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Espectáculos |DESTACADO DE LA CARTELERA PORTEÑA

“Desmadre”: La maternidad estalla en mil fragmentos en un documental que desafía los estereotipos

Sabrina Farji muestra esta semana en el porteño Cine Gaumont un retrato íntimo y tenso de su relación con su mamá y sus hijas

“Desmadre”: La maternidad estalla en mil fragmentos en un documental que desafía los estereotipos

Escena de “desmadre”, la película de Sabrina Farji que se puede ver en el cine gaumont

28 de Junio de 2018 | 03:49
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El vínculo entre madre e hijos: una relación de amor puro, incondicional, intransigente. ¿No? Sabrina Farji dice que no o, al menos, se anima a matizar algunos de los estereotipos sobre la maternidad en “Desmadre. Fragmentos de una relación”, incursión en el género documental de la directora de “Eva & Lola” que no duda en ponerse en primer plano durante su exploración del vínculo y refleja conflictos, tensiones y otros desmadres en su relación con su madre y sus hijas.

Estrenada en el porteño Cine Gaumont, “la película surgió en un momento de crisis, estaba separada, mi madre tenía algunos problemas, fue un momento de mucho estrés y me acuerdo que me dije: ‘No las aguanto más’. Sentirlo, decirlo en vos alta, me dio mucha culpa, pero hablándolo con amigas me dijeron que les pasaba igual”, revela Farji en diálogo con EL DIA sobre la génesis del proyecto.

“Empezamos a hablar del amor maternal, ese amor que tiene que ser siempre igual, que no se pone en duda, de esos estereotipos, y me pareció que ahí había tela para cortar y una posibilidad para contar algo íntimo”, agrega.

Parte de una nueva tendencia del cine documental (y del mundo actual) de narrarse a uno mismo y su entorno más inmediato, descubriendo en los intersticios de esos microuniversos puertas a lo universal, el documental de Farji tiene como protagonistas a su madre y sus dos hijas, pero comienza intercalando momentos de la intimidad familiar con voces de expertos y de otras mujeres contando sus relaciones maternales, una forma, revela la cineasta de romper con la primera persona y mostrar “que para algunas sigue siendo un vínculo idealizado y sin demasiados conflictos”. Es decir, reflejar, más allá de la experiencia propia, que el amplio universo de la maternidad no encaja en los estereotipos forjados a través de generaciones del “deber ser”.

“El documental inicia como una investigación formal sobre los vínculos madre-hija: después se va desmadrando, termina tomando una forma de road-movie desarticulada que cruza géneros, mezcla ficción y documental. Como en la vida misma: uno se pone un objetivo, un orden, y después aparecen explosiones por todos lados”, analiza Farji su obra, que se cuestiona a sí misma particularmente a través del lente de Zoe, hija de Sabrina, quien constantemente cuestiona si lo que muestra su madre es algún tipo de verdad, como parecería revelar la honestidad brutal del trabajo, ese mostrarse sin tapujos, o si esa aparente transparencia de la forma se trata, necesariamente, de una construcción.

Esa tensión, explica la directora, “surgió en el rodaje”, particularmente a partir de que Sabrina le entregó una segunda cámara a Zoe para registrar el documental. “Funcionó como algo interesante sobre lo que es la maternidad: es lo que yo creo que una madre tiene que hacer, proveer a un hijo un propio punto de vista”, explica Farji: ese punto de vista terminó agregando capas de sentido a la obra, creando tensiones entre madre e hija, entre sus puntos de vista, entre documental y ficción.

Una relación que, ante la cámara, su hija mayor define como “fricticia”, mezcla de ficción (porque, dice, todo parece sobreactuado) y fricción. “Estamos todo el tiempo así”, acepta Farji, aunque dice que “también hay momentos de silencio y relax” que asoman, por momentos, en el documental.

“Por eso se llama ‘Fragmentos de una relación’”, explica Farji, para quien este estallido de los sentidos posibles y esta idea de verdades y versiones delante y detrás de cámara resulta particularmente actual en la era de las redes sociales: “¿Una foto es la relación, la selección de fotos que uno tiene de la relación es la relación?”, se pregunta sobre lo que mostramos en Instagram y, en paralelo, sobre lo que se muestra en “Desmadre” y Farji descubrió rodando.

Este constante “actuar” de madres e hijas llevó al público, durante la presentación en festivales, a acercarse a Farji para celebrar ¡la interpretación de su madre! Particularmente histriónica, llega a apuñalarse con un gesto delante de la cámara. “Imaginate que si logra esa naturalidad en cámara, es la mejor actriz del mundo”, se ríe Farji sobre la confusión entre actuación y documental que se genera al poner en pantalla la dinámica familiar.

Pero, aclara, aunque por momentos parezca increíble (aunque no para cualquiera que haya tenido una relación complicada con sus progenitores) nada es actuado, todo lo retratado sucedió. Conseguir esos momentos de naturalidad, claro, fue el resto, “un doble juego entre la astucia de cómo filmarlo, de cómo lograr esa intimidad”, cuenta Farji. Para lograrlo, por un lado, “armamos un equipo de rodaje muy pequeño, la cámara se volvió invisible y era todo transcurrir”. “Pero también hubo que prestarse al juego a pesar de la falta de ganas”, revela, cuenta que “durante el rodaje hubo mucho costo emocional, teniendo que terminar una película a toda costa y tratando de no terminar una relación”, y explica que procuró siempre que “la película no traspasara los límites” de sus hijas y su madre.

Por ello, llegó incluso a coquetear con la idea de poner una actriz para hacer de su madre, algo que, explica “en el dispositivo armado hubiera sido lícito”. “Pero la película es más honesta, más arriesgada, si lo poníamos el cuerpo: si le pido a otras mujeres que cuenten sus vínculos, yo no puedo cubrirme con una manta. Por suerte mis hijas y mi madre accedieron, y ahí está el amor, porque para ellas no fue fácil, y no es fácil que la película siga existiendo”.

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