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“Argentina es un país maravilloso, con muy buena gente, pero tibia en sus reclamos”

“Argentina es un país maravilloso, con muy buena gente, pero tibia en sus reclamos”
22 de Abril de 2022 | 16:00

(*)

Hace algo más de treinta años, un señor muy mayor de origen polaco, curtido en guerras y privaciones posteriores de la ya inexistente cortina de hierro, pero residente en el gran Buenos Aires me dijo: “Argentina es un país maravilloso, con muy buena gente, poco trabajadora en general, pero muy cobarde y tibia en sus reclamos”. 

Me sentí ofendido en ese momento por varias cosas, pero muy especialmente por la palabra “cobarde”, ya que creí que no la merecíamos porque habíamos dejado sangre de héroes en Malvinas unos pocos años atrás.

Pero ahora, con el tiempo y en mi adultez, entiendo el alcance y profundidad de sus palabras. 

¿Nuestra principal preocupación hoy como ciudadanos cuál sería a nivel país? ¿Economía? ¿Trabajo? ¿Educación? ¿Seguridad? ¿Salud? No quiero ir a la multiplicidad de encuestas que pueden posicionar unas sobre otras para ver cuál es el podio, lo que si seguramente encontraremos que estas cuatro están entre las 10 primeras preocupaciones.

Nos pasa a diario que nos quejamos, pero no actuamos ni reclamamos. Si lo hacemos lo exteriorizamos por un ratito y tímidamente. La fuerza y tiempo del reclamo, unipersonal o colectivo, está dado de acuerdo a cuan cerca nos pasó la bala por la cabeza o nos toca la desgracia de salir lesionados en nuestro físico o en nuestros sentimientos. Siempre pensando primero en uno y sin tomar en cuenta muchas veces en el colectivo social.

Cuantas veces vemos por TV, escuchamos por radio o leemos en los periódicos y sus portales web, como avanza más allá de lo tolerable el problema de la inseguridad en nuestro país en general y en nuestra provincia en particular. 

Año tras año de las últimas décadas hemos soportado que cada ministro de Seguridad en la provincia de Buenos Aires viniera con su “librito”, con el tachito de pintura para cambiar el color de los móviles patrulla que les dejó en anterior funcionario. 

Ese “librito” es propio o dictado y con él viene a cambiar la policía, a sacar los corruptos de dentro de la misma, hacer más seguras las calles de nuestra provincia, a luchar contra las mafias y el narcotráfico, a meter presos a todos los que están por fuera de la Ley, etc. Sin embargo, no se visualiza el éxito, ni un avance, ni siquiera la acción profesional para alcanzar esas metas.
Son décadas de fallas, alquimias e inoperantes acciones, que me llevan a decir algo que lamentablemente considero verdad: “Ningún ministro de seguridad dejó al final de su mandato, una mejor policía y/o seguridad pública que la que recibió”. 

Todavía hoy me pregunto cómo hicieron los últimos Ministros de Seguridad de esta Provincia para pasarse profesionalmente, ellos o sus equipos, todas las novedades al asumir en materia de seguridad sobre las que debería pasar el que ingresaba. 

Recuerdo sus propias manifestaciones, en el último traspaso, cuando manifestaron que nunca se reunieron. Me digo yo “total todo está bien, y son sólo 95 mil almas armadas y uniformadas dispuestos en el territorio. Está todo bien”.

De mostrar los objetivos cumplidos o a cumplir los alcanzados y los que no, de pasar los lineamientos de políticas de seguridad y sus proyecciones, la estadística de combate contra el delito, inventada o la real contrastada contra los guarismos de la procuración, ni hablar.

Inclusive y muy importante ilustrar al ministro ingresante donde estaban las toneladas de cocaína secuestrada en la “lucha exitosa contra el narco”, o mejor, donde se hallaban depositadas las chapas de techo o los ladrillos huecos de las paredes de los bunkers derribados de la lucha exitosa contra el narco de la gestión anterior.

Que poco profesionalismo se vio en estas últimas décadas desde los equipos de los Ministerios de Seguridad, y a la vez como se hundió cada vez más y más en la consideración de la gente la que fuera la más profesional de las policías, en una culpa concurrente político policial.

