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La Luna: veneración, magnetismo, inspiración y protagonismo en la evolución humana

Desde la Antigüedad hasta la actualidad, su influencia en los ciclos de la naturaleza, la psique de las personas, la ciencia y el arte, entre otros tantos aspectos, le dieron una relevancia que va mucho más allá de su omnipresente figura

La Luna: veneración, magnetismo, inspiración y protagonismo en la evolución humana
17 de Julio de 2022 | 08:53
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Ya en los tiempos más remotos de la Antigüedad, los seres humanos observaban la luna con veneración y se guiaban, en sus cálculos diarios, por sus apariciones y desapariciones en el horizonte de la Tierra, y siempre respetando la alternancia con el Astro Rey, el sol.

Cuando la luna asoma, el sol va perdiendo la luminosidad y así se oscurece el cielo para dejar brillar la luna a su antojo.

En la mitología griega, el nombre que recibió la luna fue el de la diosa Selene, figura de relativa importancia entre los griegos, pero mucho más relevante entre los romanos. Ella estaba encargada de que los mortales no estuvieran en la oscuridad cuando su hermano Helios, el sol, se escondía en el horizonte.

“EL ETERNO RETORNO”

Entre los pueblos antiguos resultaba singular y “mágico” observar cómo la luna se iba empequeñeciendo o agrandando para transformarse, desde un delgado gajo de luz blanca que iba creciendo, hasta formar una gran esfera que proporcionaba una tibia, pero potente luz blanca allí donde aparecía. El filósofo griego, Platón, definió este plazo de 28 días como “el eterno retorno”.

La luna ofrecía, así, la posibilidad a los seres humanos de, siguiendo visualmente sus fases y movimientos, poder empezar a hacer cálculos sobre el tiempo de su vida diaria, las estaciones y la actividad de la naturaleza, además de establecer los periodos que se debían seguir entre siembra y recolección en la agricultura, o los días más favorables para los pescadores al adentrarse en el mar.

Y es que, la altura de las mareas también está sujeta a los estados de la luna. En las fases creciente y menguante, son más pequeñas y se llaman mareas muertas. Pero, cuando hay luna nueva o llena, el Sol, la Luna y la Tierra se alinean, y las mareas se denominan mareas vivas.

Las mareas vivas se producen cuando Sol, Luna y Tierra se encuentran alineados, durante la luna nueva y la luna llena, en el primero de los casos Sol y Luna se encuentran desde el punto de vista de la Tierra juntos en el mismo lado del cielo (conjunción), y en el segundo, uno se encuentra a un lado y el otro al opuesto, separados 180 grados desde el punto de vista de la Tierra (oposición),

Esto hizo que las gentes de la costa que vivían de la pesca observaran la importancia que tienen las fases lunares por su influencia en el mar. En la actualidad, los pescadores mantienen esta costumbre.

EL MAYA, EL CALENDARIO LUNAR MÁS EMBLEMÁTICO

Muchas fueron las civilizaciones antiguas que crearon calendarios lunares para medir el paso del tiempo, entre éstas, los mayas diseñaron el calendario lunar más emblemático.

El chino es un ejemplo paradigmático de los calendarios lunisolares, donde se unifican ambos ciclos, el del Sol y el de la Luna, donde la luna siempre ha estado presente en las vidas de los chinos, como lo está en su respetado zodiaco. Aún hoy en día, los meses del calendario chino son lunares.

La relación entre el ser humano y la luna generó, desde el principio de los tiempos, mitos, leyendas, y profundos sentimientos que se hicieron poesía o filosofía, porque desde la Antigüedad este satélite que órbita alrededor de la Tierra fue símbolo de la trascendencia del habitante de este planeta, pues su inexorable ciclo representaba también el ciclo vital del ser humano: nacimiento, madurez y muerte.

“La Luna crece, decrece y desaparece, su vida está sujeta a la ley universal del devenir, del nacimiento y de la muerte”, dejó escrito el famoso filósofo, historiador de las religiones y novelista rumano, Mircea Eliade (1907-1986), en el “Tratado de historia de las religiones”.

Proyección del calendario lunar maya en el planetario de Lichtenstein

LA LUNA EN LA CARRERA ESPACIAL

También la ciencia ha interpretado a la luna y ha querido acercarse a ella hasta convertirse en un reto espacial y científico en el que dos naciones, la URSS (antigua Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas) y Estados Unidos, competían para alcanzarla. Ambos países comenzaron la carrera espacial durante la Guerra Fría, y la pugna para alcanzar nuestro satélite duró aproximadamente desde 1962, con el apoyo decidido del presidente estadounidense J.F. Kennedy, hasta 1969 en el que se alcanzó el objetivo.

