Preocupa el accionar delictivo en un barrio cercano al Country de Estudiantes

El gran problema que atraviesa desde hace por lo menos un año y medio la Zona Norte de la Ciudad está vinculado de forma directa al delito. Las modalidades son variadas y los casos frecuentes. Por ese motivo, vecinos de Villa Elisa, Arturo Seguí, City Bell, Gonnet y Villa Castells organizaron movilizaciones como parte de un reclamo que también volcaron en las redes sociales, con la creación de grupos dedicados exclusivamente a la problemática.

En ese marco, los episodios que más abundan son los escruches y el raterismo; delincuentes que sacan provecho de la oscuridad nocturna o la ausencia de los propietarios para meterse en los parques y saquear lo que encuentran. Pero los hay también más osados, que no tienen problema en actuar a plena luz del día.

Eso fue lo que ocurrió el miércoles pasado, por la mañana, en una casa situada en 463 entre 31 bis y 132, donde un solitario ladrón vandalizó dos aberturas y hurtó equipos electrónicos. Se trata del mismo barrio en el que, ese mismo día, un kiosco recibió la “visita” de un escruchante y donde el sábado último intrusaron una finca con sus dueños en el interior.

“LAS ALARMAS SUENAN TODO EL DÍA”

Federico, dueño del inmueble que linda con el Country de Estudiantes, relató en diálogo con este diario cómo fue el atraco del que fue víctima y aseguró que en el sector la inseguridad “creció muchísimo en el último año y medio”. Lo más llamativo del golpe fue que actuó un solo ladrón, a las 10.26 de la mañana, y con el dato de que en ese momento la vivienda se encontraba vacía.

Ningún frentista de la zona escuchó el ruido de las patadas que le dio a la puerta principal. Tampoco vieron nada los trabajadores de una obra que está “pegada” a la finca.

Además, toda la secuencia del robo quedó grabada por las cámaras de seguridad: desde el momento en que el sujeto arribó en una moto tipo Honda Wave hasta que fugó con un televisor de 60 pulgadas, entre otras pertenencias.

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“Me llamaron de la alarma, diciendo que había sonado el sector del fondo. La parte del quincho. Y al rato se activó una zona interna. Así que llamamos al 911”, detalló el damnificado. Cuando el móvil de la empresa de seguridad llegó a la escena halló la puerta de entrada rota.

“Mi mujer se comunicó por el grupo de WhatsApp con el resto de los vecinos, que enseguida accionaron” la alarma comunitaria, añadió. Poco después se hicieron presentes cuatro patrulleros de la comisaría décima. Sin embargo, el autor se había esfumado.

Horas más tarde, al observar las filmaciones, Federico y su familia pudieron observar con precisión cómo fueron los pasos del malviviente, desde que estacionó su vehículo en la senda que da al porche hasta que huyó. El ataco duró apenas tres minutos, que fueron suficientes para que el delincuente no se fuera con las manos vacías.

“El tipo -joven, de entre 25 a 30 años y con un buzo con capucha- frenó y miró para todos lados. Después saltó el portón y por la cochera caminó hacia la parte de atrás, donde está el quincho”, expresó Federico. Apoyado en los ventanales, oteó el interior y luego comenzó a “trabajar” en una puerta de aluminio de dos hojas, que logró abrir por la fuerza. No obstante, desde ese lugar de la casa no consiguió pasar al comedor, donde realmente quería llegar.

Entonces, “salió y volvió a la parte de adelante, donde se puso a patear la puerta de madera”, indicó. Con uno de los golpes rompió un pestillo y la cerradura. Eso hizo que se partiera parte del vidrio de una de las hojas y el resto lo fue sacando con sus manos. Con la puerta vulnerada, accedió al interior y en segundos se agenció un televisor, una laptot y otras pertenencias.

“La policía científica trabajó en la escena y levantó huellas. En la comisaría nos atendieron muy bien y les pasamos todas las filmaciones en donde se ve con claridad al ladrón”, apuntó la víctima.

Por otro lado, señaló que “es un poco lo que está pasando permanentemente en el barrio. Todos los días están sonando las alarmas vecinales y desde hace meses vemos gente que no es de la zona”. En ese sentido, contó que el sábado “entraron en una casa frente al kiosco de 467 y 132, con gente adentro”. Al comercio, como hubo informado este diario, lo atacaron entre el miércoles por la noche y el jueves a la madrugada. Un grupo de delincuentes, sin testigos a la vista, violentó con una barreta el candado de la cortina del frente y luego el vidrio de blíndex de la puerta principal. Escaparon con mercadería y la caja registradora.

“Es insoportable estar así. Aunque por suerte los hechos que estamos teniendo son sin violencia”, se consoló Federico.