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Opinión |ANÁLISIS

Un incipiente reagrupamiento sindical que está lejos de propiciar la unidad del PJ

22 de Febrero de 2018 | 04:29
Edición impresa

Por MARIANO SPEZZAPRIA
@mnspezzapria

Era lo esperable y en eso Hugo Moyano no falló: la marcha que convocó en la avenida 9 de Julio fue multitudinaria, lo que ratificó la capacidad de movilización del gremio de Camioneros, una maquinaria aceitada que volvió a dar una sólida demostración de fuerza. Pero el acto de ayer no puede considerarse como el anticipo de una eventual reunificación del peronismo disgregado.

En todo caso, la imagen que dejó la masiva concentración –sobre la que el Gobierno cometería un error si la subestimara- fue la incipiente formación de un conglomerado de oposición dura a la administración de Cambiemos, que a la propuesta presidencial de “reforma permanente” está dispuesta a replicar con una suerte de “agitación permanente”, con la calle como escenario.

Los dirigentes que rodearon a Moyano creen que la “unidad” sindical podría plantear una tregua entre las diversas tribus peronistas”

La idea sobre la que trabajan algunos de los dirigentes que rodearon a Moyano en el palco es que a partir de la “unidad” sindical, podría comenzar a plantearse una tregua entre las diversas tribus peronistas en el terreno político, con miras a 2019. El jefe camionero hizo un gesto en ese sentido: “Los gorilas no pueden estar más en la conducción del país”, sostuvo en el cierre de su discurso.

Por cierto que la utilización de esa “categoría” con la que el peronismo etiquetó históricamente a sus adversarios no fue casual, como así tampoco la aparición del escudo del Partido Justicialista a ambos costados del palco ni que al final del acto sonara la marcha tradicional de esa fuerza política. Moyano dejó en claro, así, que cualquier jugada que encare, la ensayará dentro del PJ.

No fue ése, según pudo constatar EL DIA a metros del escenario montado sobre la 9 de Julio, un mensaje menor que dio el sindicalista justo el día en que dio por cierta la posibilidad de ir “preso” a causa de las investigaciones judiciales que se desarrollan en su contra y de varios de sus familiares, entre ellos su hijo Pablo Moyano. Esa situación fue aprovechada por el kirchnerismo.

Por eso Hugo Yasky invocó el caso de Lula da Silva, el ex presidente brasileño, a quien definió como un “perseguido por la Justicia patronal”, con una doble intención que resultó evidente en la línea argumental: Moyano ahora padece la misma situación que Lula y que la ex presidenta Cristina Kirchner. La igualación de esos pesares habilita entonces la nueva alianza política.

En ese contexto se pudo ver ayer a Máximo Kirchner al frente de una columna de La Cámpora sobre la 9 de Julio, como así también a Hebe de Bonafini y al ex juez supremo Eugenio Zaffaroni, mientras que desde el escenario otro dirigente afín al kirchnerismo, el bancario Sergio Palazzo, lanzó una convocatoria a transitar el “camino hermoso de la resistencia al modelo” económico.

Moyano agradeció el apoyo kirchnerista apelando al silencio: no dijo una sola palabra que pudiera interpretarse como una crítica al gobierno anterior. Pero tampoco avaló –por lo menos ayer- los pedidos para convocar a un paro general y le pidió a los manifestantes que cesaran los insultos al Presidente, que profirieron con cánticos que inauguraron las hinchadas de San Lorenzo y River.

Para completar el laberinto político en el que se metió Moyano y del cual hay dudas de que pueda salir indemne, también tuvieron ayer una fuerte participación en la marcha los movimientos sociales del denominado “triunvirato piquetero”, integrado por la CCC, Barrios de Pie y la CTEP. Esta última organización se encuentra referenciada, ya sin disimulos, en el Papa Francisco.

El propio Moyano subió al escenario junto a Gustavo Vera, un dirigente que suele decir lo que el pontífice no puede en términos políticos, por lo cual los organizadores se ufanaron de contar con el apoyo simbólico del Papa en su cruzada contra el Gobierno. La convocatoria fue tan ecléctica que también se hicieron notar cerca del palco banderas con el rostro icónico del Che Guevara.

Una porción de la izquierda, cuyos militantes de base suelen combatir al sindicalismo peronista, apoyó la marcha convocada por Moyano. Un entendimiento similar ya se había plasmado a fin de año pasado entre el kirchnerismo y el Partido Obrero, que luego se expresó en los graves incidentes que tuvieron lugar en torno al Congreso cuando se debatió la reforma previsional.

Más allá de las diferencias ideológicas y metodológicas que saltan a la vista, un fragmento del discurso de Moyano dejó conformes a todos los presentes: fue cuando cuestionó al Gobierno por instrumentar “políticas que hambrean a la parte más sensible de la sociedad”. Esa visión social que desplegó el jefe camionero habría sido influenciada por el triunviro de la CGT Juan Carlos Schmid.

Mientras que otro dirigente sindical, el canillita Omar Plaini, le acercó a Moyano la frase del mexicano Octavio Paz que citó en su discurso como mensaje directo a Macri: “Toda victoria es relativa, toda derrota es transitoria”, recitó el camionero sin recordar que la autoría intelectual era del premio Nobel de Literatura. Schmid y Plaini coinciden en que el triunvirato ya caducó.

No debiera extrañar que en los próximos meses Moyano y sus aliados sindicales ensayen una retirada de la CGT para formar un nuevo nucleamiento”

Por eso no debiera extrañar que en los próximos meses Moyano y sus aliados sindicales ensayen una retirada de la CGT para formar un nuevo nucleamiento –como fue el MTA en la década del 90- que contemple, además, la inserción de los movimientos sociales. Incluso, hay voces que reclaman que ese conglomerado incorpore también una “pata política”, con vistas a las elecciones de 2019.

Del otro lado de la calle quedarán los grandes gremios que buscarán quedarse con la central de la calle Azopardo. Y que ayer no estuvieron en la 9 de Julio. Tampoco se vio a la dirigencia peronista que no comulga con el kirchnerismo, ni a los gobernadores del PJ. Esas ausencias evidencian que el objetivo de la reunificación peronista está más presente en el discurso que en la propia realidad.

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