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Séptimo Día |UNA GRANDE DE LA ESCENA NACIONAL

Niní, nuestra “Cervanta” o la “Chaplin con faldas”

La vigencia de Niní Marshall, cuyos textos son estudiados en las facultades de Letras de Buenos Aires y La Plata.La tesis doctoral de la profesora Paola Pereira. La recordada actriz derribó varios mitos, entre ellos el de la mujer y el humor

Niní, nuestra “Cervanta” o la “Chaplin con faldas”

La inolvidable Niní Marshall. Marcó una época en la escena nacional / web

MARCELO ORTALE
Por MARCELO ORTALE

7 de Marzo de 2021 | 07:49
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Niní Marshall (1903-1996) no sólo fue la primera actriz humorista de la Argentina sino que, según encuestas realizadas, aparece segunda en un reciente ranking de popularidad y aceptación que incluyó a unos treinta colegas de la TV, el teatro y la radio, varones la mayoría de ellos, sólo precedida por Alberto Olmedo.

Sus personajes principales -Catita, Cándida, Mónica Bedoya Hueyo de Picos Pardos, entre otros- quedan como arquetipos imborrables de la sociedad argentina, a la que describió con agudeza y fidelidad. Además de actriz y muy versátil, porque sabía actuar, bailar y cantar, ella fue autora de sus propios libretos. Y ahora, como se verá más adelante, lo que le da mayor realce y vigencia a Niní es que sus escritos y su lenguaje, pasaron a ser objeto de estudios universitarios.

La añorada María Elena Walsh catalogó a Catita con una definición: “Nuestra Cervanta”. Y luego explicó que “sólo un prodigioso dominio del idioma le permitió a Niní descalabrarlo, travestirlo y lanzarlo a las efímeras ondas del éter”. En 1989, cuando la Ciudad de Buenos Aires le entregó el titulo de Ciudadana Ilustre, el escritor Horacio Salas dijo: “Una de sus películas se llama “Hay que educar a Niní. Pero es Niní quien nos educa a nosotros hace 50 años”. También fue calificada como “Chaplin con faldas”.

De ella dijo la escritora Susana Degoy: “De la mano de Niní, los argentinos nos reímos de nosotros mismos, de la prepotencia y de la cursilería, de la mezquindad y de la picardía. También de su mano aprendimos a respetar la melancolía y los caprichos de los abuelos inmigrantes”. Pero no sólo en la Argentina, también es venerada en México en donde debió exilarse.

Además de actriz, cantante y bailarina, ella fue autora de sus propios libretos

 

Fue acusada de alterar el idioma allá por la década del 40. Fue perseguida por la censura y sobre ese punto, sobre esa paradoja, dijo Carlos Ulanovsky: “Fue justamente a ella, presunta asesina del idioma, a la que a mediados de la década del 60 el Instituto de Filología de la Universidad Nacional de La Plata le solicitó que grabe a cuatro de sus muñecas -Catita, la solterona Niña Jovita, su criada Belarmina y la pituca Mónica-, con el fin de atesorarlas como prueba del habla argentina de esos tiempos en determinados sectores sociales. Y si sus personajes fueron reiteradamente traídos y llevados como ejemplos en claustros universitarios prestigiosos como el de la profesora Ana María Barrenechea, en la carrera de Letras, eso fue principalmente el reconocimiento al cuidado y a la devoción artesanales con que Niní planeó y redactó sus libretos”. (“Niní Marshall: genia y figura”, La Nación. 25/5/2003)

Ulanovsky agrega que Catita habría dicho: “Que me se caiga la lengua a pedazos y que no la pueda rejuntar si miento” si no fueron escritores e intelectuales los que descubrieron las virtudes literarias de esta maestra de la gracia, acusada de enchastrar el habla masiva”.

A LA UNIVERSIDAD, DE VUELTA

Su nombre es Paola Pereira, es licenciada en Letras y hace algunos años que está investigando los escritos de Niní Marshall y los films en los que participó como protagonista, para convertirlos en su tesis doctoral. En entrevista con este diario, la investigadora reseña que se inició con este tema a partir de un trabajo docente en un Seminario de Estudios Gallegos en la Universidad de Buenos Aires. “Allí, me centré en el personaje de Cándida, la mucama gallega interpretada por Niní Marshall. Cándida es su primera creación, aparece primero en radio en 1935 en el programa `El chalet de Pipita`, luego pasa al teatro y cine”.

Niní se fue abriendo paso en ese mundo masculino del humor creando a Catita

 

Posteriormente, dice, se focalizó en los manuscritos de Niní, gracias a su hija, Angelita Edelmann de Abregó, y al apoyo y dirección de Graciela Goldchluk, actual profesora titular la cátedra de Filología Hispánica de la Universidad Nacional de La Plata. “Durante dos largos años, Angelita me recibió en su comedor y me permitió digitalizar los manuscritos de Niní. Acompañamos mi trabajo con cafecitos que me invitaba, con sus representaciones de los guiones (interpretaciones maravillosas ya que tiene el mismo timbre de voz que su madre) y anécdotas sobre la escritura, las interpretaciones familiares, el humor y la personalidad de Niní, entre otras. El rol del humor, de la literatura y el arte en la vida misma familiar sigue vigente a través de Angelita, sus hijos y nietos”.

