Mover toda la producción les cuesta mucho dinero a los bonaerenses

El año pasado para mover la producción bonaerense hubo que invertir más de 46.000 millones de pesos para mejoras y mantenimiento de los caminos rurales, pese a que es un sistema que lejos está de llegar a obtener un aprobado. Para tener una dimensión del peso de este desembolso podemos señalar que el presupuesto de nuestra ciudad de La Plata en 2023 ascendió a 54.330 millones de pesos, es decir, que lo que se destina para caminos rurales serviría para cubrir el 85% de los gastos de la capital bonaerense, según cálculos privados y números oficiales.

En la extensa geografía de la provincia de Buenos Aires los caminos rurales desempeñan un papel crucial en la conectividad de las comunidades agrícolas.

Sin embargo, este entramado vial presenta serios desafíos respecto a su estado, mantenimiento y sostenibilidad, además de ser el “sistema circulatorio” de buena parte de la producción bonaerense, en especial la vinculada a la agroindustria. Pero su mantenimiento es muy costoso para los bonaerenses, pese a que su eficiencia y eficacia siguen siendo cuestionadas desde sectores productivos, al punto de que, en varios distritos a veces son los propios productores los que ponen manos a la obra y recursos para mejorar estos caminos.

Los caminos de tierra, característicos de las zonas rurales, han sido testigos de años de desgaste debido al tráfico constante de vehículos agrícolas y de transporte. La falta de mantenimiento ha generado inconvenientes para los productores, quienes enfrentan dificultades para trasladar sus cosechas y productos de manera eficiente. Este problema afecta no solo la productividad, sino también la calidad de vida de quienes dependen de estas vías para acceder a servicios esenciales.
La Provincia de Buenos Aires tiene entre 118.000 y 121.000 kilómetros de caminos rurales, de los cuales unos 100.000 a 102.000 kilómetros son municipales y el resto -unos 18.000 kilómetros- son provinciales.

Los caminos rurales bonaerenses se mantienen mediante el cobro de tasas municipales en un porcentaje que supera el 70% y aportes provinciales, que se debaten entre un alto costo y los inconvenientes que generan al sector productivo y a los habitantes de estos distritos, problemas que se maximizan cuando las condiciones climáticas son desventajosas.
Las mejoras y mantenimiento de estas vías las hacen los municipios por una ley aprobada en 2003 (la 13010), financiado una parte con fondos de la Provincia que se coparticipan y comprenden un porcentaje de lo recaudado por el inmobiliario rural.

Excepto en Bahía Blanca, en todos los municipios rurales se cobra tasa vial -son entre 100 y 102 partidos- según datos de Carbap. Esta tasa se cobra por hectárea y en algunos lugares es progresiva de acuerdo a la cantidad de hectáreas y en otros casos se cobra por valuación fiscal y hasta por kilo de novillo vivo. Cada distrito define bajo qué criterios y cómo la cobra. Según el cálculo hecho por productores, se les cobraba el año pasado entre 1.000 y 3.000 pesos por hectárea dependiendo del tamaño del campo. Pero hay casos como el de Trenque Lauquen, en el que una ordenanza municipal establece que la Tasa Vial para el mantenimiento de caminos se calcula por el valor de 420 gramos de novillo tipo consumo por mes y por hectárea. El tributo debe saldarse con el equivalente en pesos y hoy presenta un aumento del 367% interanual.

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El concepto de la tasa de red vial es para mejora y mantenimiento de los caminos rurales. En la mayoría de los municipios rurales presupuestariamente es una de las tasas de mayor preponderancia -o la de mayor injerencia- como ingreso presupuestario, excepto en algunas ciudades grandes.
Con datos de 2022 proporcionados por Carbap, por tasa vial se recaudaron 16.503.581.835 pesos (70% del total); mientras que por la Ley 13.010 (conformada por un 12,5% del total del inmobiliario rural) fueron 3.509.424.728 pesos (un 15% del total recaudado) y por la tasa de guías y señales -también municipal- $3.536.228.606 (otro 15% de la recaudación total). Esos fondos totalizaron $ 23.549.235.169 para 2022 y no comprendieron lo que la Provincia haya invertido a través de la Dirección Provincial de Vialidad y del Programa Caminos Rurales que ejecuta el propio  gobierno bonaerense. Desde Carbap calculan que lo proyectado para 2023 fue, en promedio un 100% más.
Desde el gobierno bonaerense que conduce Axel Kicillof le informaron a este diario que a través de la Ley provincial 13010 se creó el Fondo Compensador de Mantenimiento y Obras Viales, constituido con el 12,5% de lo recaudado por el Impuesto Inmobiliario Rural, que se coparticipa a los municipios que tienen planta rural. A través del mismo, se busca mejorar la red de caminos rurales cuyo mantenimiento es fundamental para el funcionamiento del tejido socio-productivo y el desarrollo y acceso a mejores servicios para la comunidad educativa, trabajadores y habitantes locales.

A noviembre de 2023, el total de fondos distribuidos el año pasado a los municipios de la provincia de Buenos Aires por el impuesto inmobiliario rural ascendió a $12.197 millones, de los cuales $4.749 millones corresponden al Fondo Compensador para reparar caminos rurales.

Asimismo, el Presupuesto 2023 de la Provincia asignó $1.600 millones para atender el Programa de Caminos rurales y Conectividad, con la finalidad de mejorar la transitabilidad y la conexión entre los distintos puntos de producción para acercar al público los distintos productos. Esto no contempla las obras específicas que la Provincia realiza directamente en distintas localidades, ya sea a través de la Dirección Provincial de Vialidad como del Ministerio de Infraestructura y Servicios Públicos, aunque no especificaron cuál es el monto disponible que aportan estas dependencias públicas para atender estos temas de infraestructura.

