¡Viva la reina!: Máxima cumple medio siglo

Premonitoria, sin duda, fue la elección del nombre de esa niña de la que mañana, 17 de mayo, se cumplen 50 años de su nacimiento. Predestinada a alcanzar los máximos niveles en la escala social, la máxima notoriedad y el máximo éxito laboral y personal, no podía llamarse de otra manera que Máxima. Así, sin segundos nombres, como si solo éste bastara.

La actual reina consorte de los Países Bajos soñaba, para este aniversario, con una celebración con cientos de invitados entre funcionarios del gobierno, familiares y miembros de todas las casas reales del mundo. De hecho debería, por estas horas, estar en la última prueba de un fabuloso vestido de Jan Taminiau o Valentino y ultimando los detalles de un discurso de agradecimiento. Pero la pandemia quiso que tanto ella como nosotros, nos quedáramos sin fiesta. Claro que los 50 los cumple igual, bien llevados y bien vividos. Al máximo, haciendo honor a su nombre.

Nos parece cercana aunque, como reyes, suelen evitar el contacto directo con la gente en sus actos

La historia es por todos conocida. Máxima nació en Buenos Aires y fue la primera hija de Jorge Zorreguieta y María del Carmen Cerruti, una pareja de clase media acomodada que hacía un par de años que convivía. Poco antes de que Máxima naciera, se habían casado vía Paraguay ya que él tenía un matrimonio anterior. Aunque hoy un divorcio y un segundo matrimonio sean cosas de todos los días que a nadie sorprenden, en los `70 aún existían muchos prejuicios y más aún en el círculo en el que los Zorreguieta-Cerruti se movían de modo que les costó un poco acomodarse socialmente. Tampoco eran ricos pero sí seguros, ambiciosos y carismáticos y, además, Máxima vino con un pan bajo el brazo ya que poco después de su nacimiento la situación económica de la familia mejoró y les permitió darle a la primogénita y a los tres niños que siguieron una educación privilegiada.

Máxima cursó primaria y secundaria en el Northlands School y se recibió de licenciada en Economía en la Universidad Católica Argentina. Para darse algunos gustos dio clases de inglés mientras estudiaba y al recibirse comenzó a trabajar en la banca. Pero muy pronto le picó el bichito de probar suerte en el extranjero y, al tiempo, se radicó en Nueva York donde trabajó en finanzas y realizó un máster. Nunca más volvió a vivir en Argentina donde había pasado los primeros 25 años de su vida. No lo sabía ella pero los próximos 25 los viviría en el extranjero y volvería a su Buenos Aires natal en contadas ocasiones.

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Ya lo relatamos en la entrega anterior pero vale la pena recordarlo: Máxima conoció a su actual marido en 1999 en la Feria de Sevilla. No fue amor a primera vista pero se cayeron bien. No sabemos cuánto de deslumbrada quedó Máxima por la personalidad y la apostura del muchacho y cuánto sopesó en forma calculada la vida que tendría en su condición de royal pero, en este caso, el hábito hace al monje y Guillermo Alejandro Nicolás Jorge Fernando de Orange-Nassau y Amsberg, príncipe heredero de la corona de los Países Bajos, era un combo de salud, dinero y amor, ecuación perfecta para un futuro feliz.

El jarrón inspirado en los atuendos que suele usar Máxima

La relación prosperó y el 30 de marzo de 2001 la reina Beatriz, madre de Guillermo Alejandro, anunció el compromiso. Puede ser que el amor de la pareja no haya sido inmediato pero lo que sí fue amor a primera vista es el que el pueblo holandés le profesó a Máxima. Poco sabrían donde quedaba Argentina y seguramente habrán pensado que ante ellos iba a comparecer una chica con trenzas negras y plumas en la cabeza que diría tres monosílabos en una lengua tan rara como el castellano. Pero ante sus ojos tenían a una joven rubia, alta, con cierto recato calvinista y sonrisa franca que, además, hablaba con soltura el neerlandés. Y es que el príncipe, con fama de tarambana, esta vez había elegido correctamente y se iba a casar con la extranjera más holandesa que había podido encontrar.

Tampoco por estos lares entendíamos mucho que significaba este compromiso porque, salvo por los tulipanes y el equipo de fútbol con camiseta naranja eterno subcampeón de los mundiales, poco nos interesaba Holanda y, mucho menos, un sistema monárquico obsoleto. Pero descubrimos que no estamos inmunes al cuento de hadas y muy pronto empezó a interesarnos la vida y obra de esos reyes del siglo XXI. La boda que se celebró el 2 de febrero de 2002 fue una bisagra y a partir de esa fecha Máxima comenzó a ser un ícono más de la Argentina.