Dice Pereira que “en sus Memorias, Niní relata que sus comienzos como libretista fueron muy complejos “porque sostenían que las mujeres no tenían el sentido del humor como los hombres”. Así que fue abriéndose paso en ese mundo masculino y crea el personaje de Catita, inspirada en las jóvenes admiradoras de Juan Carlos Thorry, su partenaire en la radio. Estas chicas venían de los barrios a pedirle un autógrafo al galán”.

“Niní recupera su lenguaje particular y le da vida a Catalina Pizzafrola: “¡As noches muchachos! Catalina Pizzafrola, a sus pieses…Desde hoy, una amiga más.” La popularidad de Catita superó a Cándida, en 1937 Niní fue consagrada “la revelación radial”. Las primeras películas protagonizadas por Catita son “Mujeres que trabajan” y “Divorcio en Montevideo”, de 1938 y 1939 respectivamente. Los títulos de estos films ya nos alertan sobre la impronta de esta mujer creada por Niní y el derribo de prejuicios de género. Otro elemento para destacar es la presencia del humor negro, como en “Senos fue redepente”, que transcurre en el velorio de Don Cosme, el zapatero del barrio; o el humor sobre distintos tabúes como la maternidaden la Conferencia pronunciada por Catita el Día de la Madre en el “Sentro Coltural Poetas y Prosaicos”.

LA CENSURA

Respecto del lenguaje de Catita y el uso del lunfardo –agrega- “hay un episodio muy particular. A días de la Revolución del `43, se crea una Oficina Preventiva de la Dirección de Radiocomunicaciones dependiente del Ministerio del Interior que obligaba a presentar los libretos radiales con anticipación a fin de ser autorizados previamente bajo el argumento de una campaña de corrección del idioma.

“Cuenta Niní que se obligó a actores, locutores y animadores a hablar con la “elle” en lugar de la “ye”. Las preocupaciones no eran sólo por la pronunciación, sino también por el uso del lunfardo. Esto afectó particularmente al tango, relata Niní en sus Memorias: “en lugar de `tómese un trago` debía cantarse `bébase un trago’; la `vieja’ pasó a ser `madrecita’ y la `percanta’, `mujer’. En el caso de Catita, se la acusó de “tergiversar el correcto idioma e influir en el pueblo que no tiene capacidad de discernir”. En conclusión, censuran dos tercios del guion presentado de Catita.

Paola Pereira
Profesora

“En esa oportunidad, Niní salva la presentación con una imitación de Libertad Lamarque. No obstante, para el siguiente episodio, a Niní se le ocurre matar a Catita y resucitarla bien hablada. En este episodio, Catita cuenta los detalles de su velorio, dado que “había fallecido” producto de un ataque de catalepsia, y termina diciendo: “Lo juro por la luz eléctrica que me alumbra. Incorpóreme en el féretro, ante la estupefacción colectiva, bájeme del catafalco cual visión fantasmagórica y reintégreme al orbe de los vivos, de tal suerte metamorfoseada, cual crisálida que deja el capullo y se torna mariposa para revolotear de flor en flor”. Más allá de este y otros intentos, finalmente, Niní tiene que renunciar a la radio.

“Niní Marshall se destaca como actriz humorística pero mucho más como escritora, por su concepción del humor, por su capacidad para escribir los tonos de los distintos tipos sociales, por su escritura descentrada que discute los estereotipos sociales. María Elena Walsh ya nos lo señaló: nos hemos reído tanto con ella que nos olvidamos tomarla en serio, es nuestra gran novelista, nuestra Cervanta”

EL ÚLTIMO CHISTE

Ya veterana, Niní confesó que “si hoy tuviera que decir cómo es la Catita de hoy, diría que es rockera”. Ya también veterana escribió un último texto, un poema titulado “Oda al dedo gordo de Julio Bocca”, con estrofas desopilantes en homenaje al que era su amigo bailarín. Firmado por Catalina Pizzafrola (Catita), empieza así: “Tus piernas esculturales/ que se mueven al compás/ de seletas melodías/ Con tu echiso, con tu gracia/ que a las patadas dominas/ cuando de pronto te paras/ y el dedo gordo castigas/ sin demostrar tu dolor/ con seráfica sonrisa”.

Es que además, Niní también interpretó piezas de ballet. Con mucha gracia, aunque no exenta de técnica. Quien quiera algo más que sonreir puede buscar en google el video sobre “La muerte del cisne” bailada por Niní, como una de las escenas de la película “Yo quiero ser bataclana”, que filmó en 1941.

 

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Niní fue una actriz versátil, además de actuar cantó y bailó, siempre con humor. Catita, el personaje más recordado

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