Otro incidente pone la atención en la seguridad de los hospitales públicos

Otro hecho de violencia ocurrió en el ámbito de la salud pública local el último fin de semana que, si bien no tuvo consecuencias físicas para el personal médico y pudo ser demorado el agresor, vuelve a encender una vez más la alarma de preocupación por la seguridad dentro de los hospitales, sobretodo en las guardias, frente a estos tipos de incidentes.

Según se informó, en el hospital San Juan de Dios se vivió un momento tenso por la furia de un hombre que reclamaba ser atendido con urgencia en medio de la espera de otros pacientes y que derivó en un operativo policial para arrestarlo por provocar destrozos, en un marco de desmanes que, como se dijo, no llegaron a dañar en forma directa el personal médico.

El episodio, tal como publicó este diario, se registró también en la zona de emergencias del centro de salud situado en 27 y 70. La fuente policial vinculada con el operativo informó que la fuerza intervino a instancias de la denuncia de una médica del servicio de Guardia. La profesional indicó que tenían un paciente en espera para ser atendido por un dolor abdominal, pero al permanecer varios minutos en la sala, de manera brusca comenzó a patear hasta romper una de las puertas del lugar, en un estado de mucho enojo.

El protagonista fue un joven de 26 años y su reacción puso en situación de alerta al personal médico y de enfermería que prestaba servicio en ese momento, quienes buscaron resguardo hasta obtener garantías de la Policía. La causa quedó caratulada como “Daños” con la intervención de la Fiscalía Penal Nº 2 de La Plata.

La incómoda situación en ese nosocomio reabrió un ya extendido capítulo de episodios de violencia en los hospitales públicos, por estos días recargados en sus guardias y consultorios, por las distintas enfermedades respiratorias en personas que buscan atención.

El más reciente y con un fuerte impacto, fue el ataque de una madre a una médica de la Guardia del Hospital de Niños, también en reclamo de atención.

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Además de estos últimos episodios ocurridos en establecimientos de salud de nuestra región, sometidos ahora a la revisión de la Justicia, corresponde reseñar como lo reflejó este diario, un estudio de la Federación Médica de la provincia de Buenos Aires (Femeba), denunció que el 40 por ciento de los profesionales de la salud refiere haber sufrido al menos un episodio de violencia en el último año. El informe sostiene que por cada episodio de violencia hacia el médico en el ámbito privado, hubo tres en el ámbito público.

De esta manera, queda en claro las condiciones de inseguridad que suele imperar en el ámbito sanitario y diversas referencias novedosas acerca de la llamada violencia sanitaria. Ocurre que a partir de los últimos años distintos centros de salud se fueron convirtiendo en escenario habitual de incidentes, reflejados en empujones, gritos, insultos, patadas a las puertas de consultorios, ataques a trompadas a algún médico y en episodios en los que, cada tanto, alguien que sacaba un arma y amenazaba con comenzar a los tiros.

Una vez más, no debiera ser preciso enfatizar desde estas columnas acerca de la necesidad de que en los hospitales -por la función que cumplen, por la condición en que se encuentran quienes están allí internados o acuden en busca de una consulta y, desde luego, personal médico y auxiliar que atiende a esos pacientes- se cuente con las máximas y absolutas condiciones de seguridad. Y también, lógicamente, de calma y paciencia.

Mientras, es necesario que las autoridades correspondientes refuercen medidas que puedan alcanzar la eficacia suficiente como para aumentar en forma sensible los márgenes de seguridad en los hospitales, permitiéndoles a los médicos y enfermeros que puedan desarrollar sus tareas sin presiones ni amenazas de ninguna índole. Y, al mismo tiempo, devolviéndoles a los pacientes -sean los internados o quienes asisten a las guardias y consultorios en los centros de salud- la tranquilidad que merecen en un sitio que existe, como se dice, para salvar vidas y no para ponerlas en riesgo.