La vimos crecer como esposa, madre y princesa y la vimos transformarse en reina. Alabamos con cierto fanatismo sus glamorosos outfits y justificamos sus excesos. La queremos. No sabemos bien porqué, pero nos cae bien. Y no sólo a las mujeres… los hombres argentinos adoran sus curvas.

Máxima nos parece cercana a pesar de que, como reyes, han construido un muro invisible y suelen evitar el contacto directo con la gente en sus actos públicos. Creemos saber todo de ella aunque, más allá de las actividades oficiales, no tenemos idea de cómo es su día a día. Sonríe, llora, es cálida y empática pero a veces sus gestos parecen tan calculados que dudamos de su autenticidad. Y hasta la sentimos profundamente nuestra a pesar de que hace casi 20 años que ella misma dice que es una holandesa que nació en Argentina y que solo la unen a nuestro país algunos afectos y su amor por el dulce de leche.

“La sentimos nuestra a pesar de que ella dice que es una holandesa que nació en Argentina”

Son solo sombras de una mujer que brilla y que, a pesar del corset que le impone su función como reina, ha encontrado un resquicio por donde colarse y seguir ejerciendo su profesión de economista con cierta independencia. Porque más allá de sus vestidos, sus tiaras y sus zapatos, Máxima es asesora del Secretario general de la ONU para finanzas inclusivas. Un trabajo que, claro, no es remunerado pero que nos atrevemos a decir que junto con su papel de madre es en el que más cómoda se siente y del que más orgullosa está.

¿Y qué regalo recibirá la reina en su 50 cumpleaños? No lo sabemos pero nosotros sí hemos recibido de regalo la noticia de la aparición de un libro sobre su vida. Como decíamos más arriba, poco conocemos de ella salvo lo que nos cuentan las revistas del corazón. Por eso es tan bienvenida una biografía sobre sus luces y sombras, escrita por dos periodistas que se especializan en temas de la realeza y que han seguido a Máxima desde 2002. Se trata de Rodolfo Vera Calderón y Paula Galloni quienes son autores del libro “Máxima, la construcción de una reina” (Editorial Pengüin Random House, 2021) que desde hace dos semanas ya se puede encontrar en todas las librerías.

Y si acá tenemos el libro, en los Países Bajos la oferta es bastante variada. También se ha editado una biografía, escrita por Rick Evers, el periodista que mejor la conoce y que goza de la confianza de la familia real. Él también fue el encargado de realizar la entrevista a la reina que se verá mañana en la televisión holandesa. Además del reportaje, hoy y mañana habrá programas especiales, incluso uno de ellos focalizado en sus primeros años en Argentina. Y, como el humor no puede faltar, uno de esos programas incluirá una sátira de los personajes reales.

Además, son varios los regalos que nos podemos hacer para el cumpleaños de la reina. Por ejemplo, por 295 euros podemos comprar un jarrón inspirado en los atuendos que suele usar Máxima. Lo ha diseñado Ans Markus y fue realizado por la Royal Leerdam, una cristalería que desde 1927 sopla un jarrón para cada acontecimiento importante de la familia real.

La bufanda de seda donde estamparon 50 imágenes de Máxima luciendo diferentes atuendos

También es posible adquirir por 140 euros una bufanda de seda, diseñada por Linda Zoon, que comercializa la revista Vorsten y en la que podemos ver estampadas 50 imágenes de Máxima luciendo diferentes atuendos. El mismo diseño se usó como base para la confección de un vestido de fiesta que está expuesto y desconocemos si la reina usará algún día.

A su vez el gobierno ha lanzado monedas y sellos postales conmemorativos. En los sellos hay una serie de fotos de Máxima entre las que se destaca una foto en blanco y negro inédita que pertenece a su colección privada. La foto es de 1999 en Nueva York y, seguramente, fue la primera foto que le tomó el príncipe en sus primeros días de cortejo.

¿Cómo celebrará Máxima este cumpleaños tan redondo? En la intimidad no lo sabemos pero, para festejarlo junto al pueblo holandés, ha elegido el vehículo que más le apasiona: la música. Ya ha comenzado a recorrer los Países Bajos con el programa pedagógico “50 días de música” que propicia su enseñanza en las escuelas primarias.

Los sellos postales conmemorativos que se hicieron por el cumpleaños de Máxima

Después de una caída en la popularidad de la familia real por algunas decisiones desafortunadas, estos 50 años de Máxima servirán para devolverlos al Olimpo. Y de la mano de la diosa que más brilla. Su figura está presente en estos días en todos los medios y si los lectores quieren seguir los acontecimientos por las redes sociales el hashtag #maxima50jaar los podrá guiar. Nosotros, desde estas páginas le deseamos ¡Gefeliciteerd, Majesteit!