Andorra cuenta con un amplio abanico de posibilidades para los amantes de la nieve y el esquí

Más de 300 kilómetros de pistas de esquí convierten a Andorra en un destino elegido cada invierno por miles de esquiadores, fundamentalmente españoles y franceses. Y el abanico de posibilidades que encuentran los esquiadores en el Principado es cada vez más amplio.

Los que buscan emociones fuertes pueden probar el speedride, una modalidad de esquí en la que el esquiador abre el parapente durante el descenso y logra, así, elevarse varios metros. La única escuela donde aprenderlo en toda la Península Ibérica es Vallnord Ordino-Arcalís, en Andorra.

Hay otras opciones también muy emocionantes aunque algo más tranquilas, como el descenso en trineos individuales. Y otras tan divertidas como el tubbing, que consiste en deslizarse con un flotador gigante, y que ofrece Grandvalira.

Esta misma estación tiene otra actividad dirigida a lograr que el esquiador se sienta solo con el entorno, se denomina Primera nieve y no termina en la pista, sino con un desayuno en el restaurante de Pi del Migdia en El Tarter.

Pero el Principado es también un excelente destino turístico para todos aquellos que son amantes de la montaña y de la nieve pero no quieren esquiar.

Las opciones de actividades y deportes para disfrutar de la nieve que ofrece Andorra son muchos y muy diferentes, de modo que prácticamente cualquier visitante al que no le guste o no pueda esquiar encuentra un plan a su medida. Hay experiencias tanto para quien viaja solo como para las parejas, las familias o los grupos.

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La conducción de trineo tirado por perros es actualmente un deporte que, según indican fuentes de Andorra Turismo, está reconocido a nivel mundial. Deporte o no, lo que sí está claro es que es una actividad que permite disfrutar de la nieve y del entorno andorrano. Lo habitual es realizar las excursiones con guía que se encarga de conducir el trineo pero también existe la posibilidad de conducirlo uno mismo.

En Grandvalira hay itinerarios para recorrer en trineo tirado por perros que se llevan a cabo en los circuitos de Riba Escorxada y en el Centro de actividades de aventura. Ofrecen, además, una experiencia que combina una hora y media de mushing y una hora en moto de nieve. La llaman Aventura nórdica.

Con las motos de nieve podemos disfrutar de sensaciones como la velocidad y la libertad en plena naturaleza y hacerlo, como nos dicen en Andorra Turismo, de forma segura. Y en el Principado organizan salidas de hasta 3 horas de recorrido en Grandvalira, en Vallnord y en Naturlandia. Son para mayores de 18 años y menores acompañados por un adulto y es un guía profesional quien realiza las indicaciones y, sobre todo, quien adapta la dificultad de la ruta no sólo a los gustos del conductor, sino también a su experiencia.

Son rutas de dificultad baja y se pueden disfrutar tanto de día como de noche.

Si no te gusta (o no sabes, o no puedes) esquiar, no tienes por qué renunciar a recorrer las montañas andorranas sobre la nieve. Simplemente, en lugar de los esquíes, abrocha a tus botas unas raquetas y ¡adelante! Hay muchas rutas disponibles para los recorridos con raquetas de nieve, pero una de las que se recomiendan por su belleza es la del Valle de Incles, que recorre el valle por la umbría siguiendo el curso del río Incles y al límite mismo del bosque. También destaca por su belleza la ruta del Valle de Sorteny que además cuenta con un refugio donde se puede parar a comer.

No es necesario cumplir ningún requisito para disfrutar de las montañas nevadas sobre raquetas y es una actividad apta para toda la familia, pero se puede optar por la compañía de un guía para mayor seguridad.

La nieve espera en Andorra también a los viajeros que no quieren esquiar.

Si hay una actividad que puede hacer las delicias de los más pequeños es la de refugiarse en un iglú y en Andorra, concretamente en el Mountain Park de Grandvalira, el visitante puede construir su propia casa de hielo, un iglú. Hay expertos que ayudan en la construcción de estas casas tradicionales en las zonas de frío extremo que se construyen con bloques de nieve.

Si a la hora de pensar en el alojamiento queremos algo diferente, hay ahora y hasta finales de abril una clásica caravana Airstream en el entorno de la estación de Vallnord-Ordino Alcalís, a 2.000 metros de altitud.

Esta propuesta “para los viajeros más exigentes” la hace Schweppes, que indica que es una experiencia ideal para parejas, pues “con las montañas arboladas como único telón de fondo, este enclave privilegiado y ajeno a cualquier tipo de contaminación, es el escenario perfecto para vivir una romántica noche bajo las estrellas y amanecer lejos del mundo”.

La caravana modelo Airstream es un icono de la cultura estadounidense y de los road trips desde los años 30. Nació concretamente en 1931 y se la conoció como la bala de plata debido a su forma ovalada y su forjado de aluminio.

En su interior tiene cocina, sala de estar, cama de matrimonio, ducha, calefacción y “por supuesto, un kit con todo lo necesario para preparar un gin tonic” con tónica Schweppes.