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Séptimo Día |LOS DOCUMENTALES SOBRE JUAN MANUEL FANGIO

Relaciones íntimas entre el arte del cine y el deporte

Con Brad Pitt al volante de un F1 se reinicia una saga en las pantallas. La vida de grandes futbolistas, corredores y boxeadores. El caso de “Invictus”, que incorporó a la política

Relaciones íntimas entre el arte del cine y el deporte

Brad Pitt protagonizará una película sobre un piloto de Fórmula 1. Lewis Hamilton será uno de los productores / Web

MARCELO ORTALE
Por MARCELO ORTALE

21 de Mayo de 2023 | 03:37
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A principios de julio de 2023 la Fórmula 1 dará una sorpresa que va a causar ruido en el mundo y será cuando se dispute la carrera en el circuito inglés de Silverstone. Allí uno de los pilotos que saltará a la pista será Brad Pitt, que lo hará no para correr sino para filmar escenas de una película sobre la categoría mayor del automovilismo mundial.

Será el nuevo capítulo de una larga historia. A lo largo ya de muchas décadas, como espejos enfrentados, ambos fenómenos culturales -el cine y el deporte- se reproducen, se potencian o, en algunos casos, por su excesiva luz se encandilan y neutralizan.

La fusión tuvo su remoto big bang en 1873 cuando aparecieron las primeras imágenes deportivas en los balbuceos fotográficos de entonces. En esas fotos anteriores al diluvio se ve a caballos compitiendo y a gimnastas en entrenamiento. Y poco después, en la ciudad británica de Brighton se dieron las primeras imágenes de remeros en movimiento, en el llamado animatógrafo, precursor del séptimo arte.

Juan Manuel Fangio, la máxima gloria del automovilismo argentino / Web

Pero será en 1896, en Australia, cuando el cine ya “movido”, gracias a las cámaras de los hermanos Lumière, registró el paso de una competencia hípica. Desde entonces ambos viajaron juntos: el cine siguió al deporte y el deporte al cine.

“Cuando se presente el film de Brad Pitt en 2024 será un bombazo en las taquillas”, vaticinó uno de los productores. De modo que el actor será estrella de la película “F1, Acelerate”, que dirigirá Joseph Kosinski y que tendrá como asesor al multicampeón mundial Lewis Hamilton. También integrará el elenco George Clooney.

Así, en el próximo Gran Premio de Inglaterra, se escenificará la una vez más la relación cine-deporte. Brad Pitt aprovechará las pausas que haya en los entrenamientos para salir a filmar en la mítica pista de Silverstone llevando varias pequeñas cámaras en el estrecho habitáculo de su auto.

El público en las tribunas, los autos que vayan a la par, serán de verdad, no artilugios de las computadoras. Pitt manejará en realidad, tiene experiencia en carreras de autos y lo hará con un Mercedes Benz F2 que no carece de velocidad ni de complejidad en el manejo.

La fórmula 1 tiene varios antecedentes, entre ellos la película Grand Prix (estrenada en 1966), dirigida por Johm Frankenheimer y protagonizada por James Garner, Eva Marie Saint, Yves Montand y el actor japonés Toshirō Mifune, en el papel de propietario de un equipo de carreras, de la marca Honda recién fundada.

En cuanto a los documentales, producidas por Netflix o se hayan filmado antes, en el automovilismo se destacan los que exaltan la vida de Juan Manuel Fangio, rodados en Italia, Alemania y Argentina.

Más allá del valor de las filmaciones originales de carreras disputadas por el balcarceño, sea en los primeros y poderosos autos de fórmula 1 como, antes, en las pretéritas cupés del TC argentino, lo que sobresale de esos documentos es el hablar pausado y consistente de Fangio, su sabiduría natural y propia de criollo y de hijo de inmigrantes.

Para muestra valgan estas dos citas, dichas al pasar en una entrevista: “No vale la pena arriesgar la vida por un poco de popularidad”. Y esta otra: “Siempre hay que tratar de ser el mejor, pero nunca creerse el mejor”.

UNA RELACIÓN INTIMA

Arte y estética, por el lado del cine; destrezas físicas y competitividad al máximo por el lado del deporte. Hace más de ciento veinte años que se inició esta relación y ahora, como se ha dicho, volverán a encontrarse en un mítico circuito de Inglaterra.

