Una reunión para bajar la tensión política, y por más restricciones

Un encuentro en Casa Rosada que sentó ayer en una mesa al jefe de gabinete, Santiago Cafiero, con sus pares de Provincia y Ciudad de Buenos Aires (CABA), produjo un descongelamiento, al menos por ahora, en el vínculo con el gobierno porteño: las partes destacaron la vuelta al diálogo político y, pese a las diferencias en la magnitud de las restricciones a la circulación a tomar, acordaron volver a reunirse mañana para así anunciar las nuevas medidas, que buscarán achatar la curva de contagios de Covid. Comenzarán a regir desde las 0 del próximo sábado.

Pasado el mediodía arribaron a Casa Rosada, Carlos Bianco y Felipe Miguel, jefes de gabinete de la provincia de Buenos Aires y la CABA, respectivamente, con el objetivo de analizar la situación epidemiológica en el AMBA (Área Metropolitana). Con un sistema de salud al borde de la saturación, la ocupación de las Unidades de Terapias Intensivas (UTIS) en esta región ascendía anoche al 77,4 por ciento pero desde hace días hay derivaciones hacia ambos lados de la General Paz por falta de camas, las tres administraciones decidieron dejar atrás el conflicto suscitado por las clases presenciales y las acusaciones cruzadas devenidas de una puja electoral en ciernes.

Durante poco más de una hora y media, los funcionarios compartieron datos sobre la velocidad de contagios, la ocupación de las terapias intensivas y los problemas de abastecimiento de oxígeno medicinal que afectan a algunos asistenciales. Por la tarde, en una reunión celebrada en el palacio gubernamental con industriales, se acordó una mejora en la distribución de este insumo vital. “El problema del oxígeno es que el sistema de logística no da abasto para la reposición. Hoy con la mayor ocupación se gasta más rápido y tenemos pacientes más días internados que antes porque bajó la edad respecto al año pasado”, explicó una fuente gubernamental consultada por este diario.

Ayer el ministerio de Salud informó que en lo que va de abril de 2021, el 56,3 por ciento de los internados en terapia intensiva en hospitales nacionales son menores de 60 años, en línea con la tendencia que se viene registrando en otros países de la región. El fenómeno se explicaría por el efecto positivo de la vacunación en los mayores registrados como grupos prioritarios y por el relajamientos en los cuidados de los más jóvenes.

Lo cierto es que durante la reunión de ayer en Casa Rosada, se acordó seguir de cerca la evolución de la situación sanitaria en los próximos días para así volver a reunirse el jueves para consensuar nuevas restricciones que modifiquen el actual DISPO (Distanciamiento Social) que vence el viernes 30. De modo más amable que en los últimos días, Cafiero recomendó a su par porteño una mayor fiscalización el cumplimiento de las medidas preventivas, sobre todo el cumplimiento de la prohibición de la ocupación de los interiores de bares y restaurantes y de gimnasios y espacios cerrados de esparcimiento afincados en la capital.

Desde el Gobierno porteño, en tanto, enfatizaron que pese a los chispazos de las últimas semanas con el Ejecutivo, ha primado la voluntad de que las nuevas medidas para bajar la circulación en el AMBA se “decidan en conjunto”. Para ello, evaluaron como fundamental “retomar el diálogo” y generar mesas de coordinación en todos los niveles para llegar a decisiones consensuadas.

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Cerca de Horacio Rodríguez Larreta reiteraron que van a priorizar la continuidad de la educación presencial pero no descartaron suspender las clases de alumnos de la secundaria. “Por ahora son conjeturas, tenemos distintos escenarios en vista y vamos a dialogar”, contaron cerca de la ministra de Educación, Soledad Acuña. Sí parecería haber consenso en prohibir la permanencia de clientes dentro de los locales gastronómicos y reforzar los controles en el transporte público; también podría restringirse el acceso a juegos en plazas y parques. Se trata, en última instancia, de gestos de acercamiento hacia Nación y Provincia que reclamaban un mayor compromiso para dar cumplimiento con las restricciones vigentes. Sin embargo, los funcionarios de la Ciudad de Buenos Aires, en off, destacan que el mayor problema es el Gran Buenos Aires, donde los controles enfrentan dificultades para exigir el cumplimiento de las medidas para evitar más contagios.

Bianco, por su parte, volvió a plantear su preocupación por la situación epidemiológica y la necesidad de “tomar medidas” para bajar los casos. Es que los últimos reportes han mostrado un amesetamiento en la curva de contagios pero en un nivel alto. “Este nivel de casos, aunque esté estabilizado, es demasiado alto y torna a la situación inmanejable”, se sinceró una fuente bonaerense consultada.

En calle 6 aseguraron que acatarán lo que decida Nación pero reiteraron su postura: un cierre mayor de actividades por 15 días que permita bajar la tensión del sistema de salud. Empero, hoy no sólo el escenario político impide una vuelta a la Fase 1: en Casa Rosada están al tanto de las consecuencias sociales que tendría un confinamiento extremo. Con una pobreza del 42 por ciento, ha quedado atrás el pasado dilema sobre si se debe cuidar la salud o la economía.

Durante la reunión en la Rosada, se acordó seguir de cerca la evolución de la situación sanitaria