Qué bueno sería que desde el multiteatro de puente 12 en La Matanza, mes a mes o en forma bimestral, o si se quiere trimestral, el actor principal con aspiraciones políticas a algún cargo para el 2023 hiciera presentaciones profesionales para explicarle a la prensa especializada, cómo va su gestión en seguridad, si avanzamos o retrocedemos por delito existente.

También cómo va la lucha hoy inexistente contra el narcotráfico en la Provincia e inclusive podría aprovechar a pasar lista de asistencia a los presentes para ver si no “cayeron” en una entradera o salidera, o a manos de los múltiples motochorros que pululan sin problemas por todo el GBA.

No los aportan y no los dan a conocer  porque no hay éxito que mostrar, como si lo hizo hace unos días el gobierno de la ciudad de Buenos Aires, que clavó un muy buen 3,3 homicidio cada 100 mil personas, contra un 14, o 15, o 16 cada 100 mil del GBA, discriminado del resto de la Provincia. No se sabe a ciencia cierta. Tenemos que seguir adivinando.

Hoy la ciudad de Buenos Aires, capital de la República Argentina, es considerada como la primera o segunda ciudad más segura de América, la cual de alguna manera tiene rodeado su fuerte por el delito, que no se sabe, no se puede o no se quiere combatir, por falta de actitud, conocimiento, vocación, falta de profesionalismo y/o corrupción generalizada.

Habría que conocer esas huestes de funcionarios del ministerio, a las cuales podemos considerar inoperantes y poco profesionales, ya que se supone tienen un plan de seguridad que llevar adelante y ejecutar que nunca mostraron ni dieron a conocer.

Si bien es todo relativo hay diferencias de territorio entre capital y provincia, superficies, educación, cultura, economías, cuerpos de policía más profesional y capacidad logística, etc., es a las claras que, por aquí, por estas tierras bonaerenses obtener datos que deben ser públicos del éxito o fracaso de la lucha contra el delito, es una lucha contra el oscurantismo.

¿Esta sociedad, de todos los colores políticos y de las diversas geografías de la provincia y del GBA en particular, como así también la oposición política particularmente entiende el costo económico y hasta en vidas que nos harán pagar al no actuar más allá de las bravuconadas de tweeter? 

Nosotros, humildes mortales, ciudadanos de a pie, que tendremos que seguir subsistiendo al delito y tratando que nuestros hijos no sean captados por el narcotráfico o que caigan bajo el influjo de las toneladas de droga que pasan por este territorio ante ojos cerrados de parte de la policía, política y justicia, debemos reaccionar y hacer que nos cuenten cuales son las acciones concretas para recuperar tiempo y terreno perdido.

Como dice el texto impreso en la remera que usa el ex senador Esteban Bullrich, hoy afectado con el ELA, “Me define mi actitud”. Las de ustedes, oposición actual, dista mucho de ser la actitud que queremos, al menos la que yo quiero, y esa que resulta ser una actitud algo cobarde, mezquina y egoísta es la que los define en el tema seguridad. 

Anímense. Trabajen para poner coto a tanto circo hueco. Recuperen a la policía del estado provincial para la gente. Hay que refundar la misma y no seguir emparchando gestión tras gestión, tapando con publicidad y apariciones mediáticas, la falta de éxito operacional en el terreno. No le cuelguen al cuello de esa institución la creación de las policías locales, aunque a los intendentes “les convenga por algún motivo” que no resultaría ser en su totalidad el combate al delito de cercanía.

Un político en funciones, en general, es a los ojos de los demás, lo que él quiere que crean que es como persona o funcionario. Algunas veces, no muchas, tenemos la suerte que la mejor versión del político coincide con la mejor versión de la persona misma.

No le demos la razón al señor mayor de nacionalidad polaca, que seguramente por el tiempo transcurrido, ya no está entre nosotros

La Seguridad Pública es una Construcción Social. No lo olviden. Necesita también de la sociedad activa, más allá de los funcionarios de seguridad y policías para funcionar.

(*) Por Jorge Luis Vidal |  Especialista en Seguridad Pública. Analista en Inteligencia Delictual y lucha contra el Narcotráfico.

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