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Mujeres y vino: un brindis por ellas

Cada vez hay más enólogas, sommeliers y conocedoras de este universo, hasta hace pocos años virtualmente monopolizado por hombres. Les presentamos a las referentes de nuestra ciudad

Mujeres y vino: un brindis por ellas

El mundo del vino, desde la elección de los varietales, pasando por la cosecha de las uvas y hasta la comercialización de las botellas, está teniendo una importante impronta femenina

Cecilia Famá

Cecilia Famá
vivirbien@eldia.com

29 de Mayo de 2022 | 09:35
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¿Es una novedad que las mujeres estén incursionando en el mundo del vino? Bueno, parece que no, y un pantallazo históric lo demuestra. “Doña Ascensión Isasmendi de Dávalos, al final del 1800, tomó el control de los viñedos de la zona de Molinos (Valles Calchaquíes) y realizó acciones realmente desarrollistas y audaces para su época, como por ejemplo traer varietales franceses como Malbec, Cabernet Sauvignon, entre otras, en barco, para su cultivo, y también expandir la cantidad de hectáreas cultivadas. Por otro lado, se dedicó a la minería, y su historia es realmente apasionante, pero en lo que respecta al vino es necesario destacar y recordar siempre su rol en ese momento”. La que arroja luz sobre aquellos sucesos de antaño es Paula Lico, salteña de origen, pero muy arraigada en La Plata por su tarea como sommelier.

“Hay muchas mujeres destacables en la historia de las familias bodegueras, sin embargo, en lo que respecta a la enología, décadas atrás no había posibilidades de que una mujer pudiera ejercer ese rol” continúa Lico, quien hoy es la primera presidenta mujer de la Asociación de Sommeliers de la Provincia de Buenos Aires, y antes de dedicarse de lleno a este atrapante mundo, se recibió de abogada: “fue Susana Balbo la gran pionera en ésta área, al ser la primera enóloga de Argentina, quien inició su etapa profesional en Cafayate, con la tremenda carga de ser la primera y única mujer. Sin lugar a duda, allanó el camino para las que vinieron después”.

La ola femenina en el universo del vino se expande también a los medios de comunicación y a eventos que lo tienen como protagonista central. El camino que empezó la periodista Elizabeth Checa hace ya más de dos décadas, hoy es continuado por decenas de colegas. Por caso, Agus del Alba no sólo fue furor con su libro “Hola vino”, sino que llena el centro cultural Konex cada vez que ofrece sus charlas que se centran en varietales y etiquetas.

MUJERES UNIDAS

En marzo, en el marco del Día Internacional de la Mujer, la Asociación de Sommeliers de la Provincia realizó un encuentro de mujeres del vino. “Con Marcela Berón, Romina Soliani y Rafaela Pinto compartimos las conclusiones de un estudio realizado por Karen Mc Neil sobre el estado de la mujer en la industria del vino. Tratamos de no extendernos mucho, pero las conclusiones fueron muy movilizantes para todas. Justamente, porque se había investigado, se había relevado data, y a raíz de ello una puede arribar a conclusiones empíricas. Como que hay menos empresas dirigidas por mujeres que por hombres llamados John, que del 50% de mujeres que egresan de la universidad, sólo el 10% trabajan como enólogas en el Estado de California y el 5% en el Estado de Nueva York, y que no había directoras ejecutivas en las bodegas que envasaban entre 100 mil y 500 mil cajas de botellas al año”, recuerda Lico.

Esos datos producidos nos obligan a pensar el porqué de estas desigualdades, para poder entenderlas y a partir de ahí construir un cambio. “Lamentablemente, en Argentina no hay reportes producidos, por lo tanto es difícil hablar sin el dato empírico. Una puede decir que la lista de mujeres a cargo de proyectos enológicos en la actualidad es larga y abarca todas las regiones productoras, y que fueron ganando espacio y ascendiendo dando una enorme pelea”, agregala experta.

En aquel encuentro de marzo, en un coqueto salón de eventos de Gonnet, estuvieron muchas mujeres sommeliers de nuestra ciudad. “La industria del vino está llena de hermosas mujeres de perfil bajo que trabajan en la viña como cosechadoras, encargadas de enoturismo, agronomía, enología, comercialización y comunicación, siendo proactivas, y muchas, teniendo una familia, aportan un marco donde hay posibilidad de crecer y adaptarse a nuevos cambios muy necesarios en la industria”, asegura Mirna Leiva, curadora del Salón Argentino de Bodegas que se realizará nuevamente los días 8, 9 y 10 de junio en nuestra ciudad.

“El vino está dejando de ser algo snob para volver a ser consumido sin tantas vueltas”

 

Mirna fue la primera sommelier en trabajar en el servicio de un restaurante en La Plata. Hoy en día se desempeña en ese mismo puesto, en un tradicional espacio gastronómico de avenida 44. “Mi familia es gastronómica. Estudiando otra carrera relacionada, encontré esta que me cautivó aunque en ese momento casi no tomaba alcohol. Mi primer trabajo como sommelier fue detrás de un stand de la feria en la que hoy estoy en la organización (SAB). Luego me dieron la oportunidad en Cortez, y ahí no fue tan sencillo al principio que tomaran en cuenta mis recomendaciones, pero con entusiasmo, creatividad y la ayuda del equipo de trabajo logré posicionar la carta de vinos”, dice.

Catar y opinar. las mujeres se especializan cada vez más en vinos

“Entiendo que la mujer puede y quiere disfrutar de las bebidas y ya no es juzgada por eso, el mercado necesita un consumidor que pueda entender y apreciar la diversidad de los estilos de elaboración desde una perspectiva más sensible, detallista”, observa la especialista.

