Raúl Perrone: “En mí está el espíritu de romper con ciertas cosas”

Raúl Perrone lleva tres décadas trabajando con una ética cinematográfica personalísima que ha resultado en una filmografía disruptiva, realizada desde el margen de la industria y que escapa a las convenciones estéticas y temáticas. “Una manera bastante especial de hacer cine”, reconoce, entre risas, en diálogo con EL DIA el cineasta de Ituzaingó, que presentará esta noche “Sean eternxs”, su última película, en el marco del FICPBA.

Es otra película filmada acorde al decálogo realizado y actualizado por el propio Perrone, que implica filmar con lo que hay. “Estoy acostumbrado a la dificultad, y si no fueran dificultosas, quizás no las haría”, comenta Perrone: con lo que hay implica sin presupuesto, sin subsidios, por fuera del INCAA, pero también dentro de la comunidad, desde el mundo que conoce.

Su cine está hecho con los alumnos de su taller, con chicos de la calle. Hechas desde el barrio, en el barrio, “así sea una película que hable del Marqués de Sade: no tiene por qué ser una película de pibes de la calle. Eso me gusta mucho”, comenta. “Yo lo aprendí de algunos directores americanos: Cassavettes, Jarmusch… Hay que trabajar con gente creíble. Eso está en el decálogo: ‘trabajar con actores creíbles y con cuatro o cinco vecinos’”.

El prolífico director ha utilizado ese método durante 60 películas, una usina que no se detiene. Pero, confiesa, en “Sean eternxs”, que se verá hoy a las 18.45 en el Cinema Paradiso (con entrada gratis) ocurrió algo que no le suele suceder: “Hice la película que soñé”.

“Uno piensa en una película, pero las circunstancias llevan a otra película, a veces es mejor, a veces es peor. Pero es difícil pensar una película y que sea lo que vos pensaste”, explica el cineasta. Pero esta vez, atravesó un rodaje “con mucha felicidad” a pesar de las dificultades de “trabajar con pibes que no habían actuado nunca, de una vida muy difícil. Era complejo laburar con ellos, los estados de ánimo que tenían no eran siempre buenos, había que convencerlos para que vinieran… Pero generamos una gran empatía, ellos quedaron muy felices”.

Y, finalmente, “el contenido de la película, lo que dice, lo que cuenta, es lo que quería transmitir: son pibes con una vida muy difícil, pero los mostraba irradiando una felicidad que los tipos a veces no tienen. Una vida de divertirse, como la de cualquier pibe común, pero con un relato estremecedor, que se cuenta con la voz en off, que cuenta otra cosa”.

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Perrone construye en “Sean eternxs” una mirada social que va más allá de la denuncia: filma pibes que quieren ser felices. A pesar de todo. Una voz en off cuenta un relato de vida duro. Pero Perrone filma, en contraste, el goce de la juventud, la esperanza, los pibes al sol.

“No quería hacer una película obvia, esas que son siempre lo mismo: ‘viejita’, el arma… eso está en el relato, pero después son pibes, que tienen una vida, que tienen proyectos, que necesitan cariño… Yo quería hacer una película y mostrar la dignidad de esos pibes”, explica Perrone.

“Sean eternxs”, hoy en el Cinema Paradiso

- ¿A tu cine le interesa romper esa expectativa formada en buena parte del público sobre los pibes de la calle?

- Lo que no me gusta es la estigmatización. A estos pibes siempre los hacen jodidos, con chumbo… Yo busco más por el lado de la poesía: ya se los estigmatiza demasiado, en cualquier noticiero aparecen los pibes con un chumbo y con música de fondo, como si fuera una película… Para mi es fundamental con esas cosas. Si no, son siempre las mismas películas, todas iguales. Yo trato de mostrar la dignidad de esos pibes, las vidas que viven, las cosas que me pasaban a mí, a cualquier pibe. ¿A quién no le pasó no tener laburo, un embarazo no deseado, conflictos con los padres?

“No me gusta es la estigmatización. A estos pibes siempre los hacen jodidos, con chumbo… Yo busco más por el lado de la poesía: ya se los estigmatiza demasiado”

- Hace 30 años trabajás con jóvenes, los retratás. ¿Cómo ves a la juventud de hoy respecto a la que filmabas hace dos o tres décadas?

- Son distintos, por supuesto. Cuando filmé ‘Labios de churrasco’ o “Graciadió’, que eran pibes de veintipico, mucha crítica decía que eran personajes que tenían una juventud tardía. Es curioso, hoy lo veo en mi taller: ahora es mucho más tardía la juventud. Pibes de 30 años siguen viviendo con los viejos, no saben qué hacer con su vida. Van al taller, hoy hacen cine, mañana computación, pero no laburan, no tienen un futuro. No generalizo, pero veo eso.

- Esos jóvenes votaron en buena medida a Milei, y hasta se los estigmatizó también por votarlo. ¿En qué momento del país se va a ver “Sean eternxs” en el FICPBA?

- No suelo hablar de política, y no lo voy a hacer ahora. Pero… estamos en un momento muy jodido. Se viene una de cowboys. Acá en el conurbano sospechamos eso.

- ¿Cómo ves el porvenir del cine nacional ante este futuro posible? Varios candidatos parecen amenazar la existencia del INCAA, aunque vos filmás por fuera…

- Yo filmo por fuera, pero cada uno elige como laburar, y el INCAA es un ente muy importante: es un delirio pensar en cerrar una gran fuente de laburo, pero cerrar además una institución como el INCAA es demencial. Hace tiempo, de todos modos, que está jodido el tema del cine en nuestro país.

- Se habla mucho de tu cine en relación a los pibes del conurbano, tu trabajo para romper estigmas. Pero creo que se habla menos del aspecto muy lúdico de tu cine, un cine libre, que explora temas, que juega con las formas. ¿Te interesa el cine principalmente como juego?

- Absolutamente. Hago muchas películas, si hiciera solo películas sobre pibes sería aburrido para mí. Yo vuelvo a los pibes cada tanto, pero trato siempre de hacer películas que me gustaría ver, y juego siempre con el cine, con el montaje, volviendo al cine de los 20, de los 30, con la musicalización. Y me meto con temas que me interesan, y que son difíciles, hago películas con mucho riesgo estético, mucho riesgo visual, hice películas sobre japoneses… Hago lo que siento ganas de hacer. Ahora estoy haciendo una película sobre un director de los 20 que era rechazado porque sus películas eran muy largas, basado en algún director alemán, y juego con esa estética: me gusta mucho la experimentación, buscar cosas nuevas, no estancarme. Trato de hacer películas muy distintas, siempre con mi manera de filmar. Y a los dos años, cuando siento la necesidad de hacerlo y de contar algo especial, vuelvo a los pibes. Me gusta seguir corriendo riesgos, algo muy difícil en estos tiempos que tantos están en la cómoda. Pero en mí está ese espíritu de poder romper con ciertas cosas.