Con todos estos números los expertos señalaron a este diario que -aún en ausencia de tener un consolidado de ejecución porque recién terminó el año- en 2023 la inversión total para caminos rurales habría promediado unos 46.500 millones de pesos.

La pavimentación de tramos críticos, el ensanchamiento de vías estrechas y la implementación de medidas que favorezcan la resistencia de los caminos ante condiciones climáticas adversas son algunos de los problemas históricos que enfrentan los bonaerenses, desde el que tiene que ir caminando a una escuela rural hasta el que tiene que sacar un camión lleno de granos para exportar a un destino lejano. No obstante, el desafío va más allá de la inversión económica. La planificación a largo plazo se vuelve esencial para abordar la sostenibilidad de estos proyectos. Expertos en infraestructura rural enfatizan la importancia de adoptar tecnologías modernas, como el uso de materiales resistentes y métodos de construcción innovadores, para garantizar la durabilidad de las mejoras.

PANORAMA

El 64% de la red vial rural se encuentra en malas o regulares condiciones, según encuesta de Carbap realizada entre 114 Sociedades Rurales. La totalidad de municipios con red vial en mal estado tiene gestión municipal, siendo el 88% bajo esta gestión para el 93% de los caminos en estado malo a regular. En 2023, se destinaron fondos provinciales para intervenciones puntuales en municipios, por entre 25 y 30 millones de pesos por distrito y año.

Al respecto, Bernardino Capra, coordinador la comisión de caminos rurales de la Asociación Argentina de Carreteras en representación de la Dirección de Vialidad de la Provincia de Buenos Aires, le explicó a este diario que “la red provincial es de unos 26.000 kilómetros y la municipal unos 80.000 kilómetros. En la gran mayoría de los municipios no tienen la longitud de la red que tienen a cargo ni los caminos nomenclados”.

Los caminos rurales están en muy mal estado, coinciden tanto productores y especialistas, y remarcan que los municipios cobran la tasa vial pero a veces desvían el dinero a otros destinos, incluso a financiar gasto corriente, como los sueldos.
Y  aunque la producción agropecuaria es la que mueve la economía de esos distritos en los cuales hay pueblos, parajes y escuelas rurales que se ven afectadas por la falta de buenos accesos, tanto la red primaria (rutas) como secundaria (caminos de acceso) y terciaria (calles) de caminos rurales muestra falencias de todo tipo en la mayoría de las ciudades bonaerenses.

Tanto es así que en algunos distritos son los propios productores los que se unen para reparar y mantener los caminos que deberían arreglar los municipios. Por ejemplo, hace un par de meses en la ciudad de Colón los productores de la zona tomaron cartas en el asunto y decidieron hacer el arreglo de un tramo de la red terciaria con maquinaria que tenían en sus campos y que no es maquinaria vial. En una hora pasaron dos equipos que nivelaron el terreno y lo volvieron transitable. Se trató de un tramo de solo 1,2 kilómetros. Un productor de la zona dijo que “Si en una hora hicimos 1,2 kilómetros los 900 kilómetros de caminos rurales que tiene Colon se podría arreglar en 840 horas, que son 100 días hábiles. Es decir, menos de un semestre. Así se solucionaría el tema, pero lo que vemos son máquinas paradas a la sombra de algún árbol continuamente”.

Un trabajo de la Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA) revela que la provincia de Buenos Aires tiene más de 100.000 km de caminos rurales. El 75% es de gestión municipal y el 25% restante es provincial.

Joaquín Pérez Martín, docente de la cátedra de Sistemas Agroalimentarios de la FAUBA, explicó que solo el sector lácteo bonaerense incluye 2.000 tambos y 300 industrias y requiere de una logística muy compleja. “Hay que ordeñar las vacas todos los días y, en promedio, las industrias recolectan la leche seis veces por semana. Por eso, los caminos rurales son fundamentales: cuando se vuelven intransitables, hay que almacenar la leche en tanques refrigerados con capacidad limitada y solo por menos de 48 horas por una cuestión de calidad”, destacó.

En particular, la leche transita por 10.900 km, y en promedio, los tambos están a 7 kilómetros del asfalto, y las industrias, a 3,5 kilómetros. Además, identificaron 4.000 kilómetros de caminos vulnerables a inundaciones.

Contar con esta información es clave para realizar una inversión más eficiente en términos de costo-beneficio y para hacer las mejoras que necesitan los y las productoras del sector y el resto de la comunidad rural bonaerense. “Todos los caminos son importantes, y cada tipo de camino requiere una intervención particular. Por eso, necesitamos estimar el tránsito medio diario anual de cada tramo y la clase de vehículos que circulan por ellos”, afirmó el docente.

“Por ejemplo, las restricciones cotidianas afectan mucho la capacidad de contratar mano de obra. Los caminos más degradados por la sequía están en las zonas más arenosas. Con la llegada de El Niño hay que mirar los caminos vulnerables a excesos hídricos”. En este sentido, encontraron que 32.400 kilómetros son fundamentales para los usos sociales más cotidianos, principalmente para conectar centros urbanos y escuelas rurales.

Por eso los caminos rurales de la provincia de Buenos Aires enfrentan desafíos que requieren atención urgente. La inversión planificada y la participación comunitaria son elementos clave para transformar estos desafíos en oportunidades, asegurando un futuro más próspero para las zonas rurales y fortaleciendo la columna vertebral de la economía agrícola y la producción bonaerense.