En Brandsen no se habla de otra cosa que de la interna peronista

A tres semanas de las internas del PJ, en Brandsen todavía no se habla de otra cosa. No porque se haya registrado el mayor número de votantes de la historia (3.000 electores en un padrón general de 15 mil), sino porque el resultado inicial le daba el triunfo por un voto a la lista 3 y al final la Junta Electoral partidaria confirmó que ganó la lista 30 por nueve votos. Y porque las cosas no quedaron ahí.
La lista 3 informó que recurrió a la Justicia Electoral y que harían una denuncia penal por fraude. Además, en las últimas horas presentó su renuncia al cargo de presidente del Concejo Deliberante Ernesto Cattoni, que fue candidato a intendente por la lista 3 en una elección empezó ganando por un voto y terminó perdiendo por nueve.
Y no se habla de otra cosa porque también apareció salpicada la Policía del lugar. Y porque como hecho auspicioso está la actitud de las autoridades de dos mesas que quedaron en medio de la tormenta y sobre todo el comportamiento del puñado extranjeros que votó en esa interna y que no dudó en reiterar su voto ante la opinión pública para ver si es posible conocer qué pasó y quiénes son los eventuales culpables de lo parece una presunta maniobra fraudulenta.

HACIENDO NUMEROS
En Brandsen se presentaron tres listas en las internas del 30 en el PJ: la 2, con Chachín Castro; la 3, con Ernesto Cattoni y la 30 con Gustavo, los tres como candidatos a intendente. Fue una elección normal muy reñida y el resultado esa noche era el siguiente: 904 votos para Castro, 1.020 para Cattoni y 1.019 para Ríos. Un sólo voto de diferencia. Las urnas se guardaron en un calabozo de la comisaría y el delegado electoral esa noche llevó a la Junta Electoral provincial del PJ los certificados del escrutinio. Pero la novedad, decisiva a la luz de lo que pasó, fue que no llevó los 28 certificados de las 28 mesas, llevó sólo 26, porque cuando la Junta envió, días antes, los certificados que se iban a completar en las mesas, mandó dos de menos.
Ocho días después, cuando se llevaron las urnas a la Junta, se notó que había dos con las fajas rotas. Parece que eran justamente las urnas de esas mesas que no tenían el certificado de escrutinio. Y cuando empezaron el recuento se detuvieron en las dos urnas con las fajas rotas: una era la mesa femenina 5006 cuyo resultado había sido 44, 62 y 72 para las listas 2, 3 y 30, respectivamente. Y la otra la 9001 de extranjeros, que tenía 6, 7 y cero para las listas 2, 3 y 30 respectivamente.
Cuando se abrieron las urnas y se chequearon los certificados que estaban dentro (según Tomas Normantas apoderado de la lista 3 presente en ese acto), los resultados cambiaron absolutamente: la lista 2 de Castro, no alteró sus guarismos. La 3 de Cattoni en la mesa 5006 siguió igual pero perdió tres votos en la de extranjeros, de 7 a 3. Y la lista 30 de Ríos, pasó de cero a seis en la de extranjeros y de 72 a 78 en 5006. De esa forma, Ríos terminó ganando las elecciones por nueve, porque la Junta le dio 3 votos recurridos a la lista 3.

¿QUE PASO?
¿Qué pasó? Las "cosas extrañas" -dicen en Brandsen- pueden haber sucedido en sede policial, porque es el único lugar donde las urnas estuvieron solas, aunque encerradas en un calabozo con candado. Adulterar datos no es una maniobra fácil de hacer. No sólo hay que cambiar los certificados que llevará en manos el delegado electoral (aunque en este caso faltaban dos y éso sin duda ayudó), sino también el certificado que está dentro de la urna y además agregar o quitar los votos que hagan falta para que todo coincida. Dicen los que vieron los certificados que el 0 había sido transformado en 6 agregándole una patita y que el 2 de 72 se hizo 8 para llegar a 78, redondeando la figura.
La noticia de que las cifras habían sido alteradas habría quedado comprobada cuando los presidentes de esas dos mesas, ante el juez de Paz y notario, hicieron una declaración jurada reiterando los datos que se habían conocido inicialmente. Así lo expresaron en sendas presentaciones, Patricia Barroso y Pedro Bergagni, titulares de esas mesas.
Pero no sólo esos vecinos se animaron a exponerse a la consideración pública para hacer conocer el resultado de sus mesas. Según publicó el diario El Tribuno de Brandsen, también los 13 extranjeros que votaron en la mesa 9001 se prestaron a una investigación que realizó ese medio y que estuvo dirigida a saber a quién habían votado para poder probar o no que los seis votos que habían aparecido a favor de la lista 30 eran o no reales. En esa consulta los extranjeros reiteraron ante la opinión pública su voto, pese a ser secreto, en el afán de contribuir al esclarecimiento de la historia. Y de esas declaraciones surgió que en la mesa de extranjeros hubo 6, 7 y cero votos para las listas 2, 3 y 30, aunque cuando las urnas llegaron a la Junta Electoral encontraron 6, 4 y 6 votos, para las mismas listas.