de la Dirección de Cambio Climático de la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable. Este número surge de cuantificar las emisiones producidas por el uso de energía, transporte, alimentación y hábitos de consumo y esparcimiento, entre otras actividades. La huella argentina es superior al promedio mundial (4 tn al año por habitante), pero bastante inferior a la de algunos países desarrollados como el Reino Unido (11,81 tn per cápita anuales) y Estados Unidos (20 tn). Hoy ya no hay dudas de que reducir las emisiones de CO2 es una medida crucial en la moda de cara a un verdadero compromiso con la crisis climática. Por eso hay firmas que ya están trabajando en sintonía con esa premisa.

Ganni y Levi’s crearon una colección de ropa de alquiler

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Un ejemplo es la marca de calzado Allbirds que decidió empezar a resumir las credenciales de sostenibilidad de sus productos el año pasado en una etiqueta que incluye las emisiones de CO2 de sus zapatillas desde la etapa de materiales crudos hasta el final de su vida útil. “Queremos que nuestros clientes tengan seguridad al tomar decisiones que son mejores para el planeta, porque nos hemos dado cuenta de que no disponen de información objetiva de los productos que compran”, expresó Hana Kajimura, directora de sostenibilidad de Allbirds en una entrevista.

Una colaboración entre esta firma y la famosa marca de las tres tiras en este año ha dado lugar al lanzamiento de las zapatillas con la huella de carbono más baja del mundo: las Futurecraft.Footpoint. Cada par emite 2,4 kg de CO2 equivalente, una fracción de la huella de carbono de unas normales (12,5 kg de CO2 equivalente). “Esta colaboración ha demostrado que, si dos marcas trabajan juntas, pueden lograr mucho más, y de forma más rápida, que cualquiera de nosotros por nuestra cuenta”, añade Kajimura. Además, cuando marcas tan masivas y prestigiosas hacen este tipo de acciones, el efecto contagio es más factible.

REUTILIZAR - RECICLAR

Otra propuesta hacia la sustentabilidad es la de reducir el consumo. Y por ello cada vez son más las firmas que proponen alquiler de indumentaria y/o accesorios. La marca danesa Ganni lanzó un programa por el cual las clientas pueden alquilar diversas prendas por un plazo de hasta tres semanas, y en este 2021 al aliarse con Levi’s, pudo crear una colección cápsula dirigida en exclusiva al alquiler y confeccionada a partir de denim procedente del reciclado de pantalones icónicos como son los 501.

En sintonía con estos cambios de paradigma, firmas prestigiosas como Burberry y Selfridges, han empezado a ponerle etiquetas ecológicas a sus productos en las que se señalan ciertas características que los hacen mejores para el medio ambiente: que estén hechos de materiales reciclados, que tengan una certificación de textiles orgánicos o que se haya ahorrado agua y energía al producirlos.

Por caso, la casa británica creadora de los trenchs más famosos presentó recientemente una nueva batería de iniciativas de sustentabilidad tales como celebrar su primer desfile con huella de carbono neutra en 2020 o el lanzamiento de ReBurberry Edit –una colección de gabardinas y parkas confeccionadas con redes de pesca y botellas de plásticos recicladas–. La firma ha incorporado también en sus diseños unas etiquetas ecológicas que informan al consumidor de los atributos positivos para el planeta que presenta la prenda, desde el uso de materiales orgánicos y reciclados hasta el ahorro de agua y energía logrado en su producción.

Una firma danesa ofrece un programa donde pueden alquilar prendas por hasta tres semanas

Aún falta mucho para lograr una verdadera transformación; pese a todas estas iniciativas el sistema fast fashion sigue contaminando de manera brutal y la cadena de valor de las mercaderías dista mucho de ser respetuosa con todos las personas involucradas en el proceso. Pero aunque parezca que lo que se hace no alcanza para revertir una realidad muy compleja, el hecho de que cada vez sean más frecuentes y concretas las iniciativas en pos de la sustentabilidad nos hace albergar alguna esperanza de cambio en un futuro no muy lejano.

Por nuestra parte, en tanto consumidores y consumidoras, el compromiso está en hacer compras inteligentes, prestar atención a los modos de producción de lo que compramos, privilegiando calidad en vez de cantidad. Podemos incorporar la práctica del alquiler o el reciclado de prendas en vez de renovar el vestidor cada temporada con piezas de dudosa procedencia y corta vida útil e ir por lo clásico y atemporal antes de sucumbir a la fantasía de los hits de estación. Tenemos un solo planeta Tierra y es tarea de todos y todas el hacer lo que esté a nuestro alcance para que siga siendo habitable. La moda tomó nota; ojalá el ejemplo cunda.

El desfile de Gucci primavera-verano 2020 fue con baja huella de carbono