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Toda la semana |LETIZIA DE ESPAÑA, KATE MIDDLETON Y CAMILA DE REINO UNIDO

Realeza: a metamorfosis en busca de estilismos

El camino modista, la uniformidad y la transformación se destacan en sus formas de vestir. La necesidad de cuidar cada detalle para mantener la imagen de la monarquía

Realeza: a metamorfosis en busca de estilismos

Kate con un vestido de Jenny Packham / Web

VIRGINIA BLONDEAU
Por VIRGINIA BLONDEAU

4 de Junio de 2023 | 07:10
Edición impresa

Si solo se tratara de dinero, sería fácil ser reina de la moda. Pero tener estilo es otra cosa y, aunque no se logra con dos centavos, el dicho “aunque la mona se vista de seda, mona queda” siempre estará vigente. Tener estilo significa ocultar defectos y resaltar virtudes del cuerpo, que nada sea demasiado pero tampoco quedarse corto, llevar la ropa y no que la ropa te lleve, adecuar los looks pero no ser aburrido, y un montón de etcéteras que las chicas, hoy devenidas en consortes reales, han tenido que aprender.

En nuestra última entrega habíamos analizado los looks de las fabulosas 4M (Máxima, Matilde, Mary y Mette-Marit) y adelantamos que hay una L dando vueltas y que es absolutamente insoslayable si hablamos de estilo: la L de Letizia, la reina de España.

LETIZIA, LA REINA

Es única. Hoy, tal vez, la que mejor encarna el estilo y de la que más hablan los medios internacionales. Eso sí, llegó a este punto luego de tropezar con todas las piedras del camino de la moda.

Si algo ha definido ese camino es la búsqueda, la experimentación y, cuando ya cansada de la críticas, el conformismo. Eso dio como resultado algunos altibajos que vamos a analizar.

Letizia, antes de convertirse en la prometida del entonces príncipe Felipe, daba a la ropa la importancia justa. El hecho de salir todos los días en las pantallas de televisión hacía que tuviera cierta expertise en maquillaje y peinado y que supiera que los trajes de pantalón y chaqueta de buena sastrería eran el comodín ideal para el trabajo.

Fiel a este estilo, compareció el día del anuncio del compromiso con un traje Armani blanco muy parecido a los que usaba en el noticiero de la TVE pero un par de ceros más caro. Ahí nomás fue criticada. Por el color, por el precio, y sobre todo, porque no era de un diseñador español.

Aunque fue bastante tímida con los looks en el período entre compromiso y boda con el príncipe, una semana antes de casarse dejó a todos mudos. La querían española, la tendrían española. Y apareció en una fiesta en Dinamarca con un vestido rojo toro de Lorenzo Caprile, adornado por unos broches antiguos de los Borbones. Estaba fabulosa y dejó asentado que en las galas de la realeza ella era la que iba a reinar.

No lo tuvo tan claro en la ropa de diario y de cóctel. En una época se uniformó con trajes insulsos para que los medios no se centraran en su ropa sino en su trabajo. Como se seguía hablando de su estilismo, empezó a sorprender con vestidos lenceros muy cortos y recortes que dejaban ver sus aún no tonificados brazos y piernas. Y finalmente, se encontró con el diseñador Felipe Varela que la convirtió en una “señora” a los treinta y pico.

No es que Varela no tuviera buen corte o no eligiera bien las telas sino que la vistió desde 2005 prácticamente igual. Vestidos con falda evasé, mucho tul bordado y recargado, vestidos sin gracia y la manía de hacerla parecer diez años mayor. ¿Hubo aciertos? Claro. Cuando Varela apostó por el blanco siempre le fue bien. El vestido de guipur que llevó en 2006 para el bautismo de su hija menor fue inolvidable y marcó tendencia. Si hasta sirvió de inspiración (casi copia) para el vestido que lució la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner para la asunción, cuando recibió el bastón de mando de manos de su esposo. Otro inolvidable traje de Varela fue el que Letizia llevó el día en que se Felipe asumió como rey, también blanco y con pedrería en el escote.

En 2019 comenzamos a ver a la reina con diseños muchos más juveniles firmados por Hugo Boss y Carolina Herrera. Y además de juveniles, mucho más sofisticados como, por ejemplo, el rosa con que deslumbró en la coronación de Carlos III de Inglaterra hace pocos días. Ese traje con apliques y péplum hizo que la prensa internacional la nominara como la mejor vestida.

Pero no solo de grandes diseñadores vive la reina. La hemos visto en sus últimas apariciones con atuendos de Barragán, una firma familiar especializada en vestidos de fiesta y cóctel. Aunque llevan más de 30 años en el mercado, María Barragán, cuando Letizia apareció por primera vez con una de sus creaciones, confesó: “Ha sido un día muy especial para nosotras. Para cualquier diseñador que la reina Letizia aparezca con un vestido suyo es un sueño. El impacto en redes sociales y web ha sido alucinante, tanto es así que la web se colapsó“

Pocas veces la hemos visto llevar ropa de diseñadores no españoles. La excepción fue en Inglaterra, que llevó un diseño de Victoria Beckham y hace un año cuando lució por primera vez algo de un diseñador argentino. Gabriel Lage, de él se trata, está acostumbrado a las estrellas porque ha sido el elegido de Mirtha y Susana y es el responsable de los aciertos de la primera dama, Fabiola Yáñez “vestir a doña Letizia ha sido ver un sueño cumplido, pues siempre tuve la ilusión de hacerlo”, según dijo a la prensa española.