Lo cierto es que el deporte le propone al arte modelos reales. Antes fueron los luchadores griegos, los atletas de Atenas y de Roma. Ahora son figuras que trascienden a un coliseo y superan las fronteras. Así puede hablarse de Messi, Ronaldo, Maradona, Pelé, Di Stéfano y tantos otros en el fútbol.

O de Muhammad Alí, Roberto Durán, Carlos Monzón y antes Joe Louis o Ray “Sugar” Robinson en el universo del boxeo, Michael Jordan en el básquet, Nadia Comaneci en la gimnasia, Roger Federer en el tenis, Tiger Wood en golf y una pléyade de figuras en cada disciplina. Frente a esos arquetipos de distintos deportes, el cine devolvió réplicas como la de Gatica en nuestro país a través de la muy buena película de Leonardo Favio, o intervenciones de los propios deportistas ante las cámaras.

Acaso una muestra de “neutralización” del cine y del deporte se pueda encontrar en la película “Escape a la Victoria”, espectacular por la suma de figuras cinematográficas y futbolísticas que integraron el elenco, pero mediocre en sus resultados.

En esa película trabajaron actores de la talla de Sylvester Stallone, Michael Caine y Max Von Sydow (Von Steiner), y futbolistas de primerísimo nivel como Pelé, Bobby Moore y Osvaldo Ardiles.

Lo cierto es que, en 2012, con motivo de la entrega ese año de los premios Oscar, se seleccionaron las mejores películas deportivas de la historia y las elegidas fueron las siguientes: Toro salvaje; Rocky; Million Dollar Baby; El Luchador; Money Ball; Cinderella Man; Invictus; El Huracán; The Blind Slade; Any Given Sunday; Victory; The Express; Ali y Camino a la Gloria.

PELÍCULAS EJEMPLARES

Entre la lista de películas ejemplificativas de la fusión cine-deporte, los críticos suelen elegir siempre a dos de ellas. Una con argumento, “Invictus”, dirigida por Clint Eastwood, en donde la historia de la conquista del campeonato mundial de rugby en 1995 por el equipo de Sudáfrica sirve como base para mostrar y valorarla campaña épica que impulsó Nelson Mandela para sacar al país del “apartheid”, el flagelo de la segregación de la población por motivos raciales y de la discriminación hacia la gente negra.

Con Morgan Freeman encarnando a Mandela y Matt Damon a François Pienaar, el capitán de los Springboks de 1992 a 1996, la película rescató uno de los episodios más relevantes –si no el más- de la política internacional en las décadas de los 80 y 90.

Pero los críticos coinciden en que el caso más notable en la relación cine-deporte fue el documental de las Olimpíadas de Berlín de 1936, dirigido por la muy talentosa alemana Leni Riefenstahl, que presentó en dos series una reseña de esos juegos olímpicos desarrollados durante la Alemania nazi.

Morgan Freeman y Matt Damon, en un pasaje de la película “Invictus” / Web

Nelson Mandela y Francois Pienaar, en el mundial de rugby 1995 / Web

Bajo el estricto control del jerarca de la comunicación Joseph Goebbels que, además, fue una suerte de director de escena del Tercer Reich, la Riesfenstahl editó primero Olimpia, como inicio del largometraje sobre los juegos, cuya más dramática prueba pasaría después por la competencia entre los velocistas negros de los Estados Unidos contra los rubios y arios de Alemania, con el líder Adolf Hitler presente en el estadio.

Según los cineastas, se utilizaron técnicas de avanzada como ángulos de cámaras inusuales, primeros planos exacerbados, fijación o movimientos de cámaras novedosos, al punto de que fueron admirados esos adelantos, aunque el primer documental fue controvertido por considerarse que había propaganda nazi y que la Riefenstahl había presentado a un Hitler con la magnitud de una divinidad wagneriana.

Pero luego de las olimpíadas, en 1938, la “directora nazi”, como así se la llamaba hasta entonces, con filmaciones que había conseguido luego de los juegos, presentó su segunda parte. Y allí, el que resultó tratado como un emblema de heroísmo y virtud deportiva fue el velocista norteamericano de color Jesse Owens, que había derrotado a sus competidores alemanes y humillado a Hitler que fue testigo en el palco de su triunfo.

El deporte es un forjador de historias ejemplares. Una mujer, también de color, Serena Williams, que fue una grande del tenis, dijo estas palabras que suenan valederas como para impulsar una película de su vida: “A un campeón no le definen sus victorias, sino cómo se recupera después de haber fallado”.

 

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