El primer logro fue el envío de naves para salir al espacio y poder orbitar la Tierra. La tentativa comenzó con naves no tripuladas, después la Unión Soviética inició el envío de animales, la perra Laika fue el primero que logró poner en órbita, aunque murió antes de poder regresar a tierra.

El 12 de abril de 1961, los soviéticos pusieron en órbita al primer cosmonauta de la historia, Yuri Gagarin, que consiguió el hito de ser el primer ser humano en viajar al espacio. Veintitrés días después, Alan Shepard fue el primer estadounidense que realizó la misma epopeya.

Estados Unidos mantenía el pulso con los soviéticos en esta carrera espacial por conseguir llegar a la Luna y lanzó al espacio las naves Apolo 8, Apolo 9 y Apolo 10 que supusieron ensayos de separación y acoplamiento en órbita lunar.

APOLO 11, LOS PRIMEROS PASEOS LUNARES

Hasta que llegó el alunizaje definitivo con la misión del Apolo 11, que alcanzó el ansiado objetivo el 20 de julio de 1969, con los primeros paseos lunares y primera recogida de muestras.

La misión la integraban los astronautas Neil Armstrong, Edwin Aldrin y Michael Collins, este último no disfrutó el privilegio de pisar la Luna, ya que tuvo que quedarse orbitándola a la espera de sus compañeros. La gesta del aterrizaje en la superficie lunar, en el Mar de la Tranquilidad, supuso un acontecimiento mundial, seguido por unos 600 millones de personas.

Armstrong se convirtió en el primer ser humano en pisar la Luna, mientras pronunciaba las 13 palabras cuidadosamente escogidas por la NASA y que se convertiría en una de las citas más conocidas de la historia: “Un pequeño paso para el hombre, un gran paso para la humanidad”.

Cuando Aldin descendió, para seguir los pasos de su compañero, dijo: “Hermosa vista”, a lo que Amstrong añadió: “Magnífica desolación”.

LA INTENCIÓN DE VOLVER

La NASA, en tanto, acaba de lanzar un nanosatélite apenas más grande que un horno microondas al espacio exterior, como parte de una misión histórica para volver a enviar humanos a la Luna. El cohete que transportaba el diminuto módulo CAPSTONE fue lanzado con éxito desde la península de Mahia, en el este de Nueva Zelanda. “¡Despegamos!” dijo la NASA en un comunicado poco después del lanzamiento, descripto por Bradley Smith, director de servicios de lanzamiento, como “absolutamente fantástico”.

“Este increíble equipo acaba de enviar a CAPSTONE hacia la órbita lunar”, destacó. Si todo va bien, dentro de cuatro meses CAPSTONE estará en condiciones de iniciar innovadoras “órbitas de halo casi rectilíneas” alrededor de la Luna.

Con un peso similar al de una maleta, el satélite está probando una órbita para la estación espacial “Gateway” de la NASA, que viajará alrededor de la Luna y servirá de punto de partida para la exploración lunar.

La órbita pasa a menos de 1.600 kilómetros de la Luna en su punto más cercano, antes de catapultarse a 70.000 kilómetros en el punto más lejano. Los científicos esperan utilizar la atracción de la Luna y de la Tierra para minimizar el uso de combustible.

Como parte del mismo proyecto, Estados Unidos planea también enviar a la primera mujer y a la primera persona negra a la Luna.

Alunizaje
Apolo 11 alcanzó el ansiado objetivo el 20 de julio de 1969, con los primeros paseos lunares. La misión la integraban los astronautas Neil Armstrong, Edwin Aldrin y Michael Collins, este último no disfrutó el privilegio de pisar la Luna, ya que tuvo que quedarse orbitándola a la espera de sus compañeros. El alunizaje en el Mar de la Tranquilidad supuso un acontecimiento mundial, seguido por unos 600 millones de personas.
El tiempo
La Luna ofrecía la posibilidad a los seres humanos de, siguiendo visualmente sus fases y movimientos, poder empezar a hacer cálculos sobre el tiempo de su vida diaria, las estaciones y la actividad de la naturaleza, además de establecer los periodos que se debían seguir entre siembra y recolección en la agricultura, o los días más favorables para los pescadores adentrarse en el mar.
Calendarios
Muchas fueron las civilizaciones antiguas que crearon calendarios lunares para medir el paso del tiempo, entre éstas, los mayas diseñaron el calendario lunar más emblemático. El chino es un ejemplo paradigmático de los calendarios lunisolares, donde se unifican ambos ciclos, el del Sol y el de la Luna. Ésta siempre ha estado presente en las vidas de los chinos, como lo está en su zodiaco.

 

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