En sus últimas apariciones lo que más ha estrenado Letizia han sido diseños realizados por firmas jóvenes que ponen el acento en la sustentabilidad. De &Me Unlimited ha llevado los modelos Gabriela y Rada, ambos rondan en los 150 euros y agotaron su stock en minutos luego de que Letizia apareciera con ellos. La firma tiene principios éticos muy firmes y ha logrado minimizar el impacto ambiental en la confección.

Aunque ya hace un par de años de este estreno el vestido negro de María Maló, confeccionado en bambú, es muy recordado porque era el regreso de Letizia después de la pandemia y lo hizo con uno de sus looks más sexies que recordemos.

El interés de Letizia de concientizar sobre moda sostenible no es nuevo. En 2019 ya la habíamos visto lucir una falda totalmente realizada con tejidos de prendas recicladas de la colección Consciuos de H&M. Y parece que ese es el camino que está dispuesta a seguir. Ella ha encontrado su estilo, se ha dejado asesorar por estilistas, ha formado su cuerpo en forma armónica y frenado con los retoques faciales. Y se ha convertido en icono. No se vislumbra, por ahora, nadie que pueda superarla.

KATE, SONRISA Y MONOCROMÍA

Que pisa fuerte y sin pedir permiso, no hay duda. A sus 41 años, la princesa de Gales está buscando su estilo aunque parece estar haciendo el recorrido inverso al de la reina Letizia. Kate siempre fue osada en sus vestidos de gala, la mayoría de ellos firmados por Jenny Packham. El útimo que llevó hace unos días (mientras tocaba el piano) era fabuloso: de un solo hombro, drapeado y en celeste, valía cada uno de los 5000 dólares que había costado.

Hace años que la vemos fresca y juvenil con sus looks primaverales y coloridos pero desde que está más cerca del trono y con mucho más protagonismo se ha uniformado. Alexander Mc Queen y Catherine Walker son las firmas que más la visten. Tiene por lo menos una docena de tapados maxi ceñidos a la cintura para el invierno y otro tanto de vestidos más o menos similares para el otoño. Y en actos más informales, el típico conjunto de pantalón y blazer. Hace meses que la vemos igual.

Y ahora, que ha llegado la primavera, nos ha sorprendido llevando un vestido de Elie Saab, un diseñador libanés poco habitual en ella, que debe ser el más vaporoso que haya hecho jamás. Celeste bebé, de tul y con voladitos. A Kate le quedaba genial porque ella es hermosa pero deseamos que nunca más lo use porque parecía salida de Downton Abbey (Incluso lady Mary ha usado atuendos más modernos).

Camila saluda al público / Web

De los últimos looks aplaudimos la informalidad de Benetton que le aporta color pero Kate aún necesita encontrar un estilo más desenfadado y, sobre todo, más variado. Lo va a encontrar porque se nota que observa muy bien a las otras consortes y toma de ellas lo mejor de cada una. De hecho su mejor look ha sido un trajecito de la firma Erdem en azul navy y con chaqueta péplum muy al estilo de Letizia.

CAMILA, LA RESILIENTE

La que ha encontrado su estilo es la reina consorte de Inglaterra. Camila ha tenido que enterrar definitivamente sus botas de montar y sus camisas amplias. Y no solo porque sus problemas de columna le impiden subirse a un caballo sino porque el camino al éxito solo fue posible a través de una profunda reconversión que ha incluido su forma de vestirse.

Desde su boda con el entonces príncipe de Gales, Camila ha estado acompañada por la diseñadora Anna Valentine, creadora de un estilo enfocado y personalizado. Da la impresión de que Camila ha seguido los pasos de su suegra que jamás se puso bajo el ala de la moda sino que era artífice de su propia tendencia. Los kaftanes que Camila suele lucir en los viajes y los vestidos con tablas y volados desde la cadera que tanto la favorecen suelen ser creaciones de Valentine aunque en los últimos tiempos también la hemos visto con los típicos vestidos liberty, tan ingleses, de Fiona Clare. Pero la reina, desde que lo es, ha tomado la mejor de las decisiones: delegar en Bruce Oldfield sus vestidos de gala. Lo hizo en marzo con un vestido negro íntegramente bordado en plata y repitió con el vestido ceremonial de la coronación.

Un detalle casi risueño: casi siempre usa el mismo tipo de zapato, con una pequeña plataforma y un taco de seis centímetros. Los tiene en varios colores y son de la firma Eliot Zed y el modelo se llama “Gladys”. Resulta ¿casual? porque justamente ese es el apodo con que la llamaba Carlos en la época de la clandestinidad. De hecho en The Crown hay un capítulo en que Diana descubre una pulsera con las iniciales G y F (por Fred, el apodo de Carlos) que su marido había encargado para su amante. Lo que no sabemos es si Zed se inspiró en “Gladys” para nominar su diseño o si a ella le resultó simpático el nombre y los eligió. O simplemente le resultan comodísimos. Rara vez nos sorprenderá Camila porque no va a cambiar de estilo. Contrariamente a lo que dice el dicho, no arriesga y gana.

Para sorpresas, buenas y malas, siempre tendremos a Máxima, a Letizia, a Matilde y a las más jóvenes princesas, las nuevas generaciones, que con algunos aciertos y muchos desaciertos están tratando de encontrar su estilo. Como siempre decimos, la ropa es mensaje y aunque es exagerado decir que cinco centímetros más o menos en una falda no van a terminar con la monarquía, si éstas quieren permanecer tienen que cuidar cada detalle. Y las chicas de la realeza, lo saben.

Letizia, con un vestido blanco / Web

 

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