“Muchas veces se subestima el paladar de la mujer, pero lo que no saben es que muchas preferimos los tintos y por el contrario hay hombres fanáticos del Chardonnay. La mayor presencia de mujeres ha obligado a la industria a tomar nuevos desafíos, a salir de zonas de confort, a tener nuevas miradas sobre el mercado. Las mujeres vamos en busca del detalle, somos perfeccionistas por naturaleza y a la vez innovadoras. Aportamos orden y delicadeza”, asegura Leiva.

“Muchas veces se subestima el paladar de la mujer, pero no saben lo que muchas preferimos”

 

Mirna comenta que “las consumidoras locales disfrutan de ferias, catas, eventos diversos, que dejaron de ser coloquiales para aportar una temática donde la mujer, en grupo o junto al hombre, encuentra un espacio no solo de conocimiento sino de distensión y oportunidad para relacionarse con otras personas gentilmente. Como dice un lema popular, ‘el vino une’”.

COPA EN MANO, SIEMPRE

Otra de las referentes del vino de nuestra ciudad es Ana Paula Arias, sommelier desde hace poco más de diez años.

“Me involucré en el mundo del vino por una cuestión familiar, de costumbres. Crecí en una casa donde se expresaba el amor a través del brindis y de la comida. Se arrancaba temprano con algún vermú y se terminaba la sobremesa con algún whisky o coñac. Era cosa de todos los fines de semana y eso siempre me encantó. Hasta el día de hoy son así las reuniones familiares”, confiesa.

“La sommellerie siempre fue un lugar donde las mujeres nos destacamos; lo que no implica que el mundo del vino, y las bebidas alcohólicas en general, sea amable con las mujeres. Hace algunos años el vino estaba vinculado muy estrechamente a los hombres grandes, conocedores, que hablaban fuerte y tomaban. En uno de mis primeros trabajos como sommelier en vinoteca algunos entraban, me veían y preguntaban por el dueño para que les recomendara alguna etiqueta”, recuerda Ana de sus tiempos como vendedora en el barrio de plaza Brandsen.

“Crecí en una casa donde se expresaba el amor a través del brindis y de la comida”

 

“Las mujeres siempre consumimos vino. No sé en qué momento se empezó a instalar que no era así. Te mentiría si te dijera que no hay una marcada preferencia hacia los vinos dulces entre las chicas, pero el consumo siempre existió. Cuando trabajé de moza me cansé de servir vinos cosecha tardía porque eso era lo que pedía la gente, hombres y mujeres. Ahora la tendencia son los tintos más ligeros, frutados, y eso lo consume todo el mundo. Tal vez actualmente se visibiliza el consumo entre mujeres porque aparecen referentes que beben y recomiendan vinos tintos y con más cuerpo, como sommeliers o periodistas gastronómicas” sostiene.

“Lo mismo sucede con las hacedoras de vino. Recuerdo haber viajado hace muchos años a Rutini y probar una de las mejores grappas que probé en mi vida. Estaba al lado de una chica del staff y le comenté ‘es espectacular esta grappa’ y me dijo: ‘gracias, la hice yo’. No tendría más de veinticinco años. Las mujeres siempre estamos, pero no sé si estamos acostumbradas a disputar los espacios de mayor visibilidad”, remata la especialista.

El placer de los dioses ya no se limita al consumo y entendimiento masculino

Por otro lado, la joven Rafi Vallejos, de 25 años, lleva ya varios de su vida recorriendo los caminos de los varietales y blends. “Inicié este camino en el 2018 y me involucré porque mi familia se dedica a la gastronomía hace dos décadas”, revela desde el patio de Miraflores.

“Aunque todavía quede mucho por deconstruir, los cambios se pueden ver en los roles importantes que vamos ocupando las mujeres tanto en los procesos de elaboración como en lo que refiere a la educación del vino, la venta, la degustación”, añade Rafi, cuando se le pregunta sobre el aumento de mujeres que producen, comunican y conocen de vinos.

Le preguntamos sobre los jóvenes y su mayor acercamiento a este universo, y opina que “con las herramientas informáticas y las nuevas tecnologías, resulta mucho más accesible que los jóvenes puedan introducirse en un mundo como el del vino que antes era más elitista y pacato. Otra cosa que ha favorecido notoriamente es la apertura de ‘wine bars’ en nuestra ciudad, con propuestas súper modernas y tentadoras”.

“La industria del vino está llena de hermosas mujeres de perfil bajo que trabajan en la viña”

 

¿Hay más mujeres que hombres en las catas y degustaciones? Parece que sí: “el porcentaje que veo hoy en día, al menos en mis catas, es de un 60% de mujeres”, afirma la joven sommelier.

Como conclusión, Arias resume: “las mujeres siempre estuvimos en lugares de consumo y producción, en Argentina y en el mundo. Sin ir más lejos, el renombradísimo champagne Veuve Clicquot le debe su nombre a la viuda Nicole Ponsardin Clicquot que renovó la casa champañera y la puso en el lugar que ocupa hoy en el mundo. En el plano local hay grandísimas productoras y también comunicadoras del vino como la cuarta mejor sommelier del mundo en 2015, Paz Levinson”.

“Creo que siempre hay un nicho bastante estático de gente a la que le gusta el vino y quiere saber de él, pero a diferencia de lo que pasaba hace unos años, está empezando a dejar de ser algo snob para volver a ser consumido sin tantas vueltas. En esta nueva etapa, la gente se involucra genuinamente y sin tanto miedo a equivocarse. Se puede decir que el mundo del vino se ha vuelto más inclusivo, menos estresante y por eso la gente se acerca con menos recelo y más entusiasmo”, sostiene la colaboradora de la revista “Cuisine & Vines”.

 

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