Adiós a la esencialidad: médicos extranjeros quedarán inhabilitados para ejercer a fin de año

Los médicos extranjeros residentes en la Argentina, que con el estallido de la epidemia de Covid fueron convocados para prestar servicios en distintos centros de salud, enfrentan ahora una situación más que desagradable. Una resolución ministerial les autorizó el ejercicio profesional por el agotamiento psíquico y físico que sufrían los argentinos por las autoridades sanitarias, en la pandemia. Y durante casi tres años se desempeñaron por esa autorización ministerial para el ejercicio de la profesión la cual vence el 31 de diciembre sin que se haya previsto reconocerles su valiosa colaboración en aquellos días difíciles.

EL CASO DE SHEILA

Algunos como el de Sheila que llegó en 2018 a La Plata, desde su Cuba natal, al comenzar a convivir con un Argentino. Ella se recibió en el 2018 en la Universidad de Ciencias Médicas de La Habana y al instalarse aquí decidió comenzar con los trámites necesarios para ejercer su profesión. Aconsejada por otros colegas, sacó turno en la Universidad Nacional del Nordeste (UNNE), ya que era una de las unidades académicas en donde se hacía más rápido. Cabe destacar que se trata de un proceso que suele demorar alrededor de 18 meses, y se dispuso a esperar trabajando como secretaria. Días antes de que llegara su turno, recibió un mail de la universidad en el que le comunicaron que los trámites habían sido suspendidos debido a la pandemia y aún hoy no le asignaron una nueva fecha para presentar su documentación.

“Ahora que termina la pandemia queremos que reconozcan nuestro trabajo”

“En el momento más difícil de la pandemia se contacta conmigo una médica, también cubana, que se encontraba trabajando en el hospital Isidoro Iriarte de Quilmes y me comentó que les urgía conseguir médicos para el servicio de emergencias, que estaba colapsado”, recordó Sheila. Fue así como comenzó a trabajar, becada por el Ministerio de Salud de la provincia de Buenos Aires.

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Pasado el momento más álgido, los directivos de la institución le ofrecieron seguir formándose en el hospital quilmeño, pero ahora con derogado el decreto y con los trámites paralizados, no sabe qué pasará con su trabajo ni con sus estudios a partir del próximo año.

LA CIRUJANA DOMINICANA

Algo similar le ocurrió a K. -quien pidió no revelar su nombre-, una cirujana dominicana que estudió medicina en la Universidad Autónoma de Santo Domingo y luego se especializó en Brasil. Hace 8 años que está casada con un argentino, con el que tiene una hija, motivo por el que se mudó al país. Al igual que Sheila sacó un turno en la UNNE, ubicada en la provincia de Corrientes, que fue cancelado por la llegada del Covid. Pero tal como reza el dicho, se le cerró esa puerta pero con la disposición del Ejecutivo nacional se le abrió una ventana y comenzó a trabajar en los hoteles para repatriados que funcionaron en la ciudad de Buenos Aires, en la primera etapa de la pandemia. Ahora forma parte del sistema de salud bonaerense, dentro de una institución pública de la localidad de Esteban Etcheverría.

Para ella el decreto no sólo fue una habilitación laboral sino poner sus “conocimientos a disposición de quien lo necesitaba”. Además del “reto que implicó trabajar en la pandemia, significó salir a trabajar sin horarios y cumpliendo estrictos protocolos de higiene para entrar en casa, porque tenía miedo. Pero mis ganas de ayudar eran más fuertes”, reconoció K.

Estos temores fueron compartidos por ambas, ya que Sheila también aseguró que “al inicio daba miedo, los recursos y posibilidades eran muy escasos para la cantidad de pacientes, que era muy superior a la capacidad normal del hospital”. Además, poner el cuerpo en ese momento significó estar en contacto con “pacientes críticos enfermos de Covid, y el temor del contagio estaba latente. No sabíamos bien a qué nos enfrentábamos y cómo prevenir enfermarnos o que esto les ocurra a nuestros seres queridos cuando volvíamos a nuestras casas”, manifestó.

Profesionales extranjeros al servicio de la salud en la Región durante la pandemia / Web

En numerosas oportunidades los médicos fueron quienes se enfermaron y, como se sabe, un importante número perdió la vida en plena pelea contra le enfermedad. Sheila, por ejemplo, confirmó que tuvo Covid en más de una oportunidad y en una ocasión contagió a su pareja y él a sus padres.

EL MÉDICO BOLIVIANO QUE LA PASÓ MUY MAL

Esto mismo le pasó a José, un médico boliviano que estuvo 12 días internado en terapia intensiva por una neumonía, como consecuencia del Covid, durante la primera ola en octubre de 2020.

Él se recibió de médico hace 14 años en la Universidad del Valle de La Paz y al igual que sus colegas estaba a la espera de la convalidación de su título, trabajando como cuidador y especializándose cuando el decreto le posibilitó poner a disposición sus conocimientos. Con la habilitación transitoria se sumó a una unidad de terapia intensiva que se abrió en pandemia y actualmente es parte del personal médico del hospital Domingo Angio de José C. Paz.

“Pese al miedo, la vocación de ayudar ejerciendo nuestra profesión de parte de todo el equipo de trabajo del hospital seguía firme. Nos alentábamos entre nosotros para resistir las interminables jornadas laborales y nos sentíamos felices con cada paciente que salvábamos”, afirmó sobre el crítico momento en el que sus servicios fueron requeridos y ahora por un tecnicismo será dejado de lado a partir del próximo 1 de enero.

Son más de 40 profesionales de la salud los que se encuentran en esta situación. “Ya pasamos tres años laburando y demostramos que somos médicos”, aseveró M., un hombre de 32 años oriundo de Haití que se desempeña en el hospital Isidoro Iriarte de Quilmes. “Tenemos contratos con el Ministerio de Salud, es decir ellos nos reconocen como médicos. Por eso nos pagan cada mes”, señaló. Y agregó que “ahora que ya termina la pandemia queremos que reconozcan nuestro trabajo y nos convalidan los títulos”.

Mientras siguen trabajando en el sistema de salud público se les agota el tiempo y las universidades aún no les confirman nuevos turnos para los trámites, por lo que decidieron dar a conocer su historia. “Cuando el pueblo argentino nos necesitó estuvimos de pie para ayudarlo. Hoy nosotros necesitamos el apoyo de todos ellos”, expresó.

Sheila, con protecciones, en medio de la ola de Covid